El artículo que sigue, Crónica de una guerra anunciada, fue escrito en 2003, días antes del comienzo de la segunda guerra de Estados Unidos contra Iraq, hace diez años.
Barroso, Blair, Bush y Aznar en la foto de las AzoresRevisando y eliminando archivos me he topado con él y me ha parecido interesante publicarle. Es un buen recordatorio de la situación mundial de entonces. Después hemos visto las consecuencias, algunas imprevisibles en aquel momento. Sadam y Bin Laden están muertos, pero el mundo no está mejor y la presencia terrorista sigue ahí, tanto o más activa que entonces.
Crónica de una guerra anunciada
Esto es un puzzle cuyas piezas encajan ahora en una historia que comenzó hace veintitrés años. Por la situación actual de las piezas está cantada la inminencia de una nueva guerra contra Iraq, guerra por otra parte decidida hace mucho tiempo, por ser necesaria a los intereses del atacante. Se nos ha repetido hasta la saciedad, que el Presidente de Iraq, Sadam Hussein, es una amenaza para el mundo, que tiene armas de destrucción masiva que guarda en túneles secretos o en lugares móviles. Por el lenguaje empleado se diría que Iraq es el único país del mundo que poseería este tipo de armas y que el peligro de que las utilice contra occidente es inmediato. Por tanto se justificaría una guerra preventiva en defensa de la humanidad.
Considerando las circunstancias de la primera guerra contra Iraq en 1991 y el hecho sin precedentes de la resolución 1441 de la ONU de obligado cumplimiento o el número de resoluciones jamás cumplidas; que el señor Hussein es uno más de los autócratas que gobiernan el mundo musulmán, tenemos que llegar a la conclusión de que las razones teatralmente esgrimidas para consumo mundial, tanto del ataque pasado como del que se avecina, pretenden ser una cortina de humo que impida ver las razones reales, que son, sin embargo, bastante transparentes.
En esta cuestión de intereses económicos y geopolíticos, resulta relevante el mapa de Asia, desde la India, hasta Israel. India, potencia nuclear, mantiene una postura neutra. Puede en cada circunstancia jugar a su favor y para ello cuenta con numerosas bazas. Así que es un colchón necesario. Pakistán, país enteramente musulmán, con grandes núcleos fundamentalistas y un gobierno dictatorial con serios problemas de estabilidad. Tras los atentados de septiembre de 2001, su presidente, Musharraf se alineó convenientemente con los Estados Unidos, asegurándose así una precaria estabilidad consolidando la pinza de cierre en oriente. En Afganistán se instaló un gobierno relativamente manejable tras la defenestración de los «taliban» y la enésima destrucción del país. Los dos grandes objetivos aparentes de aquellos bombardeos de destrucción masiva, Osama Bin Laden y el Mulah Omar están desaparecidos y olvidados. De modo que estos hombres eran los objetivos aparentes. El objetivo real era el control de Afganistán y Pakistán, este último potencia nuclear, como pinza en oriente. Y al oeste de Afganistán… todo el petróleo: Irán, Iraq, Arabia Saudí, los emiratos del Golfo Pérsico. La posición geográfica de Iraq es clave para alguien muy poderoso, que quisiera hacerse con el control de la mayor zona petrolífera del mundo. Situado entre Irán, el Golfo Pérsico, Arabia Saudí, el colchón compuesto por Siria y Jordania y cerrando la zona Israel y el Mar Rojo. Al norte Turquía, no precisamente un amigo. Israel, potencia armamentística de primer orden, ocupa un lugar geoestratégico que sirve de base a los Estados Unidos y cierra la pinza por occidente. Quien instale un gobierno complaciente en Iraq, es que quiere controlar todo el petróleo de esa enorme región. Que el gobernante de Iraq se llame Sadam, Pepe o Juan, da lo mismo. Es una moneda de cambio que se modifica en función de los acontecimientos.
