Querida colega,
Tengo que decirte por si no lo sabes, que contigo comenzó a verse de otra forma el fotoperiodismo en esta España nuestra. El entonces llamado fotero pasó a incluirte entre sus filas