Inclusión digital de personas invidentes en Cuba

Personas invidentes y con otras formas de discapacidad visual en Cuba participan en el desarrollo de aplicaciones informáticas y amplían las oportunidades de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones (TIC), aunque subsisten brechas en cuanto a la inclusión digital, informa Luis Brizuela (IPS) desde La Habana

«El diálogo con entidades como el Ministerio de Comunicaciones ayuda a eliminar barreras en el acceso a determinada aplicación o plataforma digital», explicó a IPS Jorge Luis Cala, presidente de la no gubernamental Asociación Nacional de Ciegos de Cuba (Anci).

Fundada en julio de 1975, la entidad representa y promueve la inclusión social de más de treinta mil personas ciegas y con baja visión en este país de 11,2 millones de habitantes.

La Anci cuenta con una Comisión Nacional de Informática y Nuevas Tecnologías desde la cual, indicó Cala, «procuramos la participación de nuestros especialistas para evaluar y exigir a las instituciones desarrolladoras de software que cumplan con la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en cuanto al diseño universal y el acceso a las TIC y los sistemas electrónicos».

Por su parte, el informático Lisbán Torres, presidente de dicha Comisión, apreció las alianzas con entidades como la Empresa de Servicios de Información del Transporte (Sitrans), gestora de la aplicación Viajando para la venta de boletos hacia los distintos destinos del país, a través de teléfonos móviles.

«La primera versión de la aplicación presentó fallas de acceso para personas ciegas. Ahora, antes de liberar cualquier actualización, los desarrolladores nos envían la solución y damos el ok cuando comprobamos su funcionamiento», explicó Torres a IPS.

El especialista indicó que igual procedimiento ocurre con Transfermovil, de la estatal y única Empresa de Telecomunicaciones de Cuba SA (Etecsa), que facilita el pago a distancia de facturas de agua, gas y electricidad; impuestos, así como el envío de transferencias monetarias, entre otras prestaciones.

Queda pendiente la salida de una nueva versión inclusiva de TuEnvío, plataforma para el comercio electrónico, puntualizó Torres.

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El ingeniero informático Lisbán Torres hace una demostración del funcionamiento de una aplicación móvil para la identificación de billetes, en la sede de la Asociación Nacional de Ciegos, en La Habana © Jorge Luis Baños / IPS

Fortalezas para ampliar la inclusión

Desde 2017, el gobierno aprobó la Política Integral para el Perfeccionamiento de la Informatización de la Sociedad en Cuba.

Además de aspirar a un aumento del papel de las herramientas del gobierno digital, la política tiene como otro de sus ejes incentivar el comercio electrónico y los servicios bancarios inclusivos.

Asimismo el Plan de desarrollo económico social de Cuba hasta 2030, conectado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, establece entre sus prioridades el acceso universal y el uso productivo de las TIC.

Expertos aseguran que Cuba dispone de fortalezas para un uso intensivo y creativo de las TIC, pues dispone de una tasa de alfabetización superior a 99,7 por ciento, un sistema de educación universal y gratuito, y programas para el aprendizaje de herramientas informáticas en todos los niveles de enseñanza.

La isla cuenta con 357 escuelas donde alrededor de 35.000 niñas, niños y adolescentes con necesidades educativas especiales acceden a la informática, así como a interruptores especiales, scanner, pantallas de toque, programa con síntesis de voz, impresoras Braille, entre otros equipamientos que viabilizan la comunicación.

Calas precisó que trece aulas tiflotécnicas, a la cual se suma otra en el Centro Cultural Recreativo de la Anci, en La Habana, están dirigidas «a la capacitación en el manejo de herramientas de computación, aplicaciones y que las personas con discapacidad visual y baja visión puedan acceder en igualdad de condiciones a las TIC».

Mencionó además los laboratorios de informática en las universidades y escuelas de la isla donde estudiantes ciegos allí matriculados acceden a estas tecnologías.

Algo similar ocurre en los Joven Club de Computación, una red de centros tecnológicos distribuidos en las quince provincias cubanas donde se ofrecen cursos de capacitación para distintos grupos sociales.

