Gema Moneo, bailaora, representante de la última generación de una de las más ilustres estirpes gitanas flamencas de Jerez de la Frontera, ha obtenido el premio que concede la Bodega González Byass a la Artista Revelación por su espectáculo El sonido de mis días, puesto en escena en la Sala Paúl el pasado 2 de marzo en el marco del ciclo Mujeres con Nombre Propio del XXII Festival Flamenco de Jerez.
El sonido de mis días es el primer proyecto artístico como solista de Gema Moneo, para hacer su debut en el Festival, pensado como un homenaje a su familia, a sus recuerdos y al legado recibido.
Gema es sobrina e hija de los Moneo Lara, uno de los cuales Luis, estuvo con ella esa noche como invitado especial al cante. Luis Moneo Lara empezó como guitarrista, hasta que un día decidió ponerse a cantar y lo hace con esa afinación especial que le da su conocimiento de la guitarra. Ya no están aquí sus hermanos El Torta ni Manuel Bronce de la Plazuela, maestros de lo jondo. La hermana Lela se casó con el guitarrista Jesús Agarrado El Guardia y de ellos nació la niña Gema, la bailaora premiada en esta edición del certamen jerezano. Y hay mil razones para este premio.
Gema Moneo se mostró como la esperanza ¿o más bien realidad? más firme del baile jerezano. Era su momento protagonista, su momento de bailar en plena libertad, tras haber participado en espectáculos anteriores del festival como segunda de lujo, entre ellos el año pasado con Farruquito en su Baile Moreno.
Todo el espectáculo estuvo impregnado de aire de Jerez. Sus compañeros de arte funcionaron como una piña, arropándola en el cante Miguel Lavi, de La Plazuela como los Moneo, los Agujetas y más. Manuel Tañé, también jerezano, familia de la bailaora de la noche, Premio al Mejor Cante de Acompañamiento del Festival 2018 por la Federación Local de Peñas y Jesús Corbacho, cantaor de Huelva, más el invitado Luis Moneo. Su guitarrista, el sevillano Juan Campallo, pero ahí se coló como no podía ser de otra manera en esa ocasión su padre, Jesús Agarrado. Y a la percusión Ané Carrasco, hijo de Diego Carrasco, de otra dinastía jerezana del Barrio de Santiago.
Y se vio y se vivió el efecto piña. Se vivió el amor que rodeaba a la recién estrenada bailaora con proyecto propio. Y ese amor tenía que influir en su baile y así Gema empezó a ganar votos con un braceo perfectamente armonizado con sus pies y con un tronco tan flexible como un junco en unas bulerías de ver y escuchar, siempre en equilibrio, con un dominio de cintura que tantos otros no aciertan a componer…
El primer momento familiar, con su padre a la guitarra y su tío Luis al cante llega por las malagueñas de El Mellizo. Qué baile, cante, toque y compás, un todo armónico, de emociones compartidas y metales únicos de cuerdas al servicio de Gema, que esta noche lo borda todo, hasta el punto de hacer presente en otro momento a su tío El Torta con su voz en off con la que cuenta que lo suyo es transmitir. Muy justo, pero no era necesario recordarlo porque esa noche en la Paúl se transmitió a lo grande.
Tangos que canta Lavi y más bulerías que toca su padre. Bulerías cortas de La Plazuela que esta vez canta Gema al par que baila. Bata de cola y mantón para el cante de Luis por romeras y cantiñas, preludio del gran homenaje a Manuel Moneo por unas seguiriyas inolvidables.
También brilló de manera especial para la niña Gema, su guitarrista Juan Campallo, tan conocido en el mundo como en su Sevilla, pues él es pura excelencia en el toque. Bordón Minero como solista en 2007 y esa noche de 2018 en especial para Gema lució un toque muy flamenco, muy de escuela jerezana tradicional, una escuela aplaudida por lo menos en tres continentes.
Fue un espectáculo lleno de fascinación por los cuatro costados. Todos tan inspirados, tan cómplices, tan piña total con la debutante. Ya al término del espectáculo se olía el Premio que acaban de comunicarnos el 23 de marzo. Enhorabuena, Gema.