Tres notas a destacar, tras la clausura ayer del segundo Certamen Nacional de Teatro Aficionado celebrado en el magnífico y acogedor teatro de Alba de Tormes, con una primera observación acerca de la necesidad de mantener en activo teatros tan excelentemente restaurados como el de la localidad salmantina.
La primera se la merece la concejala de Cultura de aquel ayuntamiento, empeñada en iniciar y mantener un certamen de estas características en colaboración con los ayuntamientos de la comarca. Enhorabuena por hacer que el teatro aficionado fomente un público aficionado al teatro.
La segunda nota tiene que ver con la anterior: si una concejalía de Cultura se compromete a una actividad de este carácter, máxima expresión de la cultura, la comunidad le presta la acogida que los ciudadanos de Alba le han dispensado al teatro, con el aforo al completo en cada una de las funciones que se ofrecieron a lo largo del mes de noviembre y parte de diciembre.
En tercer lugar, es de celebrar asimismo la selección de espectáculos y grupos que se han presentado al certamen, previa visualización de los correspondientes vídeos. A todos cabe felicitar por su participación, pero especialmente al veterano grupo gijonés La Galerna, que con más de treinta años de historial representó en el teatro albense El malentendido, de Albert Camus.
Cuando se mantiene una actividad tan prolongada y autoexigente, avalada por otros premios y la participación incluso en certámenes internacionales, y prima además en el grupo el amor al arte sobre todas las cosas, es comprensible que el jurado del certamen le haya otorgado a La Galerna hasta cinco de los premios entregados ayer en el acto de clausura: mejor espectáculo, mejor puesta en escena, mejor dirección, mejor actriz y mejor actor.
Sólo me queda añadir el deseo de que el certamen de Alba de Tormes se mantenga y tenga la calidad y concurrencia que en esta segunda edición.