Elecciones andaluzas: cuando las urnas hablan

Ayer hablaron las urnas en Andalucía, y convendría decir que ha estallado la paz después de una campaña electoral en la que no han faltado palabras de grueso calibre y descalificaciones varias, rayanas a veces en la mala baba. Sin que nadie se pueda apoderar del pueblo, es el pueblo andaluz en su conjunto el que ha puesto las cosas en su sitio, dejando meridianamente claro lo que quiere para su presente y futuro.

Un presente y futuro que comienza a escribirse el día después, y al que los políticos andaluces deberían prestar atención una vez atenuado el suflé de mítines, con gestos grandilocuentes, frases biensonantes y tarimas rebosantes de maravillosas intenciones en busca de milagros que, a la hora de la verdad, hay que situar a ras de tierra, en el día a día, porque gobernar para millones de personas no debe ser fácil.

Y los datos hablan por sí solos, para quien quiera entenderlos, si bien, como decía Napoleón, “cuando el enemigo se confunde es bueno no distraerlo…”, por lo que es de suponer que alguno va a seguir confundido… Unos datos que dicen que el PSOE ha ganado por una amplia mayoría, si bien no absoluta, encabezado por una Susana Díaz a la que algunos daban por enterrada, otros amortizada, otros con un pie en Sevilla y otro en Madrid para presentarse a las elecciones generales, mientras que para otros –ahí están las hemerotecas-, era lo peor que le podía suceder a Andalucía, sumida, al parecer, en la noche de los tiempos.

En segundo lugar a quedado un Partido Popular en claro declive a partir de Despeñaperros, visto desde Madrid, si bien muchos vaticinan, a tenor de diferentes encuestas, que podría tener el mismo o parecido reflejo en comicios venideros, ya que el tan cacareado “milagro liberal” con el que nos regalan los oídos no parece llegar al pueblo llano. De nada ha servido que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se desplazara varias veces durante la campaña a arropar a su candidato, Juan Manuel Moreno Bonilla. Han perdido cientos de miles de votos, que es tanto como decir que cientos de miles de ciudadanos les han dado la espalda.

Otras dos fuerzas políticas van a entrar en el Parlamento andaluz, en una clara advertencia de que la ciudadanía es más heterogénea que lo que sucedía hasta ahora. Podemos, nacido hace pocos años y que ya cuenta con representación en el Parlamento Europeo, con un resultado que le sitúa como tercera fuerza política, un lugar a tener en cuenta tanto en una como en otra dirección, para quien quiera analizar los resultados.

Y Ciudadanos, partido desconocido prácticamente hasta hace pocas fechas, que se sitúa en cuarto lugar, y que según diversos análisis pesca en los caladeros del PP, algo que trae de cabeza a los estrategas de Génova, que ven cómo flaquean de remos, con la mirada puesta en una lejanía que se llamó fenecimiento de la antigua Unión de Centro Democrático, en la que ellos pescaron a espuertas con redes de nudo corto, por lo que tuvieron tanto que ver. Los periodistas que peinamos canas sabemos algo de estas cosas.

Izquierda Unida merecería un capítulo aparte, si no fuera porque está siendo víctima de la tragedia griega, pues si bien casi siempre el padre devoraba al hijo, en esta ocasión, y cambiando las tornas, es el hijo, Cronos, el que devora a su padre Urano. Es decir, que Podemos, nacido en gran parte de Izquierda Unida, está devorando al padre. Y ello porque una gran parte de votos del partido de Pablo Iglesias provienen de sus antiguos compañeros de viaje. Les queda una penúltima jugada, cual es la de llevarse los cuadros preparados, habida cuenta de que un país, una comunidad, un municipio no se gobierna levantando las manos alegremente.

Unión Progreso y Democracia no estará en el nuevo Parlamento andaluz, por lo es de imaginar que Rosa Díez tendrá algo que decir. Jugó mal sus cartas cuando Albert Rivera le propuso la unión con Ciudadanos, aquellos chicos bienintencionados cuasi desconocidos, y parece ser que las cañas se han tornado lanzas.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha seis libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», y «Memoria Histórica. Para que no se olvide». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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