«Cuando has sobrevivido al desierto, cuando has sobrevivido sobre el agua… Hay personas que me preguntan por qué sonrío. Yo les digo: porque ya no hay nada de desgraciado» (Liil Serge Mbeutcha)
Llegado a Francia desde Camerún en 2016 con la intención de jugar al rugby en Besançon, Liil Serge Mbeutcha, tuvo que cambiar de sueños a los veinticinco años a causa de una lesión.
Le quedaba otra pasión, el cine, que ahora le ha llevado hasta el palacio de Festivales de Cannes con el que es su tercer cortometraje: «#Quiproquo», la historia de un camello de poca monta, rodado en las calles de Besançon, que dura veintiséis minutos.
«Es mi tarjeta de visita para encontrar financiación para un largometraje», ha explicado Mbeutcha al presentar su película «con formato de los telefilms americanos» y que trata el tema de la segunda oportunidad: «Es la historia de un joven de barrio que cae en una red de traficantes y se encuentra en la cárcel. A la salida, quiere reinsertarse pero se encuentra atrapado entre sus antiguos colegas y la policía que sigue sospechando de él».
La historia, inspirada en hechos reales, está llena de quiproquos, lo que da origen al título.