Hacia el Encuentro Nacional Feminista 2013

A lo largo de la historia cada avance de las mujeres se obstaculiza, se frena. Conseguir un derecho, un avance, una ley a favor de las mujeres en ocasiones significó homicidio, encarcelamiento o escándalo. De la decapitación de Olimpia de Gauges, durante la Revolución Francesa por exigir los derechos ciudadanos de las mujeres, al escándalo de prensa en México porque mujeres de poder se reunieron a celebrar los 50 años del voto, habían sumado más de 200 años.

Hoy estar en la vida pública está relacionado con la violencia feminicida, que incluye violencia política en los partidos.

La única manera de atemperar el golpe, conseguir un pequeño cambio, ser escuchadas y discutir cara a cara con los distintos poderes, sólo ha sido posible cuando las mujeres se organizan, se juntan, hacen comunidad o grupo por un objetivo preciso.

En México tenemos una larga tradición en ese sentido, de los primeros dos Congresos Feministas en 1916, donde como se dice ahora, se hizo una primera agenda política por las mujeres, a decenas de otras instancias, frentes, agrupaciones de obreras, campesinas y claramente feministas desde finales del siglo XIX, nos hace certificar que así es. La historia no miente.

Un ejercicio fundamental ha sido poner por encima de diferencias –en todos los tiempos ha habido diversos feminismos- objetivos claros y concretos.

Hoy de cara a una reformulación de los obstáculos a manos llenas. La intentona sistemática para ver cuando quitan el derecho al aborto en el Distrito Federal; cómo hacen para desestimar el asesinato de mujeres con tipos penales innecesarios que tienden a dificultar, aún más, el proceso a los responsables de la violencia y la disminución de presupuestos a los institutos o secretarías de las mujeres en diversas entidades del país, quieren acorralarnos de nuevo.

Y lo más grave es que no nos quieren escuchar. Por ello es tan importante que ya esté en marcha el Noveno Encuentro Feminista Nacional, que se realizará en Guadalajara, Jalisco la última semana de octubre.

Lo que anima es la claridad de la convocatoria. Se trata de llamar a todos los feminismos, de que las mujeres que así se sientan, organizadas, independientes, militantes, académicas e inspiradoras se reúnan para analizar qué está pasando con los derechos adquiridos y todos los pendientes; que ahí se avance en las estrategias y se profundice la vinculación, palabra oenegenera pero precisa: tender puentes, lazos, juntarse positivamente.

Se trata de plantear ideas, discutir, acordar y disentir con otras.Estos encuentros permiten seguir adelante.

¿Y para qué un encuentro? Para pensar juntas y discernir sobre cómo actuar y cómo organizarnos, una práctica casi abandonada o simplemente individual.

Hoy se trata de construir fuerza política para enfrentar el nuevo golpeteo que avecina.

Es importante, porque hoy más que nunca efectivamente se puede retroceder, aunque parezca hipotético para muchas personas. Ya hemos visto cómo los nuevos gobiernos disminuyeron sin pena ni gloria la representación femenina en sus gabinetes; que suponen que con tantas leyes, las mujeres llegamos a la cima y no se explican qué más queremos.

Lo cierto es que hay grandes pendientes, probablemente ligados a la calidad de nuestra exigua democracia; el problema gravísimo de la economía y los millones de mujeres pobres; el tema del ejercicio de los derechos inscritos, frenados día a día, desde la discriminación laboral hasta los asesinatos impunes y las violaciones cotidianas a los derechos humanos de las mujeres.

Bienvenido el Noveno Encuentro. Seguro que ya en todo el país las mujeres feministas están listas para dialogar y discutir en un espacio libre, no cercado por la tentación del discurso, las miles de hojas de ponencias magistrales, sin conocer toda la realidad de millones de mujeres. Oírse, oírlas, tomar nota que entre la política, la ley y la realidad es inmensa. Sería bueno eso, hacer un encuentro donde no se dividan por temas ya sabidos y estudiados hasta al cansancio y se discuta cuál la estrategia, cómo armar la fuerza y cómo comunicar a todas las mexicanas.

Veremos…

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