Insomnio y ansiedad, cuando dormir resulta complicado

En muchas ocasiones y cada vez son más frecuentes, muchas personas refieren un permanente estado de insomnio que les lleva a no dormir más de tres o cuatro horas seguidas. En determinados estados en donde existe dolor crónico, están presentes, no nos olvidemos nunca, otras funciones biológicamente importantes llamadas comorbilidades.

Una de las más habituales es el sueño, o mejor dicho, la pérdida de este, dado que se se ha demostrado cierta concordancia entre el estado anímico y la nocicepción; siendo los dos estados de ánimo más relevantes en relación a la ansiedad, la depresión y tristeza o el dolor crónico de muchas personas a partir de los 50 años de edad.

charlot-las-seis-600x476 Insomnio y ansiedad, cuando dormir resulta complicado
Sunnyside – 1919 – Dulces sueños Charles Chaplin

El dolor manifestado como una experiencia sensorial y emocional displacentera se asocia a un daño tisular o potencial, y este se manifiesta de igual forma, con factores no solo fisiológicos sino psíquicos muy acusados. De la misma manera, los estados ansiosos o de incertidumbre, nos pueden llevar a tener o acusar dolores que podemos identificar como migrañas; pequeños momentos de inquietud pasajera; cansancio o fatiga y un sueño irregular.

La íntima relación entre los estados de ansiedad y dolor y las alteraciones del sueño nos hacen justificar que llegada la noche nos es complicado mantener un sueño regular y sobre todo, tener la sensación de haber descansado. Cuando esta circunstancia permanece, tenemos que identificar ese insomnio como un trastorno de sueño que ya no es común y por ello, debemos comentárselo a nuestro médico de cabecera.

Muchas veces, lejos de cronificarse, si quitamos la causa que nos produce esa inquietud, lograremos restablecer el sueño de una forma normal sin acusar ni ansiedad ni dolor.  En otros grados, si justificamos el insomnio como parte del diagnóstico del dolor crónico, comprenderemos que aparece entre el 50 y el 90 % de los casos y provoca un importante impacto en la calidad de vida de la persona dado que incrementa el riesgo de padecer depresión; cambios de humor; irritabilidad y un estado que ni el propio paciente identifica la mayor parte de las veces.

Se conoce actualmente que los trastornos del sueño toman mayor relevancia en aquellos pacientes que padecen determinadas enfermedades crónicas concomitantes tales como, hipertensión arterial, enfermedad coronaria, asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedad por reflujo gastroesofágico, apnea del sueño y fibromialgia.

Por otro lado, la edad es otro factor influyente; mientras en el adulto joven el sueño tiene un 95% de eficiencia (solo se encuentra despierto el 5% del tiempo total en cama), cerca del 50% de los adultos mayores sanos tiene alteraciones del sueño, y se ha encontrado un incremento en el tiempo de inicio del sueño en pacientes, dado que disminuye la eficiencia, presentan más despertares y se despiertan más temprano. Es conveniente saber que los fármacos administrados pueden afectar el sueño y la vigilia, así como los antiinflamatorios no esteroideos que disminuyen la eficiencia del sueño e incrementan el número de despertares al disminuir la síntesis de prostaglandinas.

De igual forma debe saber que los corticoides producen una disminución del sueño de ondas lentas y de los movimientos oculares rápidos. Los antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina interfieren a su vez en la desregulación del ciclo vigilia-sueño y, finalmente, los opioides y otros fármacos empleados como adyuvantes en el tratamiento del dolor, tienen un severo impacto sobre el sistema nervioso.

Hay distintos estudios que relacionan la pérdida de la calidad del sueño con diversas variables; algunos consideran que la intensidad del dolor es un factor decisivo y otros que consideran que el tiempo de evolución presenta una correlación negativa en el impacto sobre el sueño, adaptándose este ante la cronicidad del dolor.

Otros estudios lo relacionan directamente con la presencia de depresión y una una mayor prevalencia en los trastornos del sueño en mujeres. Para algunos autores, este tipo de insomnio depende del tipo de dolor, siendo el dolor mixto y el neuropático los que mayor incidencia provocan. Hay otros trabajos que ponen el acento en la temporalidad del dolor y consideran que los pacientes con dolor crónico tienen mayor riesgo de padecer insomnio, mientras que los pacientes con dolor agudo suelen presentar baja calidad del sueño.

En conclusión se relacionan los trastornos del sueño a una mayor prevalencia de depresión, por lo que, por ende, al mejorar la calidad del sueño es factible suponer que también disminuya la incidencia de depresión y con ello, la calidad de vida del paciente que presenta este cuadro incómodo.

En cualquier caso, si el dolor, el insomnio o la vida en general se ha visto alterada por un cuadro ansioso, pregúntese qué puede hacer para cambiarlo y si no es capaz, consúltele a un médico para que le ayude. Revertir algunas situaciones, en ocasiones, puede resultar muy fácil.

 

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

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