El golpe de calor es una entidad poco frecuente, evitable e infradiagnosticada. La elevación de la temperatura corporal es la que desencadena las disfunciones metabólicas que pueden incluso llevar a la muerte del paciente que nota síntomas asociados al intenso calor que sufre.
Si la temperatura ambiental supera los 32 grados y la exposición al sol ha sido continuada es posible que se desencadene una situación que obedezca a un brusco golpe de calor. En ella interviene el sistema nervioso central que sufre convulsiones, delirios o puede entrar en coma si el paciente presenta 40 º cuando nota los síntomas.
El golpe de calor tiene lugar cuando la temperatura corporal aumenta y hay un fallo en el sistema de termorregulación. Los pacientes entonces cursan con una disfunción multiorgánica que está producida por la elevación de la temperatura corporal secundaria a un fracaso de los mecanismos termorreguladores, y por ello aumentan la temperatura corporal a límites incompatibles con la vida, produciéndose una afectación multisistémica que perjudica de forma desigual a los diferentes órganos de la economía.
Actualmente debido a las olas de calor vinculadas al calentamiento global del planeta se pueden considerar que están aumentando aunque es una patología infradiagnosticada, de baja incidencia pero de elevada morbimortalidad.
Este se presenta de dos formas:
La primera es la forma activa, la cual se presenta en pacientes jóvenes no aclimatados, que tienen intactos sus mecanismos de autorregulación y que han sido sometidos a la realización de un ejercicio físico intenso, en días de calor, o con una humedad relativa elevada (60%-70%). Habitualmente son aficionados que corren, escalan o practican deportes en verano; jóvenes que han efectuado un trabajo duro; o en los peregrinos que van caminando por ejemplo en el Camino De Santiago en España. El periodo prodrómico es de minutos siendo uno de los primeros síntomas “la alteración de la conciencia” caracterizada por confusión, comportamiento irracional y convulsiones.
La forma pasiva es la segunda forma en la que debuta y esta aparece en pacientes con una patología previa en los que están alterados los mecanismos autorreguladores. Personas mayores, debilitadas o personas con enfermedades crónicas que tomen medicamentos a diario.
El período prodrómico suele durar uno o dos días, aunque los pacientes suelen acudir al hospital entre las 4-6 horas siguientes al inicio de los síntomas. Se caracteriza por presentar un cuadro de aletargamiento, debilidad, náuseas, vómitos y los trastornos clásicos del golpe de calor, como: piel seca y caliente, anhidrosis, deshidratación, elevación térmica y descompensación de la patología de base. Las masas musculares están tumefactas, tensas y con signos de edema intersticial. Es frecuente también la aparición de una insuficiencia renal, como también de hiperventilación debido a una mayor producción de CO2 por el hipercatabolismo desencadenado, shock hipovolémico y elevación de acido láctico.
Estos cuadros en este tipo de pacientes no tienen lugar porque existen 40 grados, pueden desencadenarse con 30 grados o incluso con 27º si el paciente no se ha hidratado convenientemente, ha estado haciendo ejercicio impropio de su edad o ha intervenido un esfuerzo; este no tiene por qué ser grande pero sí le procura cansancio.
Más del 80% de las víctimas tienen más de 65 años, siendo los otros grupos de riesgo pacientes con esquizofrenia, parkinson, alcoholismo y parapléjicos.
En deportistas, el golpe de calor es la segunda causa de muerte, seguida de las lesiones medulares o cerebrales. En cuanto al tratamiento hay que recalcar que un golpe de calor, es una enfermedad muy grave, ya que alcanza una mortalidad del 80% en ambas formas clínicas, si no se realiza un tratamiento adecuado.
El diagnostico diferencial del golpe de calor se debe hacer con otras causas de hipertermia; infecciones como sepsis, meningitis o encefalitis; lesiones del SNC como accidente cerebrovascular hemorrágicos, convulsiones, o hidrocefalia aguda; endocrinopatías, Delirium tremens entre otros.
A nivel cardiovascular el sistema sufre importantes cambios cuando sufre un golpe de calor y existe una vasodilatación cutánea que puede ser grave en pacientes hipertensos. A nivel renal debida a la deshidratación, puede existir un colapso vascular y rabdomiólisis asociada a la lesión térmica directa sobre el túbulo renal y puede aparecer una insuficiencia renal. La CPK, es un marcador muy sensible del daño muscular esquelético, se encuentra elevada en el 100% de los pacientes que sufren un golpe de calor por sobreesfuerzo, considerándose que la elevación debe ser de al menos 5 veces su valor normal para que se considere como tal.
A nivel del sistema nervioso central (SNC), las alteraciones neurológicas son el punto cardinal del golpe de calor y varían en grado y duración. Se pueden presentar como delirio, letargia, coma, convulsiones, encefalopatía, edema cerebral, y congestión cerebrovascular que culminan en aumento de la presión intracraneal.
En cuanto a síntomas gastrointestinales, pueden aparecer dolor epigástrico debido a un descenso del flujo esplácnico y a la vasoconstricción de la mucosa gástrica, úlceras por sangrado franco, dolor cólico abdominal, diarreas, melena, o en una condición más grave, isquemia mesentérica. A nivel hepático, el hígado es muy sensible al trauma térmico, apareciendo signos de necrosis hepática y colestasis con elevación de los niveles deglutamato- oxalacetato transaminasa (GOT) y glutamato-piruvato transaminasa (GPT) a los 2-3 días tras el trauma térmico. Esta complicación, aparece en 5%-10% de los casos, puede llegar a ser de extrema gravedad con evolución a una falla hepática fulminante, necesidad de trasplante hepático y a veces la muerte.
De la misma manera existen complicaciones hemorrágicas, otras de afectación endocrina debido al estado hipermetabólico del paciente, lesiones pulmonares, entre otras. En ningún caso, si el paciente nota alguno de estos síntomas debe enfriarse de golpe.
Estar al sol a 40 grados y meterse en agua fría a 20 o menos puede hacer que se desencadene un cuadro que no se espera. Enfríese con la ducha poco a poco y nunca si está sudando o si nota un calor muy intenso no se meta en la piscina ni en el mar helado.
El golpe de calor es una enfermedad evitable. Para prevenir la forma activa se deben evitar los ejercicios físicos durante las horas de mayor calor y durante los días de gran humedad. Si de todas formas se realiza un esfuerzo físico intenso, antes de iniciarlo se debe ingerir abundantes bebidas en la hora previa a la realización del ejercicio, al menos 1500 ml de solución hipotónica y salina (agua, 2.5 gr de glucosa y 0.2 gr de cloruro de sodio (NaCl) por cada 100 ml de agua), evitando previamente ingerir alcohol y/o cafeína.