«Cuando el tribunal de justicia tiene que tomar una decisión relativa a la educación del niño, el interés del niño debe ser la primera consideración del tribunal”
(The Children Act, 1989)
Maravillosa Emma Thompson en “El veredicto” (“The Children Act”), película basada en la novela “La Ley del menor” escrita por Ian McEwan, autor también del guión, y dirigida por Richard Eyre (“Crónica de un escándalo”, “The other man”). Una conseguida inmersión en la vida de una mujer que tiene la complicada misión de juzgar el caso de un menor, y que adora la música.
En una interpretación “so british” que parece pensada a la medida de su talento y elegancia, Emma Thompson («Regreso a Howards End», «En el nombre del padre», «Love actually») interpreta a una juez del Alto Tribunal de Inglaterra que decide obligar a un adolescente a recibir una transfusión que puede salvarle la vida.
El chico, Fionn Whitehead (el joven soldado de “Dunkerque”), es hijo de una pareja perteneciente a la secta de los Testigos de Jehová, que prohíbe recibir sangre de otra persona y, antes de decidir el veredicto, la juez decide visitar al menor, internado en un hospital donde le tratan una leucemia. El encuentro entre la magistrada –que al mismo tiempo tiene que enfrentarse al abandono del domicilio conyugal de su marido, que está viviendo una aventura– y el adolescente tendrá un profundo impacto en ambos.
“El veredicto”, que es la película clásica de un proceso, es también el retrato desgarrador de una mujer, en plena madurez, que tiene que tomar una de las decisiones más difíciles de su vida profesional. La intensidad de la película reposa sobre el trabajo de los dos actores protagonistas, el dúo Thompson-Whiteead, que efectúa su trabajo con una precisión increíble, consiguiendo que la emoción no decaiga un instante.
El derecho inglés, que denomina el interés del menor con las expresiones Welfare Principle, Best Interests Test y Paramountcy Principle, no está codificado y los textos que se refieren a esta cuestión son leyes parlamentarias (Act of Parliament) que tratan diversos aspectos del derecho de familia y que se van completando con decisiones judiciales. Es el caso de la Children Act 1989, votada durante el mandato de Margarteh Thatcher, que funciona desde entonces como un minicódigo de los derechos del niño, y que concede un lugar privilegiado al interés superior del menor teniendo en cuenta varios aspectos como el deseo manifiesto del propio niño, sus necesidades de cualquier orden (psíquico, afectivo, escolar) y sus condiciones de edad, sexo, ambiente, posibles riesgos, aptitud de los padres para ocuparse de él, etc.
“El veredicto” se apoya en un caso concreto, sucedido en 1993, cuando los médicos usaron su derecho a recurrir a un juez que pudiera ordenar, de acuerdo con el interés del menor, el tratamiento que sus padres le negaban.