Tercera película del canadiense Philippe Lesage (“Los demonios”, “Copenhague A Love Story”), “Génesis” (Génese) -ganadora de la Espiga de Oro en la edición 2018 de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), y de los premios Mejor Actor para su protagonista, el adolescente Théodore Pellerin, y mejor Director para Lesage- Nos cuenta, en modo autobiográfico, el primer amor de tres adolescentes.
William, un estudiante de dieciséis años, está enamorado de su mejor amigo, Nicolassu; su hermanastra Charlotte, desengañada, deja a su novio Maxime, un chico de su edad, conoce a Theo, un hombre en torno a los treinta años; y Félix ve correspondidos sus sentimientos hacia Beatrice, su compañera del campamento de verano.
A pesar de un guión muy mediocre, y de tener la sensación de que trata de una historia mil veces repetida, “Génesis” es una película sensible, “desgarradora como el primer amor” (Hollywood Reporter), un himno a la libertad de la adolescencia transgresora, tolerante, ambivalente y confusa, en su carrera siempre hacia adelante, a pesar de los tropezones e incluso las caídas. Una historia que intenta recrear el momento de la pérdida de la inocencia original, cuando el cuerpo experimenta por primera vez el deseo.
Identidades en plena metamorfosis, los adolescentes de “Génesis” son prácticamente iguales a los muchos protagonistas de los diversos “cuatrocientos golpes” que hemos visto en el último medio siglo, siempre inseguros, siempre en busca de cariño, siempre personajes de un sincero romanticismo muy torpe que pone la carne de gallina: “No sabemos si estaremos juntos toda la vida”. Sin adultos (bien ausentes, bien intuidos como potencial peligro), el resultado es un fresco sobre una edad concreta y todas esas cosas tan especiales que propician la aparición de un sentimiento nuevo, en el que todo es posible.
“Siento mucha admiración por los personajes de ‘Génesis’ porque se abandonan al amor sin desconfiar, sin hacer cálculos –ha dicho su realizador, Lesage, de 42 años- De esa manera se mantienen dignos, son totalmente honestos, me han dado una lección. A pesar de las heridas acumuladas, del miedo a la dependencia y a perder el control, nunca hay que abandonar la búsqueda del amor”.