En Corea del Sur, un grupo de activistas organizados en la asociación Fighters for a Free North Korea, inventan continuamente formas para hacer llegar a Corea del Norte la información que las autoridades niegan a un pueblo que vive atenazado entre la censura y la propaganda.
La última ocurrencia consiste en colgar, de unos globos de helio, unas pequeñas bolsas de tela llenas de cosas divertidas e importantes como DVD’s, lápices electrónicos, receptores de radio de onda larga y cientos de folletos impresos con informaciones procedentes de todo el mundo: desde literatura a favor de la democracia hasta artículos sobre el dictador Kim Jung-un, películas, caricaturas…
A falta de una información más completa, lo único que queda es desear que esos globos no estén solo consiguiendo pasar clandestinamente “propaganda extranjera” por la frontera entre las dos Coreas, sino que sean capaces de abrir realmente nuevos horizontes a una de las sociedades más aislada y vigilada del mundo.
Muy bien, pero… ¿alguien se ha puesto a pensar en las consecuencias para los Norcoreanos que se topen con un globo de estos y sean descubiertos por los sapos del estado?… Mejor no pensar en esto, cierto…