“El verdugo” o la dignidad de ser libres

El próximo 9 de abril se estrena en Francia con copia restaurada “El verdugo” obra maestra del director español Luis García Berlanga, medio siglo después de su éxito en 1963 en el Festival Internacional de cine de Venecia, que provocó una bronca de órdago en el seno de las autoridades franquistas.

cartel-Verdugo “El verdugo” o la dignidad de ser libresComo dos años antes “Viridiana” de Luis Buñuel, el caracter crítico y subversivo de “El verdugo” escapó también a las redes de la censura a pesar de los numerosos cortes a que fue sometido.

El guión de Luis Garcia Berlanga, en colaboración con el español Rafael Azcona y con el italiano Ennio Flaiano es una verdadera joya y su casting de actores una delicia, con los españoles Pepe Isbert, Emma Penella y José Luis López Vazquez y el italiano Nino Manfredi.

En declaraciones al diario francés Le Monde en 1965, Berlanga afirmaba a propósito de la idea original, basada en hechos reales, con la que nació la película: “Fue un abogado de unos amigos mios quien me habló un día del garrote vil, y me contó que un verdugo había tenido una crisis de histeria, y que le habían aplicado una inyección para calmarlo y para obligarle a ejercer su oficio. De esa idea nace esa secuencia del patio de la carcel con un grupo que lleva arrastrando al condenado a muerte y otro grupo que lleva al verdugo”. Imagen impactante en efecto y poderoso alegato contra el horror de la pena capital.

En una entrevista que Luis García Berlanga concedió al diario francés Le Figaro, en 1965, afirmaba el director español su decepción no obstante la buena acogida del público español a su película, pues “la lectura que muchos españoles han hecho es que es una historia para reírse -decía Berlanga- pero mi intención era exponer un problema que concierne a todos los españoles: la muerte y la sumisión. Perdemos demasiado facilmente la dignidad de ser libres. En mi película el verdugo, para encontrar un piso, abdica a su libertad. Hubiera podido contar la misma historia con un empleado bancario, pero escogí un verdugo porque era más original y también porque yo estoy en contra de la pena de muerte”.

Su pesimismo lo tranformaba Berlanga con mucho talento en humor caústico y esperpéntico. Pero muchos españoles vimos también en la época esa noble intención del autor y prueba de ello es que los burdos censores – preocupados sobretodo por las escenas de sexo o de relaciones amorosas- se dieron cuenta también a posteriori del poderoso impacto que esa comedia vehiculaba en su profunda mirada crítica sobre la sociedad española en aquellos tiempos de dictadura.

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Detrás de esa comedia con caústico humor hispano, Berlanga y sus coguionistas pasaban revista y procedían a la disección de los diferentes aspectos de la represiva sociedad franquista y de sus instituciones: la familia, la carcel, las autoridades penitenciarias, el matrimonio en la Iglesia y la discriminación entre ricos y pobres, la condición de la mujer sometida y condenada a las tareas del hogar, el cuñado sastre de curas y militares, la pérdida de la libertad individual del hombre ante la presión social y económica, la tristemente célebre guardia civil en una barca como símbolo de la muerte…

Cuando le preguntaban a Berlanga sobre la evolución de su obra, a partir de su encuentro con Azcona, respondía: “Si, creo que he cambiado. La primera parte de mi obra era pesimista, pero transcurría en paisajes bucólicos. Hoy en día soy mucho más amargo. Procedo a la disección de un problema, pero no aporto la solución”. Pero recusaba siempre Berlanga la apelación de “humor negro” para definir su cine; “El humor negro es un invento anglosajón -decía- ¿Por qué tiene que ser negro el humor español? Nosotros vivimos con la muerte, nos rodea desde que nacemos hasta… la muerte. El humor anglo sajón procede de un mecanismo mental, el nuestro está más ligado a la realidad”.

Verdugo-carcel “El verdugo” o la dignidad de ser libres

Contaba también Berlanga en estas entrevistas en la prensa francesa que no pudo obtener las autorizaciones para filmar en la prisión de Carabanchel, mientras que el muy franquista Rafael Gil si pudo rodar allí varias escenas de su película “Chantaje a un torero” con “El Cordobés”. La carcel de “El verdugo” fue por lo tanto reconstituida en estudio, así como el interior del piso. Se rodaron en cambio en decorados naturales las secuencias tanto en Madrid, como en las islas Baleares y en las cuevas del Drach.

Luis-Garcia-Berlanga “El verdugo” o la dignidad de ser libres
Luis García Berlanga

De las entrevistas que hice con Berlanga, como reportero en RFI, a lo largo de los años, recuerdo sobre todo dos que me dejaron huella. Una fue en París, cuando después de llevarme la contraria cuando yo evocaba su humor negro, o intentaba calificar a mi manera el tono de sus comedias, terminé evocando el importante papel que Rafael Azcona había tenido en su cine. Reconociendo con entusiasmo esa influencia me dijo con su tono siempre jovial, polémico y campechano, “terminamos así esta entrevista con abrazo de Vergara”.

En otra ocasión, en el Festival de Cannes, me sorprendió su amargura, o su pesimismo sobre el trato que sus comedias y su humor recibian en Francia y en los festivales de cine. “Para mi la comedia es el gran género, pero los organizadores de festivales –me dijo- menosprecian siempre las comedias. Desde 1928 se ha contabilizado que no hay mas de 3 % de comedias entre los grandes premios de los festivales de cine”.

Años después, la última vez que le vi, en 1997, en una entrevista en “El club” de Cine Classics, recuerdo que mostró su gran memoria, enorme cultura y lúcido análisis de conocedor de la historia del cine, aunque afirmando: “No me gusta la palabra cinéfilo, suena a secta religiosa o algo así”. En cuanto a sus propias películas afirmaba que nunca las volvía ver “soy como las madres indignas, una vez que he hecho la película, paso a otra, las abandono, me olvido de ellas”. En ese momento recién había terminado una serie sobre Blasco Ibañez para Televisión Española.

Le gustaba y le divertía en cambio a Don Luis, evocar las numerosas vicisitudes que sus películas sufrieron para pasar las barreras de la censura: “Los historiadores de cine  aseguran que he sido el más censurado de los directores españoles”. Asi nos lo decía el valenciano Luis García Berlanga, inolvidable cineasta, y entrañable personaje.

“El verdugo” una obra maestra a ver y volver a ver, que nos habla simplemente de la dignidad de ser libre.

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Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en Paris de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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