El Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia, que dirige Sabri Boukadoum, convocó el miércoles 13 de mayo de 2020 al embajador marroquí en Argel, Lahcen Abdelkhalek, tras las declaraciones de su cónsul en Orán, efectuadas a ciudadanos marroquíes, según recoge un comunicado de prensa oficial.
Exteriores señaló que las manifestaciones de cónsul marroquí en Orán, Ahadran Boutahir, en las que definió como «país enemigo» a Argelia, son «una grave violación de las normas y tradiciones diplomáticas que en ningún caso pueden ser aceptadas».
El comunicado expresa que el comentario constituye «un ataque a la naturaleza de las relaciones entre dos países vecinos y pueblos hermanos, lo que obliga a las autoridades marroquíes a tomar las medidas apropiadas para evitar cualquier repercusión de este incidente en las relaciones bilaterales entre los dos países».
El cónsul marroquí en Orán, ante el descontento de un grupo de marroquíes a los que su estado no permite la repatriación, dijo que todos deberían irse y terminar el encuentro producido el lunes 11 de mayo frente al consulado de Marruecos, porque «estamos en un país enemigo, lo digo francamente».
Hay que recordar que Marruecos y Burundi son los únicos países del mundo en no repatriar a sus nacionales desde el inicio de la crisis mundial por la pandemia del covid-19. En concreto Marruecos cifró en 28.000 los nacionales que quieren entrar en su propio país desde el exterior.
El video de unos dos minutos se reprodujo por las redes sociales lo que motivó las protestas de numerosos usuarios que lo calificaron como un ataque injustificado contra Argelia.
Es previsible que el cónsul marroquí en Orán salga de Argelia a pesar de que Marruecos haya intentado justificar lo ocurrido señalando, a través de medios afines, que el video que ha circulado por las redes sociales «está manipulado y es un montaje» mientras se estudia su autenticidad.
Lo ocurrido es un capítulo más del largo enfrentamiento entre Argelia y Marruecos. En una videoconferencia del Movimiento de Países No Alineados celebrada a principios de mayo, el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, acusó a Argelia de seguir alimentando el separatismo. En su intervención declaró: «a pesar de las circunstancias actuales excepcionales, un país vecino continúa alimentando el separatismo, en violación de los principios fundacionales del MPNA».
«Este país, en lugar de utilizar sus recursos para mejorar la precaria situación de su población en el contexto de la pandemia de covid-19, los está desviando para impulsar la desestabilización regional», agregó Bourita.
El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune había manifestado previamente: «Desde esta tribuna, hago un llamamiento al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que se reúna lo antes posible y adopte una resolución que pida solemnemente el fin inmediato de todas las hostilidades en todo el mundo, especialmente en Libia, sin omitir los territorios ocupados en Palestina y el Sáhara Occidental».
Marruecos también ha atacado, desde que fue nombrado el pasado mes de diciembre, al jefe del ejército argelino, general Said Chengriha, por su acercamiento a los saharauis –fue jefe militar en la zona de Tinduf- quien, recientemente, supervisó unas maniobras militares cerca de la frontera marroquí. Una frontera que se encuentra cerrada entre los dos países desde 1994.