En la tarde de este sábado 29 de febrero de 2020, en plena crisis sanitaria del coronavirus, el primer ministro de Francia, Edouard Philippe, ha anunciado por sorpresa la decisión de interrumpir el debate parlamentario sobre la “reforma del sistema de pensiones”, debate en el que la oposición había presentado cerca de 40 000 enmiendas, mas de la mitad a cargo de los diputados de Francia insumisa, partido comunista, y partido socialista.
La decisión se ha tomado en un consejo de ministros presidido por Emmanuel Macron, quien había sido convocado oficialmente para tomar medidas sobre la pandemia del coronavirus. Se han señalado ya cerca de 80 casos de contagio y dos personas fallecidas en Francia.
Aprovechando la sicosis creada por el incremento de la epidemia de coronavirus que también ha llegado a este país, contrariamente a las primeras declaraciones del Gobierno y de su ex ministra de Sanidad, Agnès Buzyn, el primer ministro ha desenfundado el arma mas antidemocrática de la Constitución de la Quinta Republica: el 49,3.
Este artículo permite al ejecutivo interrumpir el debate parlamentario y hacer aprobar su proyecto de ley prescindiendo de la opinión de todos los cuerpos intermediarios.
En cuanto la noticia ha circulado en los medios informativos y en las redes sociales, manifestaciones espontáneas de miles de personas se han desarrollado en París, frente a la Asamblea Nacional, pero también en diversas ciudades del país, para protestar contra esta decisión antidemocrática de Macron y de su gobierno.
Más preocupado por hacer pasar su proyecto de “pensiones por puntos”, que de yugular realmente la epidemia del coronavirus, el ejecutivo acaba de tomar una decisión que busca instrumentalizar la necesaria movilización sanitaria para controlar y sofocar el poderoso movimiento de protesta social en curso. El jefe del Gobierno ha anunciado también que las reuniones de más de cinco mil personas quedan prohibidas en Francia, una motivación sanitaria pero evidentemente antisocial.
No faltan los comentaristas con carta de prensa, perros guardianes del poder, para explicarnos que el 49,3 se ha aplicado en numerosas ocasiones en la historia de la Quinta República. Lo que no dicen en cambio es que, en esta ocasión, la verdadera novedad es que se recurre a esa decisión tras ignorar la movilización de millones de personas en Francia, tras ignorar la huelga general de dos meses, y la persistencia del movimiento reivindicativo de los gilets jaunes, que ha sacudido profundamente la legitimidad del presidente Macron y de sus “godillots”.
Desde hace meses, la desproporcionada violencia policial contra las manifestaciones, sea del movimiento sindical o de los gilets jaunes, ha puesto de manifiesto la deriva autoritaria de un poder presidencial que no ha dado otra respuesta que la represión, provocando numerosos heridos y mutilados entre los manifestantes.
A la violencia policial contra los manifestantes se añade ahora la violencia institucional frente el contrapoder que representa el Parlamento. Ni el coronavirus ni el macronavirus podrán impedir sin embargo la expresión de la voluntad popular a corto, medio o largo plazo.
¿Prohibirá el gobierno también las elecciones municipales por razones sanitarias, en las que las encuestas anuncian la debacle del LREM partido macronista? La tentación autoritaria de prohibir las manifestaciones contra el Gobierno ha encontrado una excelente excusa con la anunciada pandemia, pero esas medidas huelen a fin de reino para un presidente impopular y desprestigiado.
Ese mismo presidente y gobierno que se han negado, en cambio, a tener en cuenta las reivindicaciones del personal medico y hospitalario, que desde hace un año reclaman un aumento considerable de sus efectivos y mejora de sus condiciones de trabajo. El hospital público se encuentra así hoy gravemente fragilizado ante esta amenaza de pandemia.