Hernán Pérez del Pulgar: el de las hazañas

La producción de novela histórica no decae. Al contrario, continúa en aumento. Sin embargo uno de los riesgos que estamos comprobando en algunas de ellas es que los hechos o los personajes terminen devorando al escritor.

El perfecto caballero

marta-castro-perez-del-pulgar-altera Hernán Pérez del Pulgar: el de las hazañas
Portada del libro «El de las hazañas» de Marta Castro, publicado por la Editorial Altera

Reconstruir la vida de un personaje histórico, más o menos conocido por todos, implica sus riesgos y en ocasiones encontramos más estereotipos que personalidades cuajadas, escribe Jesús Fuentes Lázaro en la reseña del libro de Marta Castro El de las hazañas, que publica el Boletín Libros y Nombres de Castilla La Mancha.

Dar carácter a un personaje histórico implica hacerlo humano, Es decir, con grandezas y miserias, con los ingredientes volátiles de cualquier componente síquica. Es lo que ha conseguido Marta Castro – tiene treinta y cuatro años – que ha escrito – su primera novela “El de las Hazañas”, (es el título) sobre un personaje nacido en Ciudad Real.

En la novela se describe la vida y hechos de Hernán Pérez del Pulgar, un caballero legendario en su época. Visto con ojos de nuestra época sería un soldado de película o de serie de televisión: ambicioso, audaz, comprometido, decepcionado. Visto desde su época representa el perfecto caballero tal como había sido retratado en la novela “Tirant lo Blanc”. Hernán Pérez del Pulgar será uno de los caballeros elegidos – así se siente él, así son los caballeros de la novela – para conseguir grandes proezas guerreras y alcanzar la fama. Una vía para adquirir bienes materiales y acceder a la inmortalidad en el futuro. Ambos serán los motivos que deberán regir la vida y el comportamiento de los elegidos.

La personalidad construida por Marta Castro es la de un personaje posible en unos años en los que se acaba una época, la Edad Media, y se inicia otra, el Renacimiento. Una concepción de la
vida y de los valores humanos termina y comienza otra. Ama la guerra, en un primer momento, porque ese es el camino para conseguir sus propósitos. A medida que la vaya conociendo en profundidad irá descubriendo los ingredientes absurdos de las guerras. Hasta llegar a ese punto amará la guerra, porque la guerra está dentro de él. Es como una extensión de su yo. Antes de cualquier batalla se desdobla, se sale del cuerpo, para ver lo que va a suceder. Descubre fortalezas y debilidades, tácticas erróneas o acertadas.

Su vida transcurrirá entre dos guerras claves en la posterior historia de España: una la de sucesión, que algunos llaman guerra civil, que se libra entre los partidarios de Isabel, llamada luego la católica, y Juana, apodada con claro interés despectivo, La Beltraneja. La otra guerra será la de Granada. La conquista del paraíso. En la mitología de los reinos peninsulares de la época, Granada es la última frontera, el lugar del mundo donde todas las riquezas son posibles, se encuentran todas las obras del espíritu humano, y es posible convivir con todos los placeres. Un Oriente refinado y mitificado se encuentra al otro lado de Despeñaperros. Es por, lo demás, el último territorio que arrebatar a los musulmanes y la forma de acceder a nuevas tierras. Para la juventud de la época y de los elegidos por la gloria será la Gran Aventura.

Valor, riqueza y fama serán los ingredientes esenciales de aquella conquista para unos y gran acción política para otros. La Castilla de los nobles levantiscos, que durante siglos han peleado entre sí y contra los reyes, dispondrán de un objetivo que les unifique. Fernando, de Aragón, e Isabel, de Castilla, sabrán articular un proyecto que les entretenga y desvíe sus ambiciones hacia lugares externos. Lo que venga después de la toma de Granada será ya otro tiempo y se impondrán otros principios. Hernán Pérez del Pulgar formará parte de la élite de los héroes. Su actuación guerrera, de caballero novelesco, culminará cuando una noche, un comando de no más de quince guerreros, se infiltre en la Granada aún no conquistada y coloque en la puerta de la mezquita, clavado con el puñal de Hernán Pérez del Pulgar, un mensaje anunciado la conquista inminente de la ciudad con el ‘Ave María’ inscrita.

Tras la realización de estas hazañas y de haber conseguido sus sueños de fama y honores, aparecerá el otro personaje, el de la resaca de la guerra, el nuevo individuo del Renacimiento. El hombre que se descubre insatisfecho, pues a su alrededor el mundo, su mundo de honor y aventuras, empieza a perder sentido. El mundo de las fiestas y de los rituales caballerescos, tal como cantaría Gómez Manrique, llega a su fin. Las aventuras y la fama ya no será posible conseguirlas en el interior de la Península, sino en otros lugares recién descubiertos. Europa y un nuevo mundo son los destinos para los jóvenes del nuevo tiempo.

El Hernán Pérez de Pulgar de la última etapa de su vida, construido por Marta Castro, será un hombre atormentado por la nostalgia de que cualquier tiempo pasado fue mejor. De hecho la corona que tanto le había premiado le irá privando de las propiedades concedidas por sus hazañas. Al final veremos al personaje centrado en su vida privada: muerte de su primera esposa, nuevo casamiento pasional con Elvira al que sucederá un tercer matrimonio de mera compañía. No obstante se producirá un paréntesis en tanta vida familiar. El rey Carlos I le llamará como asesor bélico para algunas batallas y le pedirá que escriba una biografía de otro héroe contemporáneo: Gonzalo Fernández de Córdoba. Y terminará como terminan
todos los héroes: en el olvido y solo. “Ninguno de sus hijos o nietos acudieron a Granada a despedir a hombre tan singular” Y es que “la memoria del pueblo es corta con sus héroes”, en expresión de la narradora – una sorpresa inesperada – del Epilogo.

Marta Castro –no se olvide, 34 cuatro años– ha escrito una novela histórica que apunta hacia otras posibilidades narrativas. Construye un relato con precisión de mecánica matemática. El mínimo fallo desajusta el engranaje global. En cada capítulo un personaje cuenta su percepción de los acontecimientos y de esta manera la acción avanza con la ligereza de lo realmente vivido. Engarza personajes con carácter propio, aunque sean secundarios. Y por último, no sabemos si lo hace deliberadamente o es un error de percepción, algunos de los juicios de valor que se diseminan por la novela más parecen valoraciones desde el presente que desde la propia época protagonista. No eran ni más incultos ni más brutales aquellos hombres que los de otros tiempos, pero no vivían en los comienzos del siglo XXI.

  • Marta Castro
    El de las hazañas
    Ediciones Áltera
    Madrid, 2016
  • PVP: 16,53 euros
    Kindle: 4,73 euros

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