Encarna Anillo, la cantaora y cantante gaditana de vida intensa y trayectoria de altura, nos cuenta en profundidad cómo fue la laboriosa gestación de su primer proyecto de creación propia, Las Puertas de Gades, en una entrevista que nos concedió en Jerez de la Frontera, en vísperas de su segunda presentación en el reciente Festival de Flamenco. Su estreno absoluto había tenido lugar en el último Festival Flamenco Madrid 2017.
Las Puertas de Gades está concebida como un círculo que parte de la ciudad trimilenaria abierta al Atlántico que condujo por primera vez a tierras americanas. Canciones vividas en primera persona, solo podían comenzar por unas alegrías con música y letra de Pituquete, compañero imprescindible en la creación del proyecto. Las Malagueñas del Mellizo a dúo con el piano de Melchor Borja se fundieron con el mar de Latinoaérica y los aires gaditanos con sones de Atahualpa Yupanqui, de milongas y canciones tradicionales del lado occidental, que de vuelta aquí encontraron su versión flamenca de la mano de ilustres como Adela la Chaqueta o Juana del Revuelo, esta noche en la voz y dramatización de una Encarna inmersa en sus mundos más personales. El color del sur de América en la guitarra de Pituquete, fluyó en libertad con lo de allí y con lo de aquí en aires flamencos. Piano y guitarra para los versos del Poema 15 de Pablo Neruda, versionados para estas puertas. Salto de los valses peruanos a los tanguillos gaditanos. Y como cierre del círculo, la soleá de Cádiz, la vuelta a casa, siempre en la voz de esta cantaora que se ha hecho imprescindible para el flamenco del siglo XXI.
Teresa Fernández: Tu espectáculo Las Puertas de Gades es la culminación de un camino que has ido recorriendo en estos últimos siete u ocho años. Años de tus viajes y experiencias en América Latina, que comienzan con tu encuentro con Andrés Hernández Pituquete, tu guitarrista, marido y manager y que alcanzan su punto en ese encuentro contigo misma en Las Puertas de Gades, un proyecto con cantes de ida y vuelta.
Encarna Anillo: Conocer a mi marido que es chileno fue un punto de inflexión en todos los aspectos. A partir de ahí la vida me llevó a tener la valentía de cruzar el charco, yendo, viniendo y quedándome tiempos largos, enganchando galas y giras, conociendo a mi nueva familia y haciendo grandes amigos. Conocer a Andrés fue un regalo para conocer otras tierras y culturas, mucha música y muy importante, la pureza inocente de Latinoamérica que aquí en Europa hemos perdido. Como tenemos tantos años de antigüedad, aquí somos más rebuscaos. Allí he crecido muchísimo, de otra manera, que luego he podido traer a mi tierra, y expresar cantando que es como sé hacerlo, todo ese bagaje adquirido.
TF. Se notó mucho una ausencia de noticias tuyas en esos años. Todo se para en 2009 y a partir de 2014 apareces fugazmente y desapareces hasta hoy, que regresas con el corazón enriquecido y con una madurez artística y vital que dice mucho de ti.
EA. Efectivamente. Encarna Anillo lanzó en 2008 su primer disco Barcas de Plata, una experiencia bonita y amarga. No se me trató bien, el disco nunca fue mío, nunca gané nada con él, pero sí me posicionó como cantaora en el panorama flamenco. Eso me vino muy bien, a pesar de que el proceso que tiene un trabajo de esa índole fue muy duro, muy sufrido y muy doloroso. Pero bueno, en la vida hay que vivir esos pasos para crecer, ahora es otra década y desde otro punto de vista, siento agradecimiento por esa experiencia. Ahora siento que todo ello desbloqueó mi camino para seguir avanzando. Ahí se mezclaron una Encarna agotada por tanto ego, por tantas vanidades, por tantas competiciones artísticas, por tanto querer aparentar y por tanto escaparate, porque este país vende lo que vende. Me cansé de esperar una puerta por la que presentarme sola y otras muchas cosas.
TF. Y justo en ese momento de agotamiento y amargura apareció Andrés.
