No puede ser más dramática la despedida de este año, a pesar de que varios dirán que “logramos meter en la cárcel a muchos de los corruptos”, pero ¿qué nos espera en el 2016? Si nuestro país está lleno de tragedias que usualmente las viven los que no cuentan ni en el presupuesto, ni en las políticas públicas; y por supuesto, tampoco en las mentes de los que podrían cambiar las cosas.
Graves hechos de violencia se conocieron, que ya no inmutan a la población: mujeres brutalmente asesinadas, pilotos ejecutados; niños a quienes se dio muerte de manera bestial; menores en resguardo de instituciones del Estado porque fueron encontrados en las calles pidiendo limosna; un menor capturado porque dio muerte con arma de fuego a un piloto; pacientes del sistema de Salud que van de un hospital a otro, en busca de consuelo a sus males físicos.
El Estado no solo está en harapos y es “limosnero” como dijo el presidente electo Jimmy Morales, sino infestado de gente inescrupulosa que se beneficia de su estatus, que es privilegiado, tienen ingresos seguros, prestaciones, bonos, aguinaldos, cosa que la mayoría carece. Jueces y juezas están procesados y en este mes se han dado capturas de fiscales inescrupulosos, decisión que se aplaude pero que también genera más desconfianza en la población, similar a lo que ocurre con los policías.
Hay muchos servidores públicos que cumplen a cabalidad, con eficacia y eficiencia, su trabajo. Complace ver su entrega y mística laboral; pero otros están lucrando con los fondos públicos. Aunque supongo que debe ser muy ofensiva la decisión de la Fiscal, de pasarles el polígrafo al personal del Ministerio Público, al parecer es necesaria. Fiscales han sido capturados, señalados de hechos ilícitos.
La corrupción en la Federación de Futbol, inveteradamente comentada, recién sale a luz, por una acción exterior. ¡Qué vergüenza para la Contraloría de Cuentas!, entidad que nos ha quedado a deber desde hace bastante tiempo. Allí también debería sacudirse la estructura responsable de fiscalizar el buen manejo de los fondos públicos.
En el Congreso le pusieron la guinda al pastel de una legislatura nefasta. Anunciar la compra de un tablero electrónico que costará un millón y medio de dólares es ofensivo para la debilitada situación fiscal del país y repugna escuchar al diputado Herrera argumentar que son fondos del Legislativo; son recursos del Estado, que mucha falta hacen para cubrir verdaderas necesidades.
Y después de la revelación de los datos sobre el incremento de la pobreza y pobreza extrema, el Índice del Desarrollo humano nos sitúa en el penúltimo lugar en el Istmo, tenemos los peores indicadores en ingreso per capital real, en longevidad y educación. ¿Esto también será la aplicación de una mala metodología, como criticaron quienes se resisten a los cambios?
Esta semana ocurrió algo insólito. Una falla técnica dejó a los pacientes del Hospital San Juan de Dios sin oxígeno. Y para tener una idea de lo que allí se vive comparto esta angustiosa reflexión de un estudiante de ese nosocomio: “16/12/2015: 02:49 am. Todos nuestros pacientes críticos recibieron una condena de muerte, no hay oxígeno en las tuberías del hospital. Nadie sabe qué pasa en el aspecto técnico, solo sabemos que hay pacientes en ventilación mecánica que pasarán a ventilación manual. ¡Externos, prepárense! A ventilar con nuestras manos, lo que sobra de la madrugada”.
Para completar el cuadro, el hospital se va a quedar sin externos; es decir, sin unos 400 “trabajadores sin sueldo”, pues salen de vacaciones. Solo quedan los internos. Ese es el fin de año para los vulnerables, sin empleo, sin satisfacer sus necesidades básicas y con el sistema de salud totalmente colapsado.
Presidente Morales, usted también prepárese porque esto es lo que va a recibir.
Soy guatemalteco, resido en España y tengo ciudadania de otro país. No obstante, trato de estar al tanto del lo que sucede en Guatemala. Soy además, lector diario de las notas de Periodistas en Español. Siempre creo que cualquier país tiene problemas y situaciones con las que bregar. No obstante, me preocupa que cada vez que leo a la periodista Alamilla, por cierto, una gran representante del periodismo guatemalteco, su narrativa sobre Guatemala es siempre de caos, fracaso y desánimo.
