Europa se tambalea y con ella, el dolor de todos los demócratas. El lugar perfecto, Bruselas, un 22 de marzo, cuna del corazón de los países miembros de la Unión. Y allí, en donde confluyen varias nacionalidades, varios países, varias personas de todos los lugares, vibra la desazón y el horror en un martes santo, toda la ciudad.
Ya no hablamos de muertos porque uno es mucho; han sido 31 y 230 heridos pero no será el final. Asistimos de nuevo al desconcierto de una ciudad que llora en plena hora punta; un metro, un aeropuerto Zaventem, las inmediaciones del parlamento europeo, Schumann, Maelbeek. ¿Por qué pueden matar? ¿por qué han vuelto a matarse?
Hermanos…¿hermanos que se inmolan en nombre de Alá?
La cosa es mucho más simple de lo que se piensa, añade el Dr. De Miguel, psiquiatra y coordinador de las Jornadas de Fanatismo, Adolescencia y Psiquiatría que tuvieron lugar en Madrid hace poco más de un mes; «es una etapa muy especial y muy angustiosa para los jóvenes. Son víctimas muy propicias para cualquier ideología, se llenan de signos de identidad, se hacen tatuajes, y a veces, la mayor parte de las atrocidades que pueden cometer los adolescentes solamente tienen por objeto la búsqueda de la notoriedad», añade el experto.
El drama de la sociedad europea pasa por el desencanto de los jóvenes y además nada tiene que ver en muchos casos su formación. En esas edades es muy fácil captarlos para que pertenezcan a un club o secta, y en los primeros años de su juventud, son especialmente sensibles a adscribirse a ese tipo de aspectos ideológicos o de pertenencia a sectas que vayan a reforzar su identidad y que les haga sentir más importantes.
Es muy importante, cita el Dr. de Miguel, «transmitir a la sociedad estas situaciones de riesgo en momentos como el que estamos viendo y que vemos cómo los sistemas educativos se convierten en viveros de fanatismo nacionalista o fanatismo religioso, que posteriormente, van a condicionar sus vidas».
El acercamiento a los jóvenes con un lenguaje natural y compresivo hará que sepamos cuáles son sus aficiones, cuáles, sus expectativas de vida y cómo podemos atajar esas conductas cuando no son del todo elegidas. Escuchar al adolescente, guiarle y sobre todo orientarle en todo lo que tiene que ver con grupos que le pretenden captar de una u otra forma es parte del trabajo de los padres que muchas veces, ignoran cuáles son las actividades de sus hijos y cuáles son sus expectativas de vida.
«La adolescencia, puede ser un periodo clave en la consolidación de las vías hacia la violencia y el fanatismo porque muchos de los fenómenos psíquicos específicos de la adolescencia lo facilitan» añade el Dr. Alain Braconnier, psiquiatra del Centro Phillipe Paumelle de Paris. «Es el proceso de metamorfosis hacia una nueva identidad y deben pasar, necesariamente por la idealización apasionada o rompedora de nuevos modelos, ideas, relaciones que rechazan la violencia, lo que anteriormente han aceptado y que ahora les parece un sometimiento alienante a figuras familiares bruscamente desvalorizadas», justifica el doctor francés.
«Es muy importante la prevención desde el inicio de la adolescencia y una vez pasada la etapa de los 18 a 22 años, se podrá hablar de enfrentarse con éxito o fracaso a la construcción de la identidad del joven», añade también el doctor De Miguel.
En relación a las conductas de los adolescentes es frecuente que puedan existir crisis psicóticas graves que den lugar al suicidio, a las salidas aberrantes hacia movimientos que se adscriben como sectas o grupos terroristas. Es muy importante, ver cómo se desarrollan esas conductas pero actualmente se calcula que por la educación que están teniendo los jóvenes, las grave crisis económica, el paro juvenil, y sobre todas las cosas, la crisis de valores que atraviesa el viejo continente, sean captados por sectas que nada tienen que ver con su educación y tampoco con su lugar de origen.
El fanático nace y se desenvuelve muchas veces en el mismo lugar en donde de pequeño ha jugado. Puede sentirse europeo, francés, belga o español, y reconvertirse en ese período que significa y es, la búsqueda absoluta de la identidad.
Esa justificación que todos buscamos cuando no nos explicamos cómo jóvenes formados, universitarios y con cierta preparación pueden llegar a inmolarse en nombre de. El sistema educativo debe reforzar estos conceptos y debemos, todos, procurar que los jóvenes encuentren el camino que pueda alejarles de esos viveros de fanáticos que les prometen encontrar el lugar soñado en donde ellos son alguien aunque sea atentando contra sus propios hermanos.
De nuevo hablamos de educación, de ética, de técnica y los educadores y por supuesto, los políticos, deben tener encima de la mesa hoy más que nunca, la responsabilidad de crear personas que no puedan ser víctimas de conductas inexplicables que hagan confluir lo peor del ser humano. Sus identidades son hoy, captadas por las redes sociales, dinamitadas a un espacio de luz y color que termina el mismo día que son los elegidos para obrar en nombre de Alá, por ejemplo.
Y hoy, en un lugar como España, aunque el sol salga por Antequera los que dicen tener que hacer lo mejor para el país se toman unos días de descanso y que el país lo gobierne, Rita, la cantaora. Con eso de tener la alerta 4 en marcha tenemos bastante…
Por los que han muerto hoy, ayer, hace años; belgas, españoles, parisinos, argelinos, británicos, alemanes, suecos, suizos, daneses, portugueses, griegos, sirios, etc, etc, etc; a todos los que han perdido a algún amigo, familiar, conocido, a todas las víctimas del terrorismo, hoy, una vez más, todos somos ellos.
A veces, creo que no nos acordamos.
DEP #JeSuis…#NousSommes
Juventud. En todas las generaciones – si es que se puede hablar de generaciones – la Juventud ha tenido y tiene la obligación de no conformarse con la herencia recibida. Es una norma no escrita. Es una norma casi biológica, que se manifiesta de diversas maneras, Hay quien se conforma con dejarse arrastrar por los formalismos más convencionales: las modas, las tendencias del momento. Hay quienes optan por intentar resolver su futuro preparándose para opciones y objetivos que quizá jamás alcancen. Existen, quienes desesperan a golpe de litrona en las esquinas. Otros, quedan excluidos de modo radical, por AFORO laboral completo. Los más, se cobijan en el HOGAR de la denostada familia, por fuerza mayor, por supuesto, hasta bien alcanzados los 30 o 40.
Algunos – los menos- se radicalizan con billete solo de ida, pensando que: hay que facturar el futuro a lo «Germanwings» ¡Yo, y unas decenas o un par de cientos más! Las causas: todas y ninguna. Cualquiera puede justificar o criticar esas acciones de auto-destrucción individual con efectos y consecuencias colaterales acompañadas de garantía de publicidad de ámbito global asegurados. ¿Justifican estas observaciones los atentados? No. Como tampoco se pueden justificar los silencios oportunistas sobre las destrucciones de países completos. Las aplaudidas Primaveras Arabes. No eran Primaveras Islamistas