EA. Pues sí, fue en Sevilla. Los dos llevábamos años viviendo en Sevilla y la verdad fue un sueño hecho realidad, porque Andrés es la persona maravillosa que me acompaña hasta el día de hoy. Lo conocí en el momento de hartura de muchas cosas, en el momento en que quería escapar de todo, porque estaba agotada, cansada de todo lo que había a mi alrededor, estaba defraudada, no me sentía a gusto con mi vida, porque lo que yo veía no tenía nada que ver con el arte y porque el arte no se siente desde ahí. Yo el arte lo siento desde el compartir, desde el corazón, desde las personas bonitas, desde pasar un rato a gusto, no lo entiendo desde el escaparate, no lo entiendo desde el egocentrismo, no lo entiendo desde los cuerpos 90-60-90, no lo entiendo desde esa vanidad que al final nos destruye.
TF. Y todo eso coincidió con la gran crisis en este país que afectó a todos y paralizó tantas cosas.
EA. Es cierto. Los años de crisis en España, que afectaron a muchísimos artistas, creo que hasta los más grandes trabajaban poco. Y en ese vacío no se me programaba, no aparecía en ningún lugar y por otra parte yo necesitaba encontrar otras cosas y por eso necesité desaparecer de todo. Necesitaba desaparecer del panorama flamenco.
TF. Pero no se ve nada de eso que me cuentas en Las Puertas de Gades.
EA. Para nada. Porque ese proceso ya se hizo, ya se quedaron atrás las frustraciones. Las Puertas de Gades es un movimiento desde la armonía, desde la alegría, el agradecimiento, desde la ilusión y desde las ganas. Es una suma de todo. De la naturalidad con que Andrés y yo mezclamos las dos tradiciones, la suya y la mía. Fue tan natural que ya se hizo mío, es parte de mi vida.
TF. La presencia de Atahualpa Yupanqui es un punto clave en tu espectáculo. ¿Cómo fue eso?
EA. Ese fue uno de los descubrimientos que me aportó Andrés, Atahualpa era el gran maestro del folclore latino, creo que extrapolable a Caracol, incluso a Chacón, como uno de los pioneros. Fue un reconocimiento mutuo, algo que tenía que pasar en mi vida. A veces pienso, ¡ay que ver, cómo he podido vibrar yo tanto con Atahualpa Yupanqui!. Me emocionaba, me conmovía, me llenaba, y me di cuenta de que era algo mío, más por ser de Cádiz, ciudad de puertos y puertas más antiguas del mundo.
TF. Cuando entrevisto a artistas de Cádiz, de los Puertos, de Jerez…me doy cuenta de que hay un alma especial, consecuencia de ese background histórico que lleváis todos acumulado en los genes. Y todo eso ya está en tus anteriores colaboraciones con gente tan importante como Farruquito, Manuela Carrasco, Andrés Marín o Israel Galván. Tan diferentes, ¿qué hay en ti, en la expresión de tu arte de cada uno de ellos?
EA. Ahí está la universidad del cante. De esa época de mi vida tengo lo mejor, todos me enseñaron desde su diferencia. Yo tenía que estar con un ánimo para uno, con otra sabiduría para otro, en lo que cada uno me pidiera. Fue realmente una gran universidad, en la que gané en cante, en experiencia, en saber estar en escena, en estar muy despierta a lo que pasara, atenta a la voz. Aprendí el cante adelante, el paso adelante también se me notó. Yo cantaba desde La Viña adelante, pero una vez que pisé Sevilla en 1998, con Galván y con todos los bailaores, con Farruquito que sigo estando con él. Cuando eso pasa y paralelamente voy haciendo recitales adelante, veo en mí un crecimiento que me ha dado el baile, porque realmente el cantaor debe pasar por el cante al baile, ahí se aprenden muchísimas cosas.
TF. En tus experiencias con Israel Galván y Andrés Marín, dos artistas tan rompedores, tan vanguardistas …¿Es ahí donde empezaste a nacer como fronteriza, cantabas para ellos flamenco tradicional o te iniciaste como cantante?
EA. Pues no. Ahí no nace la fronteriza, porque tanto con Andrés como con Israel yo seguía cantando flamenco tradicional. Los que llevaban la vanguardia y el cambio eran ellos. Yo era un soldao, si me decían seguiriya, pues seguiriya. Andrés Marín es uno de los bailaores que más me enseñó el amor y la afición al cante. Porque Andrés Marín es uno de los artistas más aficionaos al cante que yo conozco, de los que más ama el cante, junto con Farruquito. Andrés Marín me ha enseñado muchísimo de cante y yo me he llevao todo lo que aprendí de él. La vanguardia estaba en ellos, yo estaba ‘a sus órdenes’, como más pequeña.
TF. Tus mentores en tus orígenes…
EA. La Perla de Cádiz , La Chaqueta, Chano Lobato, Juan Villar que es tío mío, criao en el mismo patio de vecinos con mi padre, mi familia. Mi padre era viñero, yo no. Hay una canción en Las Puertas de Gades que ha compuesto Pituquete que dice, «Mi madre en Santa María, mi padre nació en La Viña, y yo en Plaza San Juan de Dios he encontrao la alegría.» Ahí es donde vivo ahora, desde hace dos años. Eso es el centro de Cádiz, donde está el Ayuntamiento. Mi padre viñero y Chano Lobato ha sido mi vecino toda la vida. A Mariana Cornejo la conocí, también gran amiga de mi familia. Y más mentores de Cádiz, Rancapino, que aunque es de Chiclana siempre estaba en La Viña.
TF. Estamos en el ciclo Mujeres de la Frontera. Dime quién es y cómo es la Encarna fronteriza de ahora mismo.
EA. A ver como te digo, soy de las que se sienten a gusto dentro de su frontera, pero que se aburre si no la cruza pronto. (ríe) …Me encantan los dos lados de mi frontera. Por eso a los diecisiete años me fui a Sevilla, en un primer cruce de frontera hacia el mundo entero . Nunca me quedo quieta, siempre estoy cruzando hacia delante.
TF. Ya. ¿Y donde estás ahora? ¿Con o sin frontera?
EA. Igual estoy en mi frontera, en el Cái de mi alma o en un mundo donde ya no hay fronteras. Es una pena que existan fronteras, porque al final la tierra es una, no hay fronteras. Y así me siento, como tú has dicho, sin frontera. (reimos).
TF. Tu eres del siglo XXI…Háblame de las mujeres que antes que tú, han roto fronteras, han eliminado frenos a su arte, incluso se han tenido que construir el derecho a ser artistas.
EA. Soy joven y en mi experiencia tengo a Carmen Linares que se saltó todos los frenos. Cuando yo la conocí volaba libre pero ella significó el cambio a la libertad en la cantaora mujer. Yo no he tenido frenos y se lo debo a Carmen Linares y a Mayte Martín la gran rompedora de fronteras y hasta de estilos. Pero más atrás dieron el paso La Niña de los Peines, que hay que ver lo que grabó y lo que se saltó. La Perla de Cádiz, Mariana Cornejo. Y ahora Esperanza Fernández, otra rompedora. Esto ya no tiene vuelta atrás.
TF. Para terminar, dime quien eres por dentro, Encarna Anillo
EA. Pues mira, Encarna Anillo es una mujer, niña, persona, como quieras llamarlo, porque me sigo viendo niña y no me gusta ocultarla porque creo que es lo más valioso que tengo. Es muy sensible, emotiva, le hacen daño las cosas feas pero también le motivan. Le gusta vivir en paz con ella misma, tener gente bonita alrededor, tener bonitos amigos con los que poder compartir, y lo que más valoro es la salud para seguir caminando. La palabra luchar no me gusta, eso son las batallas y yo no quiero luchar contra nadie. Encarna Anillo es una persona que sabe esperar, aprende de los errores que ha cometido y los agradece y lo que más le gusta en la vida es estar tranquila, contenta y seguir cantando.
Ficha de Las Puertas de Gades en Jerez
- Encarna Anillo cantaora y cantante.
Andrés Hernández Pituquete guitarra, compositor
Florencia O’Ryan baile
Eduardo Guerrero baile, artista invitado
Melchor Borja Santiago piano y segunda guitarra
Antonio Moreno percusión
Jorge Bautista, David Gavira y Pedro de la Chana palmas