El fotógrafo Faustí Llucià Fotointerpreta “Coto de Caza”, un cuento de Philip K. Dick. La Biblioteca Esquerra de l´Eixample-Agustí Centelles de Barcelona acoge ésta nueva edición, la novena del proyecto Fotointerpretación de textos literarios.
Esta obra tiene mucho de relato de serie negra: un cuerpo del delito -los jabalíes-, una prueba pericial –los cartuchos- y el lugar del crimen -los parajes azulados-.
Los tres, con registros diferentes, se juntan para contarnos la evidencia: la relación entre el poder y sus víctimas.
Faustí Llucià
FOTOINTERPRETA
“Coto De Caza”
Biblioteca Esquerra de l’Eixample-Agustí Centelles
Sala de exposiciones (planta -1)
Comte d’Urgell, 145-147
Inauguración: 8 de octubre, 19:30h
Exposición: Del 8 al 30 de octubre
De lunes a viernes de 10 a 20.30 h
Sábado de 10 a 14 h y de 16 a 20 h
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COTO DE CAZA
El proyecto Coto de Caza es de estos proyectos que se inician o nacen solos, casi en contra de la voluntad del autor, como ejercicio de reconocimiento de la evidencia. El punto de partida fueron los cartuchos, encontrados inesperadamente en medio del bosque. No solo los 8 fotografiados. El suelo estaba literalmente cubierto de ellos. Siempre me ha fascinado cómo el uso de un objeto comporta la alteración del mismo. Cómo su apariencia se ve alterada por la función para la que han sido creados. Hay algo vivo en esta transformación. Algunos son de un solo uso, cartuchos, latas. Modificados abruptamente primero y por el paso del tiempo después. Otros lo son por su repetido uso. Me sorprendió, en particular, las cuatro puntas desgastadas en diagonal de un tenedor. Me imaginé el hábito de comidas y comidas con el gesto repetido de su propietario removiendo el plato, formando, en su desgaste, parte involuntaria de él ¿la comida de siempre, el mismo tedio, la aburrida necesidad de alimentarse, demasiado caliente otra vez…?
Faustí LLucià. Fotointerpreta. «coto de caza»En Coto de Caza fueron los cartuchos. Inmediatamente, la narración de los sucesos ocurridos se representó en medio del paisaje. Azul, frío, la soledad del amanecer. Solo los implicados en los hechos. No testigos. Vacío invadido de rastros. Vacío que ya se llena con la memoria, con el recuerdo de los sujetos: las víctimas. Éstas o anteriores, pero ya vistas, exhibidas como trofeos y, como todo los trofeos, ejemplos de poder. La historia siempre se repite. Farsa o drama, los hilos que unen las huellas tejen la historia. Casi involuntariamente, de la quietud del bosque sale un relato policíaco.
Me agradó descubrir que Philip K. Dick, años antes, en 1953, había escrito el relato «Fair Game», traducido como «Coto de Caza». Aquí, el protagonismo recae en el hombre culto, satisfecho de sí mismo, de su inteligencia y de su estómago, ajeno a cualquier planteamiento de caza.
Creo que las dos narraciones, diferentes en los acontecimientos y en el rol de los protagonistas, tienen un parecido de fondo: el uso del poder. Víctima y verdugo son papeles cambiantes en la que solo la prepotencia se niega a admitirlo. El relato de Philip K. Dick, cargado de ironía hacia nuestra civilización, nos lo constata. Quizás solo se trate de saber quien es el otro.
Faustí Llucià