El niño 44: no hay crímenes en el paraíso de la URSS

En la Rusia de 1953 un asesino en serie de niños comete sus crímenes a lo largo del trayecto de una línea ferroviaria.

cartel-El-Niño-44 El niño 44: no hay crímenes en el paraíso de la URSSUn agente de la policía estatal (Tom Hardy, Locke, El caballero oscuro: la leyenda renace), crecido en un orfanato ucraniano de donde escapó al llegar a la adolescencia para acabar siendo recogido por unos soldados soviéticos, y su mujer (Noomi Rapace, Prometheus, La venganza del hombre muerto), de quienes los estalinistas sospechan que son espías a sueldo de Occidente y amenazados con el exilio en Siberia, siguen las huellas del asesino.

El tercero de los protagonistas es Gary Oldman (El topo, Batman Begongs), en el papel de un general algo más “humano” que la media, destacado en un perdido lugar provinciano, en una historia dirigida por el sueco Daniel Espinosa (El invitado, Dinero fácil) y producida por Ridley Scott.

Inspirado en una novela del inglés Tom Rob Smith, «El niños 44» es un thriller eficaz, una decente película de serie B, con dos intrigas paralelas, una política y otra criminal, que tiene como telón de fondo el totalitarismo soviético y como escenario real la paranoia de un régimen en el que una mayoría espiaba y denunciaba a vecinos y parientes, en el vano intento de evitar ser a su vez denunciados; política y poder configuran el decorado un universo de pesadilla, en el que rondan fantasmas a los que conviene no poner nombre, so pena de alinearse con los traidores.

La interpretación de los principales actores compensa en parte la debilidad de la narración de esta historia que pretendía ser una recreación histórica de los estragos causados por el estalinismo, con ambiciones de best-seller, pero que la crítica anglosajona ha rechazado de plano.

El asesino en serie de esta historia, inspirado en Andrei Tchikatilo, conocido como “el carnicero de Rostov” que actuó en la URSS entre 1978 y 1990, y fue condenado a muerte en 1992 por 52 asesinatos de mujeres, niños y adolescentes, se corresponde con “el clásico” de un tipo banal, con una vida gris, que esconde instintos asesinos que nadie sospecha. En cuanto al agente protagonista, es un personaje misterioso, cuya historia no es más que una continua fuga hacia adelante en busca de una infancia perdida, desde el orfelinato de su infancia hasta el orfelinato de la escena final.

Todo parece indicar que aquellos soviéticos de mitad del siglo XX todavía no han desaparecido porque las autoridades rusas actuales ya han adelantado que «El niño» no se estrenará en el país, decisión que, de alguna manera, avala la intención de los autores de denunciar un sistema y un régimen de horror y aniquilación de cualquiera que intentara salirse de unas líneas marcadas.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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