El presidente de la Anci señaló que la modalidad de teletrabajo también fue una opción para personas ciegas durante la pandemia de la COVID-19, porque con el adiestramiento tecnológico «buscamos que las personas con discapacidad visual sean competentes donde quiera que estén».

De igual forma, Torres abogó por respetar los principios del llamado Diseño Universal, que pautan cómo esbozar productos y entornos para todas las personas, en la mayor medida posible, y sin la necesidad de adaptación o un diseño especializado.

El joven informático valoró que la inclusión de un representante de la Anci en la Comisión nacional de desarrollo de la televisión digital en Cuba favoreció la incorporación de un lector de voz en uno de los modelos de receptores digitales que aquí se usan, lo cual garantiza una manipulación autónoma a invidentes.

No obstante, la crisis económica que enfrenta la isla ralentiza la producción y venta de los equipos receptores, presentes en apenas la mitad de los hogares de una nación donde la cobertura de la señal digital terrestre llega a más de 76 por ciento de su territorio, y a 45,7 por ciento en el caso de la señal de alta definición, según datos oficiales.

Brechas

De ser una de las naciones con más baja penetración de internet, desde 2015 Cuba experimenta una gradual expansión de su uso, y a fines de 2018 el acceso se aceleró con el servicio de datos móviles.

En la actualidad siete millones de cubanos -64 por ciento de la población- acceden a la red de redes por diferentes vías; 4,2 millones de ellos a través de datos móviles.

La estadística de la isla no difiere mucho de la del promedio de América Latina y el Caribe, considerada la región con la mayor desigualdad tecnológica del mundo, y donde solo 68 por ciento de sus más de 650 millones de habitantes acceden a internet, según un informe publicado en noviembre por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Microsoft.

Si bien existen más de 1500 áreas colectivas para la conexión mediante wifi y más de 650 salas de navegación, en esta isla caribeña apenas están conectados unos 225.000 de sus 3,8 millones de hogares, muestran datos de Etecsa.

Aunque el servicio de internet tiende a abaratar sus tarifas, y desde 2020 se amplía la cobertura con tecnología de cuarta generación de telefonía celular (4G LTE), el servicio se concentra mayormente en los centros urbanos de los 168 municipios del país.

Subsisten demandas ciudadanas insatisfechas con respecto al acceso a mayores velocidades de conexión y tarifas más asequibles que permitan a no pocas familias adquirir un terminal inteligente y paquetes de datos para permanecer conectados la mayor parte del tiempo.

Los datos disponibles no permiten un acercamiento específico al acceso y el uso de las TIC por parte de las personas con discapacidad en Cuba, pero es probable que el comportamiento asemeje la tendencia que presentan los números de la población general.

Informes de organismos internacionales insisten en que el acceso y uso de Internet, en particular de banda ancha, resulta clave para el desarrollo de las sociedades y economías modernas, y mejora las oportunidades hacia los servicios de educación, salud o del mercado laboral, entre otras.

Calas coincidió en que vivir en un país del Sur global supone barreras para personas con discapacidad visual, pues pese al apoyo de «la cooperación internacional y la participación de diferentes instituciones estatales, no siempre tenemos la posibilidad de adquirir tecnologías muy caras».

Mencionó además que el embargo económico y financiero que el gobierno de Estados Unidos impone a Cuba desde 1962, «impide el acceso a herramientas o tecnologías como la plataforma Zoom, para teleconferencias e intercambio de experiencias» con organizaciones afines.

En 2020, un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ, en alemán) abogó por que las transformaciones de la revolución digital sean herramientas que permitan avanzar de forma más rápida y eficiente en el desarrollo social inclusivo y no se conviertan en elementos que amplíen las brechas existentes.

Asimismo, el estudio «Hacia una economía digital inclusiva para las personas con discapacidad», presentado en febrero de 2021 por la española Fundación ONCE y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) identificaron como principales palancas para garantizar un mercado laboral digital inclusivo el asegurar la accesibilidad, promover las competencias digitales y fomentar el empleo digital.

 

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