En 1976 se produce en el norte de Zaire el primer brote de Ébola, donde 318 personas resultaron afectadas y de las cuales murieron 280, lo que supuso una terrible letalidad del 90%. Desde dicha fecha se han ido produciendo brotes de esta mortal enfermedad en distintos países africanos, dejando un rastro de centenares de muertos, mientras Europa y Estados Unidos miraban hacia otro lado, porque los fallecidos eran africanos y porque había el convencimiento de que esa enfermedad nunca llegaría a los países europeos y menos a Norteamérica, escribe Francisco Sánchez Legrán para Facua Consumidores en Acción.
Casi cuarenta años después de este desinterés y escasísimo apoyo, Europa y el mundo están mirando a África con preocupación y miedo, pero no porque en diversos países de dicho continente estén muriendo miles de personas, o porque estén colapsados sus sistemas sanitarios; sino porque el Ébola está llegando a afectar a ciudadanos europeos o norteamericanos y porque el miedo está sensibilizando a la población y ello está obligando a los gobiernos a estudiar las medidas que puedan frenar la epidemia en el origen.
Los casos de contagio en España o Estados Unidos han sido noticias de portada de los informativos de televisión y de los principales periódicos y emisoras del mundo, mientras que los miles de muertos en África pasaban casi desapercibidos para la inmensa mayoría de los medios de comunicación. Es el miedo del mundo desarrollado a sufrir los efectos de esta terrible enfermedad.
Lamentablemente, los poderosos de Europa y Estados Unidos sí miraron para África en otros siglos para fomentar el negocio de la venta de esclavos, y han seguido mirando para dicho continente hasta la actualidad, para apoderarse de sus riquezas madereras, o para explotar sus minas de diamantes, o apoderarse de los yacimientos de petróleos, aunque para ello provocaran guerras, muertes y hambre, por mencionar algunos ejemplos más conocidos.
Prácticas que estarían unidas al lucrativo fomento de la venta de armas a los señores de la guerra en diversos países, para provocar inestabilidad y aprovechar ese «río revuelto» para seguir pescando grandes beneficios económicos.
Esta manera de mirar a África ha provocado un empobrecimiento de la mayor parte de los países de dicho continente y una gravísima inestabilidad política, cuyos últimos resultados ha sido la aparición del denominado «Estado islámico» que está provocando la muerte de miles de personas y la huida de centenares de miles de ciudadanos que solo encuentran campamentos de refugiados y más hambre, más enfermedades y más muertes.
¿Cuándo comenzarán los poderosos de Europa y Estados Unidos, a mirar para el continente africano para devolver a sus pueblos, lo que le han robado a lo largo de los siglos, en vez de seguir colocando muros para impedir la llegada de hambrientos a nuestros países?