La Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de violaciones a los Derechos Humanos en México (AFADEM), ha lanzado una iniciativa para acabar con la impunidad en la desaparición forzada de cientos de personas en Guerrero en el contexto de la guerra sucia, y han denunciado al Estado mexicano ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos por el caso de Rosendo Radilla Pacheco, desaparecido tras haber sido detenido en un retén militar en Atoyac de Álvarez en agosto de 1974.
Tita RadillaTita Radilla Martínez, hija de Rosendo y vicepresidenta de AFADEM en Atoyac de Álvarez, Guerrero recuerda que la Asociación surgió el 3 de octubre de 1978, por la necesidad de buscar «una respuesta organizada sobre nuestros familiares desaparecidos, en total 120 casos, de los que algunos son ejecuciones de personas, víctimas directas, pero la gran mayoría son desapariciones. Quienes estamos en el grupo a veces somos familias completas, empezamos hace mucho y, nosotros, los mayores, sumamos a nuestros hijos y nietos».
Tita señala que «hemos hecho de todo, marchas, mítines, pero el estado no ha respondido, no sabemos qué ocurrió con nuestros familiares, a pesar de todos los esfuerzos que se han realizado. Incluso hubo una fiscalía especial que no logró esclarecer ningún caso, han hecho excavaciones, muchísimas diligencias, donde todos los familiares de la AFADEM hemos participado, pero las investigaciones no han sido efectivas».
Concreta que «en el caso de Rosendo Radilla, mi papá, su desaparición se llevó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde ordenaron muchas cosas y dieron sentencia contra del Estado mexicano, pero no se ha cumplido totalmente».
Añade que «una de las cosas importantísimas para nosotros es la dignificación de nuestros familiares, que acepten a quienes fueron luchadores sociales como tal, que se reconozca la detención y desaparición de personas que no tenían nada que ver con los movimientos armados, que eran gente honesta, trabajadora, no eran delincuentes; entonces, queremos ese reconocimiento por parte del estado».
Y concluye que «luchar por defender al pueblo no es un delito, a los luchadores sociales nos han tildado de secuestradores, dicen que somos malos para destruir un movimiento que quiere el cambio; también han dicho que en la AFADEM defendemos a gente mala, pero eso no nos detiene, ya aprendimos a defendernos y hemos logrado avanzar un poco.”