No hay país que no tenga problemas y por supuesto Guatemala no es la excepción. No ignoro, por supuesto, los grandes problemas sociales, humanos y económicos de nuestro país, pero creo que la prensa debe ser más positiva y no tan negativa de lo que ocurre en el país. Mi recomendación a la señora periodista es que, por favor, como se acostumbra a decir en algunos contextos: «lave los trapos sucios en casa.» Los españoles no necesitan leer siempre sus narrativas negativas y llenas de desesperanza. Yo visito mi país de tiempo en tiempo y veo cosas positivas. De hecho, el paso que se ha dado es MUY POSITIVO. Poner a un presidente en la cárcel no se ha hecho ni aún en países desarrollados. En Guatemala se metió a la cárcel al presidente y a su vicepresidenta. Creo que es un precedente histórico. A ver si podemos oír una narrativa más constructiva de la Sra. Alamilla, creo que ella tiene la capacidad y la habilidad de enfocar en forma más constructiva los temas de Guatemala para que los españoles no tengan la impresión de que nuestro país es un país en desesperanza.
Estimado Señor Girón,
Muchas gracias por tomarse el tiempo de comentar lo que escribo.
Usted tiene razón de querer escuchar cosas buenas sobre nuestro país. Yo también lo quisiera. Pero le pido tolerancia, ya ve que desde hace mucho tiempo que se ha querido matar al emisario por las noticias que lleva.
Lamentablemente Guatemala ocupa lugares relevantes en indicadores sociales de los cuales no podemos sentirnos orgullosos. Recientemente la ENCOVI 2015 claramente nos hizo ver que durante la última década la pobreza y la pobreza extrema ha crecido. 60% de los guatemaltecos son pobres, siendo en el área rural aún más dramática la situación. Los niños desnutridos crónicamente también constituyen una tragedia. La semana pasada se estropeó el oxígeno en el Hospital San Juan de Dios (el principal del país) y el personal médico debió manualmente oxigenar a los pacientes. No hay medicinas en los hospitales por lo que las consultas externas fueron cerradas. Los médicos tuvieron que realizar una actividad cultural para recaudar fondos, lo que no lograron. A ellos también se les debe parte de su salario.
Y claro que también tenemos valores que exaltar, como nuestra capacidad de resistencia y de lucha para continuar anhelando una demanda históricamente insatisfecha. El efuerzo de millones por sobrevivir en un país donde pocos concentran la riqueza, lo cual está documentado.
El mundo debe saber lo que pasa en Guatemala, sin maquillajes. No para que sean los actores externos quienes solucionen nuestros problemas, sino porque cada vez más los problemas tienen una trascendencia universal, en la era de la comunicación globalizada.
Así como a usted le causa frustración leer sobre lo malo que sucede en este país a mi, que vivo acá, me causa indignación ver esa realidad cotidianamente. Los análisis que los periodistas publicamos también buscan que, quienes pueden tomar decisiones para que la situación cambie, hagan examen de conciencia sobre lo injusto que es la forma en que sobreviven millones de guatemaltecos. No es posible que un país con tantas bellezas , riquezas naturales y valores como el nuestro tenga a la mayoría de la población en la sobrevivencia. Es cierto, en todas partes hay problemas y pobreza, pero es que nosotros ocupamos primeros lugares en estadísticas negativas y eso es lo que debemos contribuir a transformar, lo cual no se logra ocultándolo.
Recuérdese como temas tabú durante el conflicto eran realidades que hoy el mundo conoce. Miles de asesinados y desaparecidos que no fueron noticia.
Efectivamente hay mensajes positivos, lo cuales también he abordado en mis columnas, las que probablemente ha leído, pero cuando hay que reflejar la realidad, que es lo que nos toca a los y las periodistas, siempre lo he asumido, a pesar de que a algunos no les parece. Mi deber como profesional de la información es revelar lo que sucede y mi compromiso ha sido con los sectores vulnerables y en búsqueda de la justicia social.
Le deseo que disfrute de unas fiestas en paz y que el próximo año sus deseos sean realizados.
Saludos cordiales.
Ileana Alamilla