Según se va desescalando la gente vamos viendo cómo usan las mascarillas, pudiéndose extraer la conclusión de que llevarla colgada de una sola oreja, por debajo de la nariz, o también por debajo de la barbilla, en el antebrazo, en el codo o en la mano… es tan cotidiano y habitual que puede considerarse un “uso normal” de las mismas.
Así las cosas, la diversidad normalizada en los usos de los cubre bocas y narices da como resultado un cuadro, en el que podemos ver cómo una cantidad ingente de seres respiran por las orejas, el cuello, los brazos, las manos… y habrá quien defienda que no se le oprima, porque reivindica su derecho a llevar la mascarilla según opine, desee o le plazca.
¡Pero ahí no acaba la cosa! Incluso podemos presenciar normalmente algún pollo en la vía pública…
YA LO VEO:
Con tanta consciencia y sensibilidad,
lo mejor de la “nueva normalidad”,
va a ser: ¡Su efectividad!