La película francesa «En la casa» de Francois Ozon, adaptación de una obra teatral del español Juan Margoya, se ha alzado con una merecida Concha de oro a la mejor película en la competición oficial de la recién acabada sesenta edición del festival donostiarra.
Ozon se lleva además el premio del jurado al mejor guión.
“Blancanieves” del español Pablo Berger, que le ha disputado de cerca el premio a la película francesa, se lleva un premio especial del jurado y un premio ex equo de interpretación femenina para Macarena García, compartido con la norteamericana Katie Coseni, una de las chicas rebeldes de «Foxfire» del francés Laurent Cantet.
La concha de oro al mejor director ha ido a parar al madrileño Fernando Trueba por «El artista y la modelo», mientras que el premio al mejor actor fue para el español José Sacristán en «El muerto y ser feliz» del también madrileño Javier Rebollo, que obtiene además el premio de la Fipresci, Federación de la crítica internacional.
El premio a la mejor fotografía fue para el iraní Bahman Ghobadi por «Rhino season» y hubo también mención especial del jurado para la película libanesa «El atentado» de Ziad Doueiri.
Un Palmarés bastante razonable y producto, como a menudo, de un compromiso, que fue recibido en sala de prensa con aplausos para la concha de oro y con división de opiniones en cuanto al resto. Lo más importante en un Palmarés son siempre los tres primeros premios: película, direccion y guión, y es evidente que «Blancanieves» no logró -a juicio del jurado internacional presidido por la productora Christine Vachon– superar en la quiniela a Fernando Trueba. Decisión discutible pero respetable.
En cuanto a los premios de interpretación en los festivales de cine tengo la impresión de que se han convertido cada vez mas en premios de consolación para los que no ganaron la carrera. Aunque es evidente que nadie discutirá el carisma y talento de José Sacristán o la prometedora interpretación de Macarena García.
Hecho de menos en ese Palmarés oficial a “El capital» de Costa Gavras, que ha obtenido un premio paralelo de la Asociación de donantes de sangre a la solidaridad. Bueno algo es algo, aún hay gentes cinéfilas y solidarias.
En cuanto a las otras secciones destaquemos que el premio de la juventud fue para la paraguaya «Siete cajas», el de nuevos realizadores para la película chilena «Carne de perro» de Fernando Guzzoni, y dos menciones para la peruana «El limpiador» de Adrián Saba y «Parviz» del iraní Majid Barzegar.
El jurado de Horizontes Latinos dio dos menciones para «Después de Lucía» del mexicano Michel Franco y «Era una vez eu… Veronica» del brasileño Marcelo Gomes.
El gran premio Horizontes Latinos fue para «El último Elvis» ópera prima del argentino Armando Bo, que aunque no la dimos en nuestro pronóstico, no desmerece en absoluto el premio y figura en efecto entre las mejores de esa selección de doce películas latinoamericanas del presente año.
Armando Bo, es nieto del controvertido cineasta argentino Armando Bo –autor de un cine erótico popular junto a su esposa y actriz Isabel Sarli-, e hijo de Victor Bo también realizador. Aunque su carrera la ha desarrollado en el mundo de la publicidad cosechando numerosos éxitos, Armando Bo (nieto) firma con “El último Elvis» su primer largometraje de ficción para el cine.
Una obra que por su contenido y su puesta en escena se sitúa en las antípodas de la estética publicitaria, pues su autor busca mostrar el aspecto sombrío de la vida cotidiana de ese hombre frustrado en su condición laboral y como va a ser devorado poco a poco por su otro yo. «El ultimo Elvis» cuenta la historia de un obrero metalúrgico que es sosias de Elvis Presley y está obsesionado por ese desdoblamiento de personalidad, hasta tal punto que se toma por Elvis y se siente habitado por el personaje.
El argentino John Mc Inerny, músico y cantante, interpreta ese papel de detestable y entrañable perdedor, un hombre contradictorio, incapaz de ocuparse de su hija, y separado de su esposa, que sueña con viajar a Menfis en los Estados Unidos siguiendo las huellas de su ídolo. Con un ingenioso e inesperado final.