Investigadores del CRISPR y expertos en ética de al menos, siete países, han pedido un aplazamiento de cinco años en las aplicaciones clínicas de la edición genética de los óvulos, espermatozoides y embriones humanos y critican a los científicos por las consecuencias de dichas prácticas.
Los autores de dicha moratoria publicada en Nature han propuesto a la Organización Mundial de la Salud, (OMS) que estos debates sean de carácter internacional y que con los criterios del comité del ética recién constituido en el mes de diciembre del pasado año, se analicen todos los aspectos que hoy se cuestionan en la edición genética. A esta iniciativa, se ha sumado también el Instituto Nacional de Salud (NIH) que exige de igual forma, que sean debatidos todos los aspectos que supone estas averiguaciones genéticas.
Los firmantes de la moratoria que han estado involucrados en el campo de la edición genética con CRISPR y de hecho, han sido agentes activos en su desarrollo y aplicación y critican a los científicos, sin especificar nombres, acerca del conocimiento que ya tenían sobre estos experimentos con embriones humanos y por tanto, la ya cuestionada praxis y ética en este sentido.
El aplazamiento, consideran que no afectaría a la edición genética de las células en personas adultas con finalidad terapéutica como una de las formas avanzadas de terapia génica somática que ya se está utilizando en algunas patologías congénitas, sobre todo en enfermedades de degeneraciones macollares y de otras enfermedades raras sobre las que se está aplicando la biomedicina con CRISPR. De igual forma, la praxis en distintos tipos de leucemia, distrofia muscular de Duchenne, Stargardt y otras enfermedades genéticas, estas modificaciones genéticas al no realizarse en la línea germinal, no afectarían a los descendientes.
Una vez que pasen estos cinco años se podrán adherir de manera voluntaria o detener, de igual forma, cualquier edición genética de seres humanos. Se podrá permitir la edición genética de estos en determinadas circunstancias, pero siempre bajo la supervisión y el debate con los agentes implicados en la sociedad que deberán justificar la ciencia, la ética y todas las consideraciones oportunas al respecto.
El debate está abierto porque para otros científicos supone un gran obstáculo en el rediseño de la especie humana, aunque reconocen que quizá, de no pararse ahora la confianza y los riesgos que supone dañar a los pacientes serían ostensiblemente peores.
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