Y ¿quién es Sadam Hussein?. Presidente de Iraq desde 1979, es un sátrapa con afición patológica al culto a la personalidad, a su propio culto. No hay país donde se vean más macro carteles de un personaje. En Bagdad hay uno en cada esquina. Cuando se está llegando a la Puerta de Isthar en Babilonia hay un macro cartel que muestra a Nabucodonosor ofreciendo un ramo de olivo a Sadam…El régimen es férreo, pero hay que tener en cuenta que llevan viviendo desde que Hussein llegó al poder en circunstancias prebélicas, bélicas o postbélicas. De 1981 al 88 estuvieron en guerra contra el Irán de los ayatolas. No obstante, Iraq había acogido como refugiado político durante catorce años al Ayatola Jomeini. De este país partió Jomeini hacia París, a preparar el regreso triunfal a su país. En esa guerra Sadam fue el gran protegido de Estados Unidos en su lucha contra los ayatolas; entonces era jefe de un gobierno complaciente y ganar esa guerra significaba influencia regional a favor del amigo americano sin mover ni un misil. Pero se decretó un alto el fuego en julio de 1988, con el que la gran potencia de occidente no ganaba nada.
El 20 de Enero de 1989 tomó posesión de la Casa Blanca George Bush senior. En la primavera de 1990, la embajadora de Washington en Bagdad recibió una consulta del gobierno iraquí, para transmitir al Presidente Bush. ¿Darían luz verde los Estados Unidos a su aliado para una potencial ocupación de Kuwait, reivindicándola como novena provincia iraquí? La respuesta, digna del oráculo de Delfos, fue otra de las grandes piezas del puzzle del petróleo. Iraq, pretendía convertirse en competidor de los intereses de USA en la mayor zona petrolífera mundial. Los amigos poderosos nunca ayudan en contra de sus intereses. Y en Kuwait no había ayatolas prescindibles. En resumen: Iraq pretendía ejercer un poder que no convenía al amigo americano, así que la consulta sobre Kuwait fue como un manjar servido en bandeja de oro.
No se puede decir que sobraran las armas de destrucción masiva ni para defenderse del antiguo amigo que le atacaba in situ. Al final ¿fue alta política, dejar en el mismo sitio a un Sadam debilitado, desprestigiado ante los países árabes por la agresión a uno de los suyos?. Quizá se pensó que Sadam caería como fruta madura. Pero no hubo tiempo. Se contaba con ganar un segundo mandato en las elecciones de 1992. Ganaron los demócratas. Para los Bush, ocho años de paréntesis.
Paralelamente en los años 80 surge una pieza del rompecabezas de dimensiones no calculadas. La ocupación soviética de Afganistán, como país pinza, limítrofe de un gran productor de petróleo, no puede dejar de alertar a Estados Unidos. Un muchacho muy joven, wahabita, de familia millonaria saudí, quiere aportar su granito de arena en defensa de un país hermano, invadido por una de las grandes potencias, la U.R.S.S.. Este joven es Osama Bin Laden. La inclinación natural al fanatismo no puede dejar de estar presente en un saudí y los taliban van a encargarse de completar la tarea. También va a ser presa fácil de los entrenadores de la C.I.A. para convertirse en el terrorista perfecto. Joven, inteligente, doctorado en administración de empresas, millonario, fanático y amigo de los Estados Unidos…contra la Unión Soviética. Pero no contra Iraq, un país hermano. Considera intolerable que en su país, patria de Mahoma, a dos pasos de las ciudades más santas del Islam, Medina y Mecca, se instalen bases militares norteamericanas y se haga toda la preparación durante meses para la invasión del vecino.
Tiene tiempo, dinero y mucha experiencia para crear Al Qaeda. Su nombre llega al gran público en 1998, con los atentados a las embajadas americanas en Kenia y Tanzania. Han criado un cuervo muy peligroso, pero que a su tiempo puede ser un objeto de uso a conveniencia. ¿Cómo puede tener durante una década tanta movilidad? ¿cuándo se refugia en Afganistán? Y ¿qué hace la administración Bush desde enero hasta el 11S? ¿Cómo pueden entrar y salir del país individuos que han sido detectados en Europa como posibles miembros de Al Qaeda, cuyos nombres y fotos han sido transmitidos a los americanos? ¿Es creíble que nadie haya detectado la posibilidad de un atentado?. A cualquier buen conocedor de Nueva York, si le preguntan: Si un grupo terrorista, quisiera cometer un atentado sonadísimo en Nueva York, ¿cuáles serían sus posibles objetivos? Las Torres Gemelas estarían entre los primeros, porque son un desafío, un símbolo perfecto de la nación más poderosa, la que tiene mayor capacidad armamentística de destrucción masiva.
