Inspirada en hechos reales y basada en el artículo Th Hustlers of Scores, publicado por la periodista Jessica Pressier en el New York Times, “Estafadoras de Wall Street” (Queens), escrita y dirigida por Lorene Scafaria (“Buscando un amigo para el fin del mundo”, «Una madre imperfecta”) está interpretada por Jennifer López (“Ángel de venganza”), Constance Wu (“Crazy Rich Asians”) y un puñado más de actrices y raperas que hacen de strippers, “chicas malas” que se dedican a drogar a sus clientes, magnates de Wall Street en plena crisis de 2008, para despojarlos de las carteras y las tarjetas de crédito.
El dinero fácil les lleva a arriesgarse cada vez más, no hay crimen perfecto y, como era previsible, todo termina mal, porque en el pacato Hollywood el que la hace la paga.
Pero las chicas son muy guapas, tienen unos cuerpos espléndidos –con ingles brasileñas y manicura francesa, con mucha cirugía estética y el mínimo de tela– y los exhiben en el escenario del club, deslizándose por la barra y dando algunos pases de sugerentes bailes.
Esta es una película de estafadoras femeninas, ángeles vengadores, al parecer, de todas las humillaciones que han sufrido las mujeres a lo largo de la historia, quieren dinero, cuanto más mejor, pero también tienen su corazoncito y una vida privada con madres e hijos que alimentar, y les mueve algo más: «Tenemos que pensar como estos tipos, han arruinado al país”, explica una espectacular Ramona (Jennifer López), jefa del gang, justificando ante sus compinches las estafas en cadena al “macho blanco” americano que paga por distintos favores.
Absolutamente previsible, “Estafadoras de Wall Street” es un divertimento, sin más complicaciones, para un fin de semana lluvioso.