«Dios existe y vive en Bruselas. Es grosero y odioso con su esposa y con su hija. Mucho se ha hablado de su hijo, pero muy poco de su hija. Su hija soy yo, mi nombre es Éa y tengo 10 años. Para vengarme de él, he enviado por SMS a toda la humanidad la fecha de su muerte”.
El protagonista de El Nuevo Nuevo Testamento, película firmada por Jaco van Dormael, es dios (encarnado por el actor belga Benoît Poelvoorde), un tipo sucio que va tirando en un lúgubre apartamento de una Bruselas húmeda y gris, con su mujer (Yolande Moreau) y una hija de diez años que ha salido rebelde.
Comedia con mucho humor, burlesca y un tanto surrealista (en sentido estricto), que sigue el rastro a la pequeña Éa (Pili Groyne) -escapada de casa para huir de la cólera paterna y empeñada en redactar un nuevo testamento, con ayuda de su hermano, JC, y un mendigo admirador de Van Damme, y en buscar seis apóstoles-, y sus improbables encuentros con vagabundos y otras gentes del lumpen y la calle, hasta la apoteosis de una Catherine Deneuve, el último apóstol, maravillosamente envejecida que decepcionada de todo ha decidido meter en su cama a un simpático gorila, encontrado en un circo, porque es el primer “macho” que demuestra cariño y respeto.
Para Jaco Van Dormael, el realizador, dios no es ese viejo barbudo sentado en nube con un triángulo detrás de la cabeza, que conocemos por los libros infantiles; sino un tipo pequeño y desagradable que guarda en una habitación cerrada las fichas ordenadas de la vida de todos los habitantes del planeta, se duerme con una cerveza en la mano delante del televisor, pega a su hija, echó de casa a su hijo porque era homosexual, y desprecia a su mujer. Las cosas empiezan a cambiar cuando la niña entra en la habitación secreta, se apodera del ordenador de su padre y envía mensajes a todos los mortales, anunciándoles la fecha de su muerte.
En contra de lo que pueda parecer, no es una película, ni tampoco una crítica de una religión, sino un filme sobre el género humano, sus sentimientos y emociones. Como resumen casi dos horas de humor “poético-delirante”, muy tierno y en cierta manera también cuento de hadas, una pregunta muy seria: “Si usted conociera le fecha de su muerte ¿qué haría?”.