El secreto de Puente Viejo. El primer secreto de Francisca y Raimundo

Lo menos que se puede decir de esta versión teatral de la serie del mismo nombre es que está muy bien hecha. Y lo más, que es una historia de amor romántica, preciosa, desgraciada. De personajes extremos capaces de arriesgar la vida por sus pasiones, amores y venganzas. Sus protagonistas, Francisca Montenegro y Raimundo Ulloa, son un trasunto de aquellos dos famosos amantes de Verona separados por sus familias y unidos sólo por la muerte, Romeo Y Julieta.

cartel-secreto-de-puente-viejo-primer-secreto El secreto de  Puente Viejo. El primer secreto de Francisca y RaimundoPero la tragedia que se narra en El secreto de Puente Viejo. El primer secreto de Francisca y Raimundo está ambientada en el siglo XIX (Isabel II, O’Donnell y Castelar se cuelan en los diálogos de sus personajes) y en literatura los escritores hablan por primera vez abiertamente de dinero. No hay más que leer a Galdós, Balzac, o Los hermanos Karamazov, para darse cuenta de que el dinero era ya considerado la sangre del sistema y que marcaba la vida de la gente y las relaciones humanas de un modo determinante.

Luego está el Romanticismo aún vigente, con sus rescoldos. El hombre podía seguir soñando con realizar su pasión, ponerse el mundo por montera, pelearse con el viento, ser libre y elegir, pero el dinero -o más bien la falta del mismo- le obliga a repensarse sus impulsos y, más tarde o más temprano, a arrepentirse. El lenguaje que usan los personajes principales (Raimunda, Francisco, Ulloa padre, Salvador Castro) es el de las élites (bastante preciosista y un mucho arcaico), si bien se impregna de giros populares en el de la criada y el alcalde. No obstante, cuando se enfadan y pierden los papeles, entonces suena durísimo arriba y abajo. De sobra se ve que todos son capaces de cualquier crimen y así lo demuestran.

Siendo éste uno de los principales atractivos de la obra (el lenguaje, su adecuación y decoro) llama la atención por dos veces la expresión «ni siquiera se ha dignado a», con esa preposición delatora y traidora. Que sobra, vamos.

Los actores, todo elogios para su dicción, su presencia y sus maneras. El vestuario de época, logrado, así como la ambientación y la música acompañante lo están. No faltó el humor, que se agradece tantísimo en medio del drama, y que es encomendado a un personaje básico, el alcalde (José Gabriel Campos) que lo desarrolla eficazmente. Todo en su sitio. Apoyándose en técnicas e imágenes cinematográficas que contribuyen a arropar cuidadosamente la función, ésta reviste, sin embargo, una importancia capital, y lo que allí ocurre ante nosotros desarrolla meridianamente las escenas principales de la historia. El sonido llega nítido a las butacas merced a la técnica y a la preparación de los actores, y el escenario cambia hábilmente de decorado ante nuestros ojos sin un solo momento de distracción o ausencias. Es un espectáculo completo el que se sirve a lo largo de casi dos horas sin descanso. Tan sólo una vez baja el telón pero no hay cortes temporales, si bien el transcurso de los tiempos viene marcado por los diálogos y sus alusiones a lo que acontece fuera de la escena.

Según entiendo, sólo hemos visto la primera parte, con lo cual es de esperar que vengan otras más si a ésta acompaña el éxito. Al público se le veía muy implicado, será porque conocen la serie televisiva, cosa que no puedo decir yo. Sí debo afirmar que, aunque basada en la serie televisiva del mismo nombre, El secreto de Puente Viejo. El primer secreto de Francisca y Raimundo tiene, como pieza teatral, entidad propia y así funciona aisladamente en teatro. Estamos ante una obra completa que desvela el origen de la historia de amor entre Francisca Montenegro y Raimundo Ulloa, dos de los personajes centrales de la trama.

Título: El secreto de Puente Viejo. El primer secreto de Francisca y Raimundo
Autores: Aurora Guerra, Miquel Peidro y Josep Cister Rubio
Protagonistas: Susana Abaitua y Carlos Serrano-Clark, José Gabriel Campos, Ales Furundarena, Trinidad Iglesias y Alberto García Tormo.
Director: Juan Carlos Rubio
Espacio: Teatro Nuevo apolo (Plaza de Tirso de Molina, 1, Madrid)
Fecha: 14 de enero de 2015 (Todos los jueves a las 18.30, viernes a las 18.00h, sábados a las 17.00h y domingos a las 19.30h)

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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