Hemos pasado meses confinados y tal vez alejados de la persona amada. Si bien es cierto que la hemos podido echar de menos, no menos cierto es que la hemos podido echar de más.
Muchas veces, la mayoría, desconocemos si eso que identificamos con amor, es realmente, eso que nos permite sobrevivir al lado de alguien. Quizá la única opción si no tenemos otra. ¿Sabe usted si está enamorado? Esa locura transitoria y contradictoria, quizá.
Al estar lejos, la idealización de la persona se ve conformada por pensamientos, que lejos de ser ciertos, hacen del otro un ser a quien desear. Esto no es lo mismo que les ha sucedido a algunos, que por exceso de tiempo, han compartido no solo la casa sino las veinticuatro horas del día. Momentos tensos, falta de otros estímulos y sobre todo, una pérdida de la vida individual, ha hecho que muchas parejas se cuestionen si verdaderamente están enamorados del otro.
Si bien es cierto que muchas personas están en pareja sin estar enamoradas, (solamente como pacto que refiere compañía y otros menesteres), cuando la sinrazón entra en juego, difícilmente podemos definir qué nos pasa, pero si nos ha pasado, definitivamente, lo identificamos; a eso se le llama enamorarse perdidamente.
Al enamorado se le concede en cierta forma una licencia de futuro, que necesariamente podrá utilizar o no, pero se le niega al amante que es el protagonista de ese gran amor. Realmente proponerse a hablar de amor es una empresa inútil cuando el enamorado así se siente. El amor decide por fuera de la razón; elegimos a veces irracionalmente a una persona a sabiendas de que somos los perdedores. De hecho, en todo cambio vital, siempre se encuentra un amor distinto que nos complementa y nos hace llevar a cabo tareas sinsentido; esas que de antemano se escapan a la cordura.
De la misma manera, podríamos hablar de pasión porque esta, realmente, no quiere tener razón, sino que el lenguaje común que es el amor, se anida en conductas que nada tiene que ver con la persona; uno no lo busca, sucede. Nadie elige de quién se enamora, solo, le pasa, refieren los afectados.
¿Qué es el amor entonces?
Sentirse feliz al lado de una pareja, no es sinónimo de amarla. La vida, los proyectos, los hijos, pueden no reparar en el amor y sí en una monotonía que nos hace adentrarnos en un proyecto vital en el que estamos muertos si hablamos de amor. La empresa común que llamamos matrimonio es la tumba del amor para muchos que lo han experimentado. El conformismo social, poner fechas a todo, programar dónde, cómo y cuándo, hace que el deseo inicial de un enamorado sea agotado y salga a relucir el aburrimiento como forma de vida.
La brutalidad en la que se ven inmersos los enamorados de verdad cuyo placer se ve en sus miradas, queda lejos de lo que consideramos en occidente amar. Entonces, ¿cuál es el amor verdadero? El amor es una creencia en la que se está, es una certeza, es saberse amado sin lugar a duda, a pesar del tiempo, de las circunstancias, de no ser la persona más bella, ni de estar en la mejor época. El amor, además es un encuentro con un acontecimiento único que en algunas ocasiones va de la mano del azar, de la casualidad, de la sorpresa.
Todos los que se han enamorado alguna vez, lo definen como un hecho que sucedió; algo que realmente no tuvo preámbulo; algo, necesariamente imprevisto.
En ese afán tenemos que mantener la esperanza de que al otro le haya sucedido igual, para que el deseo se anide en nosotros. Esperanza que realmente es un afecto que no podemos separar de hecho de la temporalidad. La certeza de ser amado, el delirio de ser amado, la duda, siempre la duda… Entonces es cuando sucede el amor imaginario, el simbólico, el real. Ese que una vez más no distinguimos.
Teoría de Sternberg
Ahí comienza la teoría del amor. No todos los amores son iguales, y por tanto, no todas las relaciones amorosas debemos considerarlas de la misma manera. Si vemos cómo ha dedicado la psicología de las emociones a clasificar al amor, entenderemos que los esfuerzos de Sternberg sobre los tipos de amor no están muy descaminados. La relación amorosa puede ser entendida a partir de los elementos que componen la intimidad, la pasión y el compromiso; pilares que se apoyan más en uno, otras; en otro; otras en tan solo uno, etc.