Seis meses de esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos lograron, finalmente, reiniciar las conversaciones entre israelíes y palestinos, aunque persiste el pesimismo sobre los resultados que puedan tener, informa Mitchell Plitnick (IPS) desde Washington.
El lunes 29, negociadores de ambas partes se reunieron en Washington por primera vez desde que se interrumpieron las negociaciones hace tres años, cuando Israel se negó a cumplir con la reclamación palestina de suspender la construcción en asentamientos judíos, que el derecho internacional considera ilegales.
Esta última ronda de conversaciones se concretó cuando Israel accedió a entregar a 104 prisioneros palestinos que llevan décadas en cárceles israelíes. Se prevé que un primer grupo recupere la libertad la semana próxima, mientras que otras liberaciones tendrán lugar periódicamente, dependiendo del avance de las negociaciones.
«Las conversaciones servirán como oportunidad para desarrollar un plan de trabajo que establezca cómo pueden proceder las partes en relación a las negociaciones en los próximos meses», señaló un comunicado del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos.
Se aguarda que las negociaciones duren alrededor de nueve meses, tras los cuales Washington espera lograr un acuerdo entre israelíes y palestinos sobre asuntos como las fronteras, las colonias, Jerusalén, los refugiados y otros puntos igualmente polémicos.
Para administrar el proceso, Estados Unidos designó a su exembajador en Israel Martin Indyk como principal negociador. Aunque, según las primeras señales, Indyk es una opción aceptable tanto para el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu como para el presidente palestino Mahmoud Abbas, su nombramiento también genera controversia.
Los políticos israelíes de línea dura consideran a Indyk demasiado suave con los palestinos.
Cuando, hace una semana, se filtró por primera vez su nombre para ocupar el cargo, el viceministro de Defensa de Israel, Danny Danon, quien se opone a la paz con los palestinos, escribió una carta a Netanyahu en contra de la designación de Indyk y pidiéndole que exigiera «al gobierno estadounidense un mediador honesto para estas negociaciones».
Danon basa su oposición en que Indyk es partidario del New Israel Fund, una organización judía moderada, liberal e internacional. Ese grupo fue víctima de una campaña difamatoria que incluyó acusaciones sin fundamento de financiar programas «antisionistas» en Israel.
Fuerzas propalestinas también cuestionaron el nombramiento de Indyk, argumentando que sus antecedentes en el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (conocido como Aipac, por sus siglas en inglés) y sus años como director principal del Instituto de Washington para las Políticas del Cercano Oriente (Winep), respaldado por esa entidad, muestran una fuerte tendencia a favor de Israel.
Finalmente, muchos otros observadores cuestionan la sabiduría de designar a una figura que fue tan crucial en negociaciones fallidas del pasado, particularmente en los años 90, e incluida la desastrosa cumbre de Camp David II, en 2000, que precedió al inicio de la segunda Intifada (revuelta palestina).
Mientras el secretario de estado, John Kerry, mantiene el marco de las negociaciones en absoluto secreto, el nombramiento de Indyk es una de las pocas señales de qué dirección podrían tomar, y por lo tanto de cuál podría ser el principal punto de análisis.
Grupos que apoyan firmemente la continuación del proceso de Oslo (estipulado por los acuerdos de 1993) y un impulso fuerte e inmediato a una solución de dos estados han salido a dar su apoyo a Indyk.
«El embajador Indyk es un diplomático experimentado y un analista brillante. Tiene las habilidades, la profundidad de conocimiento y la fuerza de personalidad para servir al secretario Kerry como un enviado excelente», dijo Debra DeLee, presidenta de Americans for Peace Now (estadounidenses por la paz ahora).
«Él conoce los temas, conoce a los líderes y a los negociadores, y tiene probados antecedentes de compromiso con la paz y con un Israel progresista que esté a la altura de la visión de sus padres fundadores de un estado que sea tanto judío como democrático», agregó.
Con DeLee coincidió Jeremy Ben-Ami, presidente del grupo de presión J Street, que es «pro-Israel, pro-paz».
«Las negociaciones que hay por delante prometen ser duras y requerirán una diplomacia y un liderazgo estadounidense activo, determinado y creativo si quieren tener éxito. El embajador Indyk puede aportar todos estos atributos. John Kerry, no podría haber elegido un enviado más calificado», señaló.
Pero Stephen Walt, profesor de Asuntos Internacionales en la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard, tiene dudas sobre el rol de Indyk: «Hay motivos obvios para estar preocupados por la designación de Indyk», dijo Walt a IPS. «Tiene una ferviente devoción hacia Israel, y empezó su carrera en Estados Unidos trabajando para Aipac, la organización más destacada del lobby israelí».
«Fue parte del equipo de diplomáticos estadounidenses que echaron a perder el proceso de paz de Oslo durante el gobierno de (Bill) Clinton (1993-2001). También fue un manifiesto partidario de la invasión a Iraq, lo que plantea serias dudas sobre su juicio o conocimiento estratégico de la región. No hay motivos para que los palestinos lo vean como un verdadero ‘mediador honesto'», agregó.
Aunque hay varios ceños fruncidos por los antecedentes de Indyk en el lobby pro-Israel en Estados Unidos, pocos dudan que actualmente está mucho menos conectado a él que su predecesor como interlocutor principal con israelíes y palestinos, Dennis Ross.
Ross, quien desempeñó un rol crucial en la diplomacia de Estados Unidos para Medio Oriente tanto en el gobierno de Clinton como en el de Barack Obama, actualmente es consejero en Winep.
Walt reconoce la posibilidad de que ahora la posición de Indyk pueda ser diferente de la última vez que se comprometió directamente con el proceso de paz entre israelíes y palestinos: «Los puntos de vista de Indyk parecen haber evolucionado con el tiempo», dijo Walt.
«Él puede entender que esta es la última oportunidad de hacer una contribución genuina a la paz entre israelíes y palestinos. También es la última para una genuina solución de dos estados, que sigue siendo la mejor de varias alternativas», añadió.
«Estadounidenses, israelíes y palestinos deberían esperar que él nos sorprenda, y que el viejo Indyk se comporte de modos al que Indyk más joven se habría opuesto vigorosamente», concluyó.