Fuentes sindicales señalan que un millón tres cientos mil manifestantes han participado este 24 de enero de 2019 en toda Francia (250 000 según la policía), en la séptima jornada de movilización nacional contra el proyecto de Enmanuel Macron de destrucción del sistema paritario de pensiones actualmente en vigor, para reemplazarlo por un sistema “por puntos”, inspirado por los fondos de pensiones norteamericanos.
Mientras Macron y su gobierno han presentado hoy su proyecto en Consejo de ministros, en París y en provincias prosiguen las huelgas y manifestaciones, que reúnen a todas las profesiones del sector publico y privado, abogados, médicos, personal sanitario, poceros, transportes públicos, SNCF, educación nacional, universidades y liceos, museos, bibliotecas, sector de la energía, gas y electricidad, así como los estibadores que siguen bloqueando con su huelga los principales puertos franceses.
En París la manifestación ha sido masiva y con una participación muy significativa de profesiones y sectores muy diversos de la sociedad francesa, en lucha por sus propias reivindicaciones y con un denominador común: la defensa del actual sistema de pensiones paritario. Lo que más me ha sorprendido es la participación de las bases en lucha, más que los propios aparatos o direcciones sindicales, con multiplicación de pancartas individuales y colectivas, que nos hacen pensar en aquel eslogan que decía: la imaginación al poder.
Contrariamente a los pájaros de mal agüero y a los perros guardianes del gobierno en los medios informativos que nos anuncian cada día, desde el 5 de diciembre pasado, la inminente fatiga y agotamiento de los huelguistas, cabe constatar que la determinación de la oposición al proyecto Macron sigue intacta, y es sostenida según los sondeos de opinión por 61 % de la población francesa.
Cierto es que en los ferrocarriles se ha mejorado el trafico al cabo de 51 días de huelga, pero las perturbaciones siguen siendo importantes en el transporte urbano, los puertos siguen bloqueados, y Macron ha perdido ya la batalla de la opinión, no obstante, su masiva y machacona propaganda.
Una nueva movilización nacional ha sido convocada ya para el 29 de enero y todo parece indicar que la lucha seguirá en febrero en vísperas de las próximas elecciones municipales, que serán un primer voto sanción contra un presidente que ignora y desprecia la opinión de la mayoría. Y este sábado 25 de enero nueva manifestación de los gilets jaunes en toda Francia, al margen de las manifestaciones sindicales.
Tentación autoritaria y negación de la democracia
Son cada vez más numerosas las voces autorizadas que reprochan al presidente Macron su deriva “autoritaria”, al negarse a escuchar la opinión mayoritaria de los franceses opuesta a su pretendida “reforma”. El jefe del Estado ha replicado hoy con un sofisma: “Prueben la dictadura y ya verán”, es decir no me critiquen pues hay cosas peores en otros países.
No ha habido aquí negociación con las principales organizaciones sindicales de trabajadores, sino solo un acuerdo con el Medef (la patronal) y con la CFDT, muy ligada hoy al movimiento macronista. La única respuesta de Macron hasta la fecha han sido declaraciones demagógicas y desproporcionada violencia policial en la represión e intimidación contra los manifestantes.
La tentación autoritaria de Macron, de pasar por la fuerza contra la mayoría del pueblo francés, aprobando su proyecto por “decreto” e ignorando no solo la opinión publica en la calle, sino incluso el debate parlamentario, amparándose en la Constitución presidencialista de la Quinta República, constituye un cálculo político muy peligroso y una evidente negación de la democracia. Una arrogancia política que pagará tarde o temprano.
Una nueva piedra en el camino autoritario de Macron: el Consejo de Estado acaba de pronunciar una severa advertencia al presidente y a su gobierno, al lamentar «que no se haya tomado el tiempo de garantizar mejor la seguridad jurídica de la reforma” y critica así mismo “las incertidumbres o lagunas que existen en cuanto a las proyecciones financieras”, es decir el modo de financiación del denominado “sistema por puntos”.
La respetable institución reprocha también al gobierno su decisión de recurrir a las “ordenanzas” para hacer pasar su reforma de pensiones, ya que “no existe suficiente visibilidad sobre las consecuencias de la reforma y de su constitucionalidad y conveniencia”.
Recordemos aquí que el Consejo de Estado es la jurisdicción más elevada en el orden administrativo en Francia.