Grecia, ante la tragedia de un presente y futuro incierto

El próximo 25 de enero, muchos ciudadanos de los 500 millones que conforman la Unión Europea asistirán expectantes al desenlace de unas elecciones que se cuecen en estos momentos en el seno de la sociedad griega. De su resultado van a depender varias cosas que afectarán, en primer lugar, a una Grecia sumida en una catarsis o purga en unos momentos no ya difíciles, sino extremos: una sociedad empobrecida, extenuada por años de crisis galopante que parece no tener fin.

Alexis-Tsipras-Syriza-Grecia Grecia, ante la tragedia de un presente y futuro incierto
Alexis Tsipras, líder de Syriza

Podría decirse que en estos momentos Grecia, el sabio país heleno del que tantos somos deudores en el saber, se encuentra ante su propia tragedia, una palabra también griega que define a esa obra dramática que presenta conflictos de apariencia fatal que mueven a confusión y espanto, como está sucediendo realmente en su seno. Al final, será la libertad o la necesidad la que terminen por imponerse, si no es que asistimos a un desenlace funesto.

Grecia y sus ciudadanos tendrán la primera y última palabra en unas elecciones que tanto para ellos como para sus socios de la Unión Europea van a significar mucho. Es por ello que después de los comicios cada cual deberá apechar con su responsabilidad, pues no olvidemos que la UE es una unión de intereses comunes, en primer lugar, si bien la unión política avanza poco a poco. Es por ello que la sociedad griega debería mirarse en el espejo de su realidad, que está al cabo de la calle, por lo que es de sobra conocida.

Y esa realidad nos dice que hasta la fecha Grecia ha recibido 240.000 millones por los dos recates recibidos de la llamada troika. Su deuda pública es del 177 % del Producto Interior Bruto (PIB), que equivale a 320.000 millones de euros, un tercio más que cuando se inició la crisis. Su deuda externa supera los 300.000 millones de euros, de los cuales unos 25.000 millones posee España mientras que la cifra de Alemania es de 65.000 millones. Junto a los fríos datos estadísticos está también la parte humana, esa que dice que el paro es el 26 %, habiendo superado a España, cosa harto difícil; que tres millones de personas no disponen de cobertura sanitaria, mientras que un tercio de la población se encuentra bajo el umbral de la pobreza, y que los ingresos de los hogares se ha reducido en un 40 % desde comienzos de la crisis.

A tenor de las encuestas que se van conociendo parece que Syriza, un partido de izquierda más o menos radical, se alzará con el poder en Grecia y que incluso podría llegar a formar Gobierno. Al frente de dicho partido está Alexis Tsipras quien, entre otras cosas, amenaza con no pagar la deuda, o bien que le condonen una parte de ésta, al tiempo que es partidario de abandonar el rescate. Junto a todo ello, aparte de cancelar la deuda externa, Tsipras es partidario de nacionalizar servicios públicos como el agua o la luz, o crear bancos públicos.

Pero los griegos no pueden ni deben olvidar que su país, de 11 millones de habitantes, forma parte de la Unión Europea, si bien solo representa el 2 % de su PIB, un dato a tener en cuenta. Y que en esa UE ya se están oyendo voces de por dónde pueden ir los tiros, caso de que el país heleno se niegue a cumplir con sus compromisos tras un hipotético triunfo de Syriza.

Y es que lanzar un órdago con amenazas, como ha hecho Tsipras, puede acarrear consecuencias, de las que ya se están oyendo globos sonda. Sin ir más lejos, a través del semanario alemán Der Spiegel (El Espejo), hemos sabido que el Gobierno de Alemania ve como inevitable una salida del Grecia de la zona euro si el próximo día 25 gana las elecciones el partido izquierdista Syriza que, como pregonan, es partidario de reestructurar la deuda. No han sido palabras de la canciller Angela Merkel, pero para los no iniciados en el país germano hay que decir que el semanario Der Spiegel goza de un gran prestigio entre la ciudadanía, que es la que al final, con sus votos, pone o quita a los políticos.

Este dato no es nuevo, ya que desde 2012 Alemania viene manejando esa tesitura, la de Grecia fuera del euro. En palabras del hoy presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, “tan cerca que la última puerta antes de la salida estuvo ante nuestras narices”. Si algo se intenta evitar con todas estas medidas, es el llamado “efecto contagio” que pudiera acabar afectando a los conocidos como países ribereños, entre ellos España e Italia, que tampoco están, económicamente hablando, como para tirar cohetes.

Grecia tendrá dentro de unos días el futuro en sus manos, y serán ellos, sus ciudadanos, los que libremente elijan el camino a seguir dentro de una Unión Europea y una zona euro en la que muchos deseamos que permanezca. Pero lanzar un órdago o amenaza de incumplimientos, ante una situación que raya la quiebra, tal vez no sea la mejor fórmula para el mejor entendimiento entre los pueblos.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha seis libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», y «Memoria Histórica. Para que no se olvide». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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