Por otra parte, América no ha sido atacada por ningún país, sino por un grupo de individuos que militan en una organización terrorista muy sui generis, extendida por doquier cuando se quiera, donde interese. Se crea un eje del mal que coincide exactamente con intereses petrolíferos, armamentísticos, con sistemas de gobierno díscolos, y no por casualidad se elige como objetivo prioritario el país donde quedó truncado el remate de una operación en 1992.
Bush senior fue director de la CIA durante los años anteriores a la elección de Ronald Reagan, (1980-88) del que fue vicepresidente. Asiste como recién estrenado presidente a la retirada soviética de Afganistán. Consciente de lo que se jugaban con el resultado de la guerra Iraq – Irán, el alto el fuego decretado por ambos países en julio de 1988, no fue un resultado óptimo para los intereses norteamericanos. Esto sucede en plena campaña electoral que dará la presidencia a Bush padre. Toma posesión el 20 de Enero de 1989, un año importante para Iraq, que terminadas las acciones de guerra se dedica a impulsar todas las opciones económicas del país. Y en la primavera de 1990 tiene lugar la ya comentada consulta en demanda de luz verde para la invasión de Kuwait, que Bush senior debe recibir como regalo caído del cielo. Solo tiene que dejar actuar para después defender los intereses de Kuwait, como no puede ser de otro modo. Ahí va a empezar el diseño de la operación Tormenta del desierto. Saben que van a contar con el apoyo de los emiratos del golfo y el de Arabia Saudí. Dan por hecho que con la victoria van a domesticar a Sadam Hussein. Pero ni el bloqueo contra toda la población de Iraq domestica a un individuo que se cree dios. Y en 1991 se da por garantizada la victoria electoral para un segundo mandato un año más tarde.
Bush padre es un experto de primer orden en asuntos petrolíferos. Y ese es el interés prioritario en el gran mosaico de su política exterior: Petróleo. Sabe que la consolidación de los intereses norteamericanos pasa por el control de su mayor zona en Asia. E Iraq es el país mejor situado para hacer definitivo este control. La cuestión es la primacía petrolífera mundial.
Los factores incontrolables se presentan en forma de la pérdida de las elecciones en 1992. Los mandatos de Clinton los viven como un mal paréntesis. Hay que preparar una gran operación para recuperar la Casa Blanca en el 2000, porque hay que completar la operación petróleo. Y la operación se prepara en torno al mayor de los Bush junior, primero instalándole en la política como gobernador de Texas desde 1994, luego reelegido en 1998, a dos años de las presidenciales del 2000.
Hay que ganar las elecciones como sea y se ganan. Hasta el incidente electoral de la Florida gobernada por Jeb Bush, encaja. La presencia en su equipo de personajes decisivos durante el mandato del padre, significan que el interés prioritario no se ha movido desde 1992. Petróleo.
Por eso si Bin Laden y Al Qaeda no hubieran existido hubieran tenido que inventarlos para que proporcionaran el motivo contundente de actuación defensiva contra un eje del mal desplegable a conveniencia. El terrorismo internacional en ese momento es algo tan abstracto como manipulable.
El ataque a Iraq que se avecina, no es nada personal, es cuestión de negocios, como hubiera dicho el padrino de Puzzo. Tiene algo que ver con la índole del presidente iraquí, pero no con la historia de las armas de destrucción masiva ni con la inminencia de un ataque de Iraq a occidente. Su único objetivo desde hace dos décadas es consolidarse como amos del petróleo asiático. Y los Bush y compañía supieron verlo hace años y en ello están. Lo demás es teatro.
Y después de Iraq, ¿qué? Arabia Saudí, -¿qué otra cosa puede hacer?- Los tiene instalados en casa desde 1990. Pero sin duda, llevan una mala procesión por dentro. Otro tanto podría decirse de los emires del golfo; no puede hacerles ninguna gracia la presencia constante desde hace años de esa única gran potencia, cuya única razón es la razón de la fuerza. Lo de Turquía es obligado. ¿ E Irán? Su postura, por razones históricas ya añejas, ha de ser por fuerza distinta, pero sin duda temen que después de Iraq, pueden ser ellos el siguiente objetivo que quizá esperan poder negociar para ahorrarse los bombardeos masivos. Pero ni eso depende de ellos. Quizá… de que todo el mundo se oponga. Que esto suceda entra en la categoría de milagro. Pero hay mucho de imprevisible en ese futuro.