Francisco Boix: el fotógrafo de Mauthausen

Francisco Boix: un republicano español en los campos de la muerte nazis

“Hoy honramos a un hombre, Francisco Boix, quien marcó la historia con su valor, con su lucha contra el franquismo y contra el fascismo. Vivimos en un momento distinto del que conoció Boix. Pero también observamos con preocupación la forma en que la intolerancia y la desigualdad se expanden en toda Europa. Estamos aquí para mantener la promesa siempre inacabada de la libertad, la igualdad y la fraternidad, una promesa por la que Boix luchó toda su vida”.
(Anne Hidalgo, alcaldesa de París, 16 de junio 2017: Homenaje y traslado de los restos de Francec Boix al cementerio del Père Lachaise de París)

El-fotógrafo-de-Mauthausen-cartel Francisco Boix: el fotógrafo de Mauthausen“El fotógrafo de Mauthausen” es un drama histórico sobre la increíble aventura del catalán Francesc Boix, un fotógrafo preso en el campo de concentración nazi de Mauthausen cuyas fotografías de los horrores que ocurrieron allí dentro sirvieron de testimonio en los juicios de Nuremberg y ayudaron a condenar a unos cuantos mandos del ejército de Hitler.

El actor Mario Casas (“Bajo la piel de lobo”) da vida al fotógrafo en esta historia que dirige la catalana Mar Targarona (“Secuestro”, “Vida meva”) en un reparto que completan Alain Hernández (“Plan de fuga”, “Palmeras en la nieve”), Marc Rodríguez (“Menú degustació”), Joan Negrié (“Cerca de tu casa”) y Macarena Gómez (“Pieles”, “Las brujas de Zugarramurdi”).

Siempre se ha dicho que España no participó en la Segunda Guerra mundial. Efectivamente, la España en blanco y negro del franquismo no tomó parte en los enfrentamientos bélicos pero hubo muchos españoles que, a título individual o enrolados en la resistencia de otros países, fundamentalmente antifranquistas escapados a Francia, tomaron parte de diversas maneras en la contienda.

Con la ayuda de un grupo de prisioneros españoles que lideraban la organización clandestina del campo de concentración de Mauthausen, Francesc Boix (Mario Casas), un preso que trabajaba en el laboratorio fotográfico del campo, arriesgó su vida al planear la evasión de unos negativos que demostrarían al mundo las atrocidades cometidas por los nazis en el infierno del campo de concentración austríaco. Miles de negativos que muestran desde dentro toda la crueldad de un sistema perverso. Las fotografías que Boix y sus compañeros lograron salvar fueron determinantes para condenar a altos cargos nazis en los juicios de Núremberg en 1946.  Boix fue el único español que asistió como testigo.

Nacido en 1920 en el Poble Sec, un barrio popular de Barcelona, Francesc Boix formaba parte de una familia de republicanos catalanes. Afiliado a los dieciséis años a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), comenzó en la fotografía gracias a su  padre, un sastre fotógrafo amateur; colaboró en la prensa comunista y en 1937 luchó como voluntario con los republicanos en el Frente de Aragón. Huido de España al final de la guerra e internado, en 1939, en varios campos de trabajo franceses donde  los refugiados españoles pasaron a ser prisioneros de los nazis el 23 de octubre de 1940: en el famoso encuentro entre Hitler y Franco en la estación de Hendaya se decidió retirar la nacionalidad a los prisioneros republicanos, que fueron trasladados al campo de concentración de Mauthausen. Cerca de 8000 españoles perdieron allí toda esperanza.

Francesc Boix fue deportado a Mauthausen, en Austria, el 27 de enero de 1941, a donde llegó  marcado como rotspanier (español rojo) con el número 5185. Le salvó saber alemán y ser fotógrafo, dos cosas que le permitieron tener ciertos privilegios, si se puede decir así, dentro del campo. Entró en el barracón 2, donde estaban los prisioneros que podían dar algún servicio a los nazis. Empezó como fotógrafo en 1943 gracias a otro español que ya trabajaba para ellos, Antonio García. Fotografiaba todo lo que le ordenaban, y también revelaba todas las fotografías de los oficiales de las SS.

En un infierno donde todo rastro de vida se borraba en los crematorios, quedaba la imagen, la fotografía. De todos los negativos que revelaba Francisco Boix se hacían tres copias: una para la Gestapo, la policía secreta nazi; otra para la Oficina Central de Seguridad del Reich y la última para el propio campo. Esas fotografías contarían al mundo la barbarie de los nazis y serían inestimables testimonios en los juicios de Nuremberg, y en el tribunal militar de Dachau.

Liberado de Mauthusen por el ejército americano en 1945, Francesc Boix vivió después en París trabajando como reportero gráfico para el diario comunista L’Humanité y la revista Regards. Falleció, con 30 años, en 1951, a consecuencia de una tuberculosis contraída durante la deportación. Enterrado inicialmente en el cementerio de Thiais, en junio de 2017 se trasladaron sus restos, envueltos en la bandera republicana española, al Père-Lachaise, en una ceremonia organizada por la asociación Amicale Nationale de Mauthausen,  con el apoyo de la alcaldía de París y la embajada de Austria.

La historia de Francesc Boix empezó a ser conocida en 2000 cuando Llorenç Soler dirigió el documental “Francisco Boix: un fotógrafo en el infierno”.

Mauthausen, por donde pasaron cerca de 190 000 presos, de los que murieron casi la mitad, se convirtió a lo largo de la guerra en un inmenso complejo concentracionario, con medio centenar de subcampos. Aunque no estaba considerado propiamente un campo de exterminio como Treblinka, Sobibor o Belzec, fue un campo de extraordinaria dureza y donde de hecho se exterminaba a los internos (una gran mayoría presos políticos considerados enemigos incorregibles del Reich) sobre todo a través del trabajo extenuante aunque también funcionó (en Gusen) una cámara de gas. Los SS desplegaron en Mauthausen un sadismo particularmente sobrecogedor.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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