El versátil y en ocasiones excelente actor francés Daniel Auteil ha convertido en película la obra de teatro “L’envers du décor” (El revés del decorado), de Florian Zeller, que ya montó anteriormente en los escenarios.
Se trata de una farsa con aires de vodevil clásico, bastante malo y también muy machista. De hecho, en una crítica francesa he leído con respecto a “Enamorado de mi mujer” (Amoureux de ma femme): “La función era mala, la película es mucho peor”.
Daniel (Daniel Auteil, “La reina Margot”, “Salir del armario”, “Quai des Orfèvres) se encuentra con su amigo Patrick (que no es otro que Gérard Depardieu, ”Cyrano de Bergèrac”, “Axterix y Obelix”, “Welcome to New York”, quien estos días asiste a eventos en Moscú y Pyongyang porque resulta que, una vez convertido en evasor fiscal, sus mejores amigos son Vladimir Putin y Kim Jong-Um), al que no veía desde hacía mucho tiempo y le invita a cenar a su casa.
Los dos hombres, más cerca de los sesenta que de los cincuenta, son unos “machos románticos”, llenos de defectos y adornados con muy pocas virtudes. Patrick llega acompañado de su nueva novia (Adriana Ugarte, “Julieta”, “Palmeras en la nieve”), cuarenta años más joven que ellos. Daniel está enamorado de su mujer (Sandrine Kiberlain, “Las chicas de la sexta planta”, “El pequeño Nicolás”), pero tiene mucha imaginación y no puede evitar fantasear con una aventura con la joven.
Diciendo que “más que una fantasía amorosa es una farsa sexista y artificial” me sumo a otras voces que ya se han alzado antes y que como yo se han extrañado de que un actor tantas veces cómico brillante, como es Daniel Auteil, se haya dejado seducir por un argumento semejante, justamente ahora con la que está cayendo desde que comenzó el «#MeToo».