Parece mentira que lo primero que escribo desde que empecé el Curso de Permacultura en Alemania el domingo pasado, sea algo tan contrario, tan en las antípodas de lo que estamos tratando en el mismo. Tampoco hay mucho tiempo. El curso es tan intensivo que cuando acaba la tarea diaria hay que cambiar de chip para evitar la saturación.
Anoche nos proyectaron la película Food Inc. Un mosaico exhaustivo de toda la porquería que en función de los ‘business’ han creado las multinacionales de los transgénicos, con un capítulo entero dedicado a Monsanto, también las de las carnes, el pescado, las aves de granja. Empieza la historia, que se desarrolla en Estados Unidos, mostrando las enormes extensiones dedicadas otrora al cultivo de un maíz orgánico extaordinario. Eso es ya prehistoria. Ahora es maíz transgénico. Más del 75% del llamado ‘Corn Belt’ ha sido invadido por este maiz híbrido, de mala calidad, no polinizado, cargado de pesticidas, que envenenan el maíz, la tierra y el medio ambiente. A continuación aparece Mac Donalds & Co., la feliz idea de los hermanos MacDonald. Causa casi masiva de contraer la salmonella mediante la bacteria E-Coli, niños, jóvenes, gente de todas las edades, letal en muchos casos, quedando mal para el resto de la vida los demás.
Después se muestran las granjas de las vacas que acabarán convertidas en hamburguesa. Da pena verlas y sobre todo a veces resulta intolerable ver el maltrato, la auténtica tortura a que son sometidas. Apiñadas como sardinas en lata, o en jaulas estrechísimas, sacando las pobres las cabezas entre los barrotes. Hay que pensar como es la carne de animales que han sido torturados desde el nacimiento a la muerte, que han vivido en auténticas prisiones, que nunca han conocido el campo ni la buena yerba, que han sido artificialmente engordadas con piensos transgénicos o, peor, con harinas hechas de animales muertos, como acabarán las partes de ellas que no se comercializarán como carne. Hay miradas que llegan hasta el fondo del alma y las miradas de estos desgraciados animales llegan hasta el punto de tener que cerrar los ojos, porque no se puede soportar la visión de tanta tortura en función de un negocio que es una de las mil caras de un capitalismo despiadado. Luego, el marketing es precioso, carne 100% fresca, de la mejor calidad, de la granja al mercado, etc., etc. ¡Todo mentira! Lo que ofrecen es veneno y sufrimiento. La obesidad mórbida, algunos tipos de cáncer, además del contagio por bacteria E-Coli es lo que están ofreciendo y por desgracia sus clientes más adictos son los niños, que ya han ingerido todos los venenos mentales de esta absurda sociedad de consumo.
Quizá lo más estremecedor son las granjas avícolas. Ver a esos pobres polluelos recién salidos de la incubadora, -no del huevo-porque para empezar son polluelos sin madre, caer en masa por una especie de tobogán hacia su prisión de por vida. Los engordan con porquería en un tiempo récord, apiñados, el espacio libre no existe, toda su corta vida de pie, sin dormir, con la luz encendida hasta que llega la hora de entregarlos al verdugo. Hay una secuela de sonido desde el exterior de esa especie de barracones y puedo asegurar que su grito es estremecedor, que aunque no han conocido otra cosa, sufren, son animales enfermos, porque lo que comen no es sano. Es más, es un engorde sectorial, saben que lo que prima es la pechuga, pues crean pechugas anormalmente dilatadas para satisfacer la demanda de un público que no sabe que lo que está comiendo es tortura despiadada de por vida. Tampoco se puede aguantar verlo.
La película, que tiene un metraje de casi hora y media, pone el broche de oro con un capítulo dedicado a Monsanto. Aquí se habla de Estados Unidos, pero sepan que la tenemos bien instalada en España. A ver, ¿qué tomates estamos consumiendo? Híbridos, sin pulpa ni semillas. A los de más precio les queda un residuo, un hilillo de pepitas y pulpa, recuerdo remoto de lo que fueron nuestros suculentos tomates de huerta. Cualquier fruto que no tenga semillas es transgénico, híbrido. Criado con pesticidas y fertilizantes químicos, que los envenenan, así como la tierra y el medio ambiente. Las abejas huyen de estos productos. No hay polinización, no hay vida sana.
Uno de los hechos que aparecen en la película es el intercambio de lobbistas de Monsanto y responsables gubernamentales situados estratégicamente en puestos medioambientales y agrícolas. A veces, las mismas personas son lobbistas, a veces funcionarios y viceversa. El gobierno de Estados Unidos está trufado de antiguos responsables de Monsanto y viceversa. Los lobbies invierten fortunas en comprar individuos y voluntades que pudieron ser buenas antes de su intervención. La misma estrategia es empleada en Bruselas, en el mismo corazón de la Comisión Europea, el organismo responsable de tomar decisiones. Con frecuencia, los lobbies logran cambiar no solo decisiones, también principios. Hace tres años, la Comisión Europea, dió luz verde al cultivo de transgénicos en Europa, tras años de presiones. Al año siguiente hubo una proposición de ley muy restrictiva para el cultivo de plantas medicinales. No tengo información de que en este caso lo consiguieran.
Como Washington, Bruselas es un nido de lobbies, son las dos capitales de los lobbies en el mundo. Como en Washington los funcionarios oficiales y los lobbistas son intercambiables. Conocemos nombres y apellidos.
Otra consecuencia terrible de caer en las redes de Monsanto y Cía., es que convierten en auténticos rehenes a sus clientes. No hay semillas, hay que comprárselas cada año, al precio que quieran cobrarles. Si alguien se permite ‘copiarlas’, se querellan. Son los únicos propietarios de las semillas. En España ha habido casos y lo sé fehacientemente porque lo he visto en la propia web de Monsanto.es. Como aviso a navegantes, supongo. Tienen la desfachatez de anunciarse como salvadores, diciendo que el suyo es el único modo de que haya alimentos para la población mundial dentro de cincuenta años. Lo que muchos creemos es que dentro de cincuenta años o menos, cuando hayan destruido el equilibrio biológico terrestre, irán todos ellos a la cárcel. Será demasiado tarde.
Lo único que puede salvar a este planeta es restaurar su equilibrio biológico natural, reaprender a comer sano. Alimentos hay para todos, con una producción equilibrada, en cualquier lugar del mundo. Es absurdo querer enmendar la plana a la Naturaleza. No es que nos engañen, es que nos dejamos engañar. ¡Basta ya de creerse todo, porque lo ha dicho la ‘tele’!
Hablaremos de permacultura en breve.
Manipulación genética y pesticidas? Entonces para que la manipulación? Solamente para hacer el maíz más grande? No hay manipulación genética para evitar pesticidas?
Intenta ser más precisa, dejas que tu argumentación sea tumbada fácilmente.
Gracias.