Fallece Ennio Morricone, el músico del ajedrez

Con motivo del fallecimiento en Roma del director Ennio Morricone, bueno es recordar la intensa relación que tuvo durante toda su vida con el ajedrez.

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Morricone, derecha, juega contra el presidente de la FSI en 2016

El músico y director de orquesta italiano Ennio Morricone, de 91 años, recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2020 y autor de más de quinientas bandas sonoras de películas, había confesado en alguna ocasión que «si no hubiese sido compositor» le habría gustado ser ajedrecista, «pero de alto nivel, aspirante al título mundial».

Hay que recordar la vinculación de Ennio Morricone con España, donde se subió por última vez a un escenario, el Wizink Center de Madrid, el 8 de mayo de 2019. Lo hizo antes de colgar la batuta definitivamente. Le acompañó en esta actuación la cantante portuguesa Dulce Pontes con quien grabó un disco, ‘Focus’, en el año 2000.

Morricone había visitado España en anteriores ocasiones: estuvo en Sevilla a finales de 1999 y en Lorca a mediados del año 2007.

Pero hay que destacar una faceta tal vez poco conocida, que era un gran aficionado al ajedrez –la portada de uno de sus discos lleva como título ‘Tablero de ajedrez musical’-. En su libro ‘En busca de aquel sonido. Mi música, mi vida’ editado por Malpaso Ediciones en 2017, muestra su pasión por los 64 escaques, a través de una conversación con el también compositor Alessandro da Rosa.

En un capítulo refleja todo lo que piensa y siente por el más que milenario juego. La apertura que le gusta jugar es e4, tal como lo aconsejó su maestro en ajedrez, el que fuera doce veces campeón italiano Stefano Tatai (1938-2017), porque recuerda «el bajo continuo».

«He encontrado fuertes puntos de contacto entre el sistema de anotación musical y el ajedrez, son actividades igual de creativas, ambas se basan en procedimientos gráficos y lógicos que implican también la probabilidad, lo imprevisto, así como «combinaciones horizontales y verticales. El número de movimientos posibles crece exponencialmente, esto me hace pensar en el contrapunto. Existen analogías entre las dos disciplinas».

Así, menciona que no es casual que entre los matemáticos y los musicólogos se oculten grandes jugadores: el compositor, clavecinista y teórico musical Jean Philippe Rameau (1683-1764), el pianista y ajedrecista Mark Taimanov (1926-2016) y los compositores Serguei Prokofiev (1891-1953) y John Cage (1912-1992).

Entre sus ajedrecistas preferidos cita a Bobby Fischer (1943-2008), «un auténtico fuera de serie, inventó movimientos inesperados y sorprendentes» y Mijail Tal (1936-1992), «uno de los más grandes ajedrecistas de la historia, ganó muchas partidas gracias a movimientos que confundían tanto al rival que no tenían tiempo suficiente para reflexionar».

«Para mí el ajedrez es el juego más hermoso, precisamente porque no es solo un juego. En efecto, cuando agarras estos pedacitos de madera, estas estatuillas se convierten en una fuerza, absorben la energía que uno les da. En el ajedrez, está la vida, está la lucha. Es el deporte más violento que hay» afirma el músico, quien llegó a tener una clasificación de casi 1700 puntos Elo.

Cuando hacía la música de ‘Los odiosos ocho’ (2015) del director Quentin Tarantino, por el que recibió el Oscar a la mejor banda sonora de 2016, «iba descubriendo la tensión que silenciosamente crecía entre los personajes, pensaba en el estado de ánimo que se experimenta durante una partida de ajedrez».

Entre los directores de cine con los que jugó se encontraban Terrence Malick, «es mucho mejor que yo», además de los compositores italianos Egisto Macchi y Aldo Clementi.

También se enfrentó a campeones de ajedrez, llegó a hacer tablas en Turín en el año 2000 con Boris Spassky y perdió con Kasparov y Karpov. También jugó contra el gran maestro húngaro Peter Leko, así como con la mejor jugadora femenina, la húngara Judit Polgar, cuando visitó Roma al entrar Hungría en la Unión Europea. Entonces ella declaró: «Antes de una partida siempre escucho la música de Ennio Morricone para motivarme».

«El ajedrez está dominado por una tensión angustiosa y silenciosa. Incluso hay quien dice que el ajedrez es una música silenciosa, para mí jugar es un poco como escribir música», sostiene Morricone.

También hizo la siguiente comparación: «se puede hacer un paralelismo entre música y ajedrez, un alfil amenazando un enroque me recuerda a una trompeta, la torre que se mueve entre las columnas es como los timbales que rompen la orquesta».

Asimismo mencionar que para las 37º Olimpiadas de Ajedrez de Turín de 2006, que ganó Armenia, escribió el ‘Himno de los ajedrecistas’. En 2012 y 2016 acudió al Campeonato de Italia de ajedrez.

Tanto la Federación Italiana de Ajedrez (FSI) como la propia Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) han tenido un recuerdo para Morricone que puede ser considerado el músico del ajedrez.

Jesús Cabaleiro Larrán
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, rama Periodismo con cursos de doctorado, estudios sobre Marruecos contemporáneo y el Sáhara Occidental. Más de 35 años de periodismo, la mayoría en prensa escrita, ha trabajado a ambas orillas del Estrecho de Gibraltar, casi 13 años en el extinto diario El Faro Información, en Algeciras, donde empezó de redactor y del que fue su último director y en Tánger dos años en un diario digital. Además ha participado en la mayoría de los Congresos de Periodistas del Estrecho desde el inicial en 1993 hasta 2019. Titulado en ajedrez por la UAH y UNED. Amante de Portugal. Ha publicado un libro, ‘Artículos periodísticos. Apuntes para la historia de la prensa de Algeciras’.

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