La película mas cara del cine francés es un brillante espectáculo protagonizado por una cándida pareja de héroes espaciales
“Valerian, y la ciudad de mil planetas” superproducción de ciencia ficción del guionista, director y productor francés Luc Besson, con un costo de producción de 180 millones de euros, es sin lugar a dudas, hasta la fecha, la película mas cara del cine francés, muy por delante de “Asterix en los juegos olímpicos” con sus 78 millones de euros.
Un costo sin embargo muy inferior al de cualquier “blockbuster” norteamericano, y cuya financiación ha sido posible gracias a las preventas en 120 países. Los gastos están así cubiertos, y lo peor que le puede suceder a Besson es que no gane dinero, sino tan solo que equilibre sus gastos. El principal riesgo no es pues financiero, sino como dice el propio Besson, “el único riesgo es para mi reputación”.
En su primera semana de exhibición, los resultados en París la colocan en segunda posición en el box office del cine “popular”, por detrás del dibujo animado americano “Moi, moche et mechant”. En Estados Unidos, en donde el estreno ha sido simultáneo al estreno mundial, los resultados son más mitigados, ya que el proteccionismo hollywoodense no ve con buenos ojos la competencia de este “frenchie” que viene a jugar en ese terreno de las superproducciones monopolio de los grandes estudios de Hollywood.
Personalmente no soy un aficionado a ese tipo de super producciones a base de efectos especiales digitales, pero para quien guste de ese tipo de cine (por definición decía Renoir “cine es todo lo que se proyecta en una pantalla”), no cabe duda de que Besson con sus mega producciones de ciencia ficción, de aventuras y de acción y su universo alimentado por la estética del cómic o tebeo para adultos, está absolutamente a la altura de la competencia americana. La diferencia es que ahí donde Hollywood ofrece violencia por doquier, Besson opta por un más sano, aunque ingenuo mensaje ecológico.
Una buena razón pues para romper una lanza por este controvertido cineasta y productor francés, peleado con la critica desde la fría acogida para “Le grand bleu” en Cannes 1988.
Besson se ha afirmado como un cineasta popular, y si bien sus películas dividen a los críticos, y sus guiones son a menudo criticados con razón, su éxito popular en taquilla ha sido indiscutible, creando su propia ciudad del cine en torno a su mega productora Europa corps.
Magnate millonario del cine francés, Besson tiene el mérito de haber abierto su propio camino a pulso, cubriendo un amplio espectro de producción que va desde un cine abiertamente comercial, a un cine de autor tanto propio como ajeno. No es sin embargo Besson un cineasta “autor” en el sentido que le da la critica a esa denominación, sino más bien un cineasta popular que alimenta sobre todo su imaginación en el mundo del cómic.
De su nutrida filmografía me quedo con películas como “Subway” 1985, “Nikita” 1990, “El quinto elemento” 1997, o incluso más recientemente “Lucy” 2014, aunque el guion era bastante flojo. Por sus brillantes efectos especiales y su potencia visual podemos colocar también ahora “Valerian” entre lo mejor de su filmografía, aunque pienso que le falta garra a la pareja protagónica en este relato visiblemente dirigido a un publico quinceañero.
Efectos especiales que han sido realizados en Nueva Zelanda por la reputada empresa Weta, la misma que firmó los efectos de “Avatar” y de “El señor de los anillos”. Los excelentes decorados estuvieron a cargo de Hugues Tissandier, quien había colaborado ya con Besson en películas anteriores, desde ”Juana de Arco”, hasta el gran éxito de “Lucy”en 2014.
Una odisea espacial para adolescentes en el siglo XXVIII
Con “Valerian, y la ciudad de mil planetas”, presentada en versión 2D y 3D, y rodada en ingles en su versión original, vuelve Besson al terreno de la ciencia ficción, con la adaptación de un célebre tebeo para adultos “Valerian et Laureline” del guionista Pierre Christin y del dibujante Jean Claude Mezieres, concebido en 1967 en la revista Pilote, y objeto de culto de todos los aficionados al cómic en Francia. desde la publicación del primer álbum en 1970.
En el cine de Besson, sincero y eterno adolescente, siempre me ha gustado su olfato para descubrir la atractiva fotogenia de sus interpretes femeninas, desde Anne Parillaud, a Milla Jovovich. Pero en esta ocasión lo que menos me convence en su película, no es tanto el guion, sino más bien el casting de la pareja protagónica.
El guion basado en dos capítulos del tebeo: “el embajador de las sombras” y “el imperio de mil planetas” responde al espíritu de la obra original, y cuenta como Valerian y Laureline atraviesan mil aventuras para salvar la estación espacial Alpha donde conviven en paz todas las razas y todo tipo de criaturas.
Besson introduce también un generoso mensaje pacifista y ecologista, frente a la locura bélica de los imperios, pues los dos agentes espaciales van a salvar de la destrucción el planeta puro y paradisiaco de los Pearls. Y como en todo tebeo el campo queda abierto para decir continuará…
Si los diálogos están escritos con algunos destellos de humor, tanto la modelo británica Cara Delevingne, como el actor norteamericano Dane DeHaan, carecen de fuerte carácter en ese papel de super agentes espaciales, y su historia de amor un tanto sosa, parece escrita con la preocupación de ser autorizada para todos los públicos.
El mejor hallazgo en el casting de ‘”Valerian”, a mi juicio, es en cambio el personaje de Bublbe, interpretado por la afamada cantante Rihanna, que hubiera merecido mucho mayor protagonismo en este guion, tanto por su fuerte personalidad como por su evidente carga erótica y sensual. Un personaje por cierto gracias al cual asistimos a las secuencias más brillantes de espectaculares efectos especiales, cuando se transforma adoptando el aspecto físico de los seres más diversos.
Para los que piensen que Besson ha querido hacer un Star Wars made in France, conviene recordar que, ya en el momento del estreno de dicha película, los autores del tebeo “Valerian y Laureline” habían acusado a George Lucas de haberse inspirado abiertamente en su obra, sin ni siquiera citarlos. Habituados al remake y al plagio, en todo caso no son los americanos quienes pueden tirar la primera piedra.
Conclusión, “Valerian” es un poderoso espectáculo visual de efectos especiales, que vale la pena ver, aunque una vez más, como en otras películas de Besson, su relato resulta ingenuo y nos sabe a poco.