Esperanza Fernandez, la veterana vanguardista del cante, imagen de diversidad.
María Terremoto, la más joven triunfadora del cante, presente en todos los saraos flamencos de dentro y fuera de España, imagen de la tradición jerezana.
Esperanza Fernández actuó en la Sala Verde de los Teatros del Canal el 9 de junio (2019) con el emocionante espectáculo Poema del Cante Jondo de Federico García Lorca, en este año en que se cumplen cien de la llegada del poeta a la Residencia de Estudiantes de Madrid.
Acompañada por el actor trianero Antonio Dechent, quien hizo de introductor a los poemas que cantaba Esperanza o bailaba Rosario Toledo; al piano estuvo Chiqui Cienfuegos, a la guitarra Manuel de la Luz, al contrabajo Pablo Báez y a la batería Lito Mánez. Un elenco que supo crear belleza, misterio, emoción profunda, memoria del tiempo pasado. Sobre todo BELLEZA.
Entre todos crearon una hermosa teatralización del Poema del Cante Jondo, que nació a la sombra del Concurso del Cante Jondo de 1922 –representado con un cartel – y se publicó en la primavera republicana de 1931. Antonio Dechent salió solo, un punto de luz en la negrura de la escena, para recitar la Baladilla de los tres ríos, -Guadalquivir, Darro y Genil- que delimita el espacio geográfico y temático del Poema.
La guitarra gime a los acordes del Poema de la seguiriya gitana. Sale Esperanza vestida de negro y plata en la espalda. Llena la escena con su figura y la potencia sutil de su flamenquísima voz. Son poemas en forma de mujer: La seguriya es una muchacha morena; la soleá es una mujer vestida con mantos negros; con el poema de la saeta se canta a la Virgen en Semana Santa y la petenera es una bailaora gitana, -Rosario Toledo-.
Poemas solemnes, de dolor, llanto y tragedia. Lorca dio forma de jondura a sus vivencias infantiles en Fuente Vaqueros a través del mundo gitano: la canción es más grito que gesto, el hilo que nos une con el oriente impenetrable. De las letras del cante primitivo andaluz o cante jondo dijo Federico: El dolor y la pena al servicio de la expresión más pura y exacta, que en el poema toma forma de mujer desesperada en busca del amor, presente en toda la obra de Lorca.
Todo estuvo presente en el concierto. Recitados, cante, baile, dúos de cante y toque, dúos de baile y percusión, un impresionante solo de baile, solos de instrumentistas, dúos, tríos, cuartetos. Dechent y Rosario, presencia recitadora constante de Dechent. Rosario bailando las sevillanas compuestas por Lorca, Viva Sevilla. Protagonismo de una lentitud llena de símbolos lorquianos, con su visión milenaria trágica andaluza de pueblo triste y estático, donde el amor y la muerte, el dolor y la pena forman el corpus de lo jondo.
Esperanza de blanco, modelazo que realza su alta figura y simboliza otros cantes. La canción de la madre del Amargo y el siempre emocionante en todas sus versiones del Zorongo Gitano de Poemas del Alma.
Las manos de mi cariño te están bordando una capa
Con agremán de alhelíes y con esclavina de agua.
Cuando fuiste novio mío por la primavera blanca,
Los cascos de tu caballo, cuatro sollozos de plata.
La luna es un pozo chico, las flores no valen nada
Lo que vale son tus brazos cuando en la noche me abrazan.
Qué más decir. Maravillosa coordinación instrumental, cante, baile, recitados de Dechent que aquí fueron el alma del espectáculo, bajo la dirección de Luis Rodríguez Luna. Hubo guiños a Morente, a Camarón, Gades, Pata Negra y Ricardo Pachón. Antonia Mercé y la Argentinita estuvieron en los pies de Rosario Toledo. Todos ellos, o presentes en la vida de Lorca o en Lorca revisitado para revolucionar el flamenco. El espíritu de Lorca anduvo flotando por ahí todo el tiempo. Su foto presidía la escena.
Poema del Cante Jondo se estrenó en el Teatro Lope de Vega de Sevilla el pasado 26 de abril con los mismos artistas. En Madrid, un hito de la Suma Flamenca.
