Terminados los cinco días de galas, el LVII Festival Internacional del Cante de las Minas de la Unión, entra en la fase más importante, la de la auténtica razón de su existencia, tal y como fue concebido por el alcalde Esteban Bernal hace cincuenta y siete años.
Se trata de la presentación de los 33 semifinalistas de este año, que actuaron los días 9, 10 y 11 de agosto, once cada día, en las modalidades de cante, toque, baile e instrumentistas, de entre los cuales saldrán los ganadores de la Lámpara Minera, Bordón Minero, Desplante y Filón, más los premios por palos en el cante.
He recordado la frase que dijo el año pasado la cantaora almeriense María José Pérez, Lámpara Minera 2015, en la Gala de Premiados: “Por primera vez he cantado con plena libertad, sin estar pendiente de las puntuaciones que puede darme o no, el Jurado del concurso”.
La frase me ha hecho vivir este año con cada concursante semifinalista el nerviosismo, la tensión, las ambiciones y temores, el estar pendientes en cada momento de los posibles criterios del jurado a la hora de votar. Cinco jurados, cinco votos posibles, no necesariamente en el mismo sentido para cada artista, suma de votos y debate final. Y esto cada participante lo lleva grabado a fuego en la mente. Cierto, no se actúa igual en estas circunstancias.
Y así, sin decir nombres, porque los que importan son los de aquellos que llegarán a la final del 12 de agosto, en cuyas actuaciones se jugarán el ser o no ser ganadores en el festival flamenco “más importante del mundo”, comentaremos algunas de las percepciones ‘físicas’ sobre el estado de ánimo de unos cuantos.
Hemos podido ver cómo la obsesión por lograr una técnica vocal sin fallos, ha hecho olvidar por completo la parte de los sentimientos y sensaciones; sin duda, donde más se nota es en el cante y en el baile, donde se da el factor más directo de expresión y transmisión de emociones; rigidez corporal en otros casos de cante y baile, clara expresión de inseguridad o temor; actuaciones planas en performers con buenos CV, que seguramente en otras circunstancias, en un tablao, en una peña flamenca, en un teatro, su expresión vocal, gestual y corporal serían muy diferentes.
Para actuar con la misma libertad en un concurso en que se juegan tanto, hay que tener una gran seguridad en lo que se hace y una mente ecuánime en un porcentaje muy alto. Y aún así no es fácil, cuando se actúa bajo presión. Me quedo con lo que dijo María José Pérez.
Los hay persistentes, que siguen presentándose por segunda y por tercera vez. De esto ha habido bastante en esta edición del festival. Alguno estará en la final o no. Pero llegar a tener un premio en el Cante de las Minas es todo un reto para muchos, porque puede suponer un punto de inflexión importante en sus carreras. En la historia del festival ha habido premios mayores obtenidos en el segundo o tercer intento. La perseverancia quizá también cuente a la hora de dar votos.
Han llegado a semifinales cinco instrumentistas, piano (2), bajo eléctrico, flauta travesera y charango argentino; cinco guitarristas; dieciséis cantaores y cantaoras y siete bailaores y bailaoras. El premio mayor de guitarra lleva tres años quedando desierto. Quizá eso desanima a presentarse, aunque tampoco es fácil llegar a semifinalista. Los cantaores y cantaoras se llevan la palma.
Los que no estamos en el jurado no podemos sustraernos a apostar por los finalistas. A veces se coincide con el jurado y a veces, como acaba de ocurrir con el baile, se ve muy claro desde fuera quién va a ganar, con varias opiniones coincidentes y luego ¡zas! la sorpresa y cierta frustración al comprobar que el favorito, incluso de algunos notables flamencólogos, no está en la final. O está pero no gana.
Pero bueno, estamos a sábado 12 de agosto de 2017. Desde esta mañana sabemos quién va a jugarse el todo por el todo en la final de esta noche, que se promete larga. Las tres noches de semifinales del 9, 10 y 11, las actuaciones sin ningún intervalo han durado cinco horas de reloj. Desde las 10 de la noche hasta las tres de la madrugada siguiente. Los que nos quedamos hasta el final llevamos quince horas de flamenco entre pecho y espalda en tres dosis. Casi como en el festival Wagner de Bayreutz.
Esta noche aspirarán tres cantaores a la Lámpara Minera, dos bailaores al Desplante, tres guitarristas al Bordón Minero y dos instrumentistas al Filón. Los cantaores Esther Merino Pilo de Badajoz, Anabel de Vico de Sevilla y Alfredo Tejada de Granada. Además, Antonio Romero a premio por Malagueña; Amparo Heredia La Repompilla por Taranta. Los guitarristas Israel Cerreduela de Madrid, Alejandro Hurtado de Alicante y Luis Medina de Córdoba. Los bailaores Macarena Ramírez de Cádiz y Fernando Jiménez Torres de Sevilla. Y los dos instrumentistas aspirantes al Filón, Pablo Suárez de Barcelona al piano, acompañado de chelo y saxo y Sergio de Lope de Córdoba con flauta travesera.
¿Quién quedará ganador después de esta noche? La respuesta en la próxima crónica.
- Enlace a las reseñas del Festival del Cante de las Minas de La Unión 2017