Brillante comedia de Bertrand Tavernier
De estreno en Francia una brillante comedia del veterano director de cine francés Bertrand Tavernier: “Quai d’Orsay”, que explora los meandros del poder en la gigantesca sede de la diplomacia francesa, ese Ministerio de asuntos exteriores, en donde se deciden misiones decisivas en los conflictos y tensiones internacionales. El cine francés se ha interesado en numerosas ocasiones por el tema de la política y el poder, pero generalmente desde un ángulo dramático, recordemos entre las mas recientes ficciones “La ruptura” de Laurent Henynemann, “La conquista” de Xavier Durringer o “El ejercicio del poder” de Pierre Shoeller.
En esta ocasión, en cambio, se trata de una franca y divertida comedia inspirada en un conocido cómic, “Quai d’Orsay, crónicas diplomáticas”, una tónica parodia del funcionamiento entre bastidores de esa maquinaria de la diplomacia francesa.
Es la primera vez que el muy serio, cinéfilo y prolífico cineasta francés Betrand Tavernier, tras explorar géneros muy diversos, se lanza abiertamente en la realización de una comedia, saliendo muy bien airado de la prueba con un sólido guión, adaptación de un tebeo para adultos de Christophe Blain y Abel Lanzac. Esta parodia del funcionamiento del «Quai d’Orsay» sede del Ministerio Francés de Asuntos Exteriores, está inspirada en el personaje real de Dominique de Villepin, cuando era ministro de Jacques Chirac y autor de un célebre discurso en las Naciones Unidas, oponiéndose a la intervención norteamericana en Irak.
Permaneciendo fiel al texto original del tebeo, el veterano Tavernier logra darle a su comedia el ritmo cinematográfico y la tonicidad requeridas y aunque subraya la parodia de ese mundo político de «fontaneros», escritores, consejeros, escribas y administradores que pululan entorno al poder del titular de exteriores, sus diálogos alcanzan siempre el tono justo, dando un caracter verosimil al enredo cómico en esa actividad política febril y vertiginosa. Los diálogos del guionista Abel Lanzac están inspirados en la vida política real, pues detrás de ese seudónimo se esconde un exfuncionario del Ministerio Francés de Asuntos Exteriores, Antonin Baudry, que fue una de las “plumas” de Dominique de Villepin, en el Quai d’Orsay.
El elegante personaje de Dominique de Villepin, que en el cómic, como en la película, se llama Alexandre Taillard de Vorms está interpretado con brio por Thierry Lhermitte, excelente actor que le da acertado ritmo a la comedia, con sus réplicas y sus intempestivas apariciones. Un ministro que, por definición, siempre tiene la razón frente a sus colaboradores, regla número uno de la mentira política y que ostenta como libro de cabezera las citas del filósofo Heráclito, destiladas una tras otra a lo largo de sus discursos, en todo momento de crisis. Una interpretación que no busca la imitación del ministro Dominique de Villepin, sino que restituye en cambio fielmente los rasgos del personaje del tebeo, extravagante político, siempre seguro de si mismo y capaz de buscar la inspiración de sus discursos en los tebeos de Tintin.
Tavernier desmenuza con mucho humor la mala fé, el egocentrismo, la ignorancia y la prepotencia inherentes al ejercicio del poder, mientras en la sombra los múltiples consejeros de la corte, especialistas cada uno en temas diferentes, se debaten para complacer a su patrón, sirviendo a menudo de fusibles cuando este comete errores en la lectura de sus discursos y de sus fichas. El último recién llegado de ese “comando” de consejeros serviles es un brillante joven a quien el jefe de la diplomacia francesa encarga el tema espinoso del “lenguaje” en la comunicación de sus discursos. El intérprete de ese novato que va a sufrir numerosas humillaciones y frustraciones en su primer contacto con el mundo sin piedad de la política es el prometedor actor francés Raphael Personnaz.
Excelente tambien el conjunto del casting coral de consejeros, que va de Raphael Personnaz en el papel del consejero debutante, a Julie Gayet como especialista de Africa o sobretodo el veterano Niels Astrup en su calidad de jefe de gabinete, capaz de hacer funcionar la maquinaria de tan gigantesco ministerio, en los momentos de crisis y cuando su patrón parece totalmente desbordado por la situación.
En el guión cinematográfico Tavernier ha desarrollado ciertos aspectos que no figuran en el cómic, como por ejemplo la vida de pareja del joven consejero con su novia maestra de escuela. Un contexto humano que da mayor peso crítico a la mirada del novato que se ve obligado a aprender muy deprisa, para sobrevivir en ese nido de víboras y oportunistas que pululan entorno al poder político. Un contexto que muestra al mismo tiempo el contraste y la desconexión entre la vida real y esa alocada actividad política en los pasillos y despachos del Quai d’Orsay.