María Terremoto: La huella de mi sentío
Llevaba persiguiendo esta huella de María por los festivales de Sevilla, Nîmes y Jerez, pero nunca me coincidían los días. Por fin, el 11 de junio (2019) la vi en la Sala Negra de los Teatros del Canal.
Vestida de negro y luego de blanco, esta vez la cantaora jerezana, reciente veinteañera, estuvo más tiempo de pié, paseando el escenario, que sentada y eso significa una importante evolución en su actitud en escena.
María recibió el premio Giraldillo Revelación en la Bienal de Sevilla 2016, poco antes de cumplir los diecisiete, la más joven en conseguirlo en la historia del premio sevillano. Presentó su primer disco La huella de mi sentío en la Bienal de Sevilla 2018. Y el mismo año, en Los Palacios, el Premio Venencia Flamenca.
María tiene mucha responsabilidad a la hora de cantar. No en vano se tiene un padre y un abuelo con sendos monumentos en Jerez de la Frontera, delante y detrás de la iglesia de su barrio más emblemático. A Terremoto de Jerez frente a la iglesia de Santiago, a Fernando Terremoto detrás. Eso marca.
María tiene una voz flamenquísima y una potencia vocal asombrosa. Solo le falta técnica vocal y el imprescindible dominio respiratorio. Ella lo sabe. El problema es que María no para, está en todos los festivales flamencos, ya he mencionado tres en pocos meses. También estuvo en el pasado Festival de Nueva York, estará en el próximo London Flamenco Festival, con la misma Gala Flamenca que veremos hoy, 13 de junio, en estreno absoluto, en la Sala Roja de Teatros del Canal, quizá el mayor hito de esta Suma Flamenca 2019.
María no para, pero debería parar un poco para adquirir lo que le falta para ser grandiosa. Tiene una maravillosa materia prima en su voz, la técnica y la respiración son cuestión de un entrenamiento profesional.
La huella de mi sentío como no podía ser de otro modo, recopila los cantes que le han acompañado desde su infancia. Cantes muy jerezanos.
El Concierto
Empieza sola, de pie ante el público ¡tan cercano! de la Sala Negra. Casi como un tablao, pero sin tablao. En acústico. Sin acompañamiento, porque empieza remontándose a lo más primitivo, la toná. Seguramente la primera huella recibida.
Sigue por unas alegrías compuestas para ella por Antonio Ingueta hijo, Parte de mí, unas alegrías muy actuales, con estructura musical, que no compás, diferente a las de toda la vida. Son Alegrías de Jerez, distintas a las de Cádiz.
María tiene una sorpresa, nada menos que Pedro Ricardo Miño, hijo de la bailaora Pepa Montes y del guitarrista Ricardo Miño. Él, uno de los mejores pianistas flamencos y no flamencos del panorama pianístico actual. Auténtico regalo.
Y ¿con qué nos sorprenden? Con una canción de Raphael, Sin ella, con María en pie ante el piano. La niña tiene una voz con la que puede cantar lo que quiera y es una gozada verla salir de sus cánones tradicionales. Cierto, aflamenca la canción, pero ¿qué importa? Después, mientras María se cambia, el pianista ofrece un recital con improvisaciones sobre composiciones suyas.
María de blanco, con un vestido túnica, con mangas amplísimas que forman parte del vestido, que por delante está ajustado por encima de la cintura, con lo que parece pedrería.
Y de blanco canta por soleá, Soníos de bronce y luego por seguiriyas, Santiago y Santa Ana, parte de esa huella suya. Se echó de menos que nos dijera de qué huella vienen esos cantes, se echó de menos la referencia a sus ancestros, hasta Paco la Luz. Cuestión de ir adquiriendo tablas. Se echó de menos que nos contara el sentido y orígenes de La huella de mi sentío cuando hizo referencia a su primer álbum.
Dos rondas por bulerías para terminar por Luz en los balcones, bulerías de Jerez que de nuevo volvió a cantar ante el público, ahora sí, acompañada de todo su elenco artístico. Su inseparable Nono Jero a la guitarra, a la percusión Ané Carrasco y a los coros y palmas Ezequiel Montoya y El Pechuguita. ¡Vamos, todo Jerez con mucho arte!
Esperanza Fernández y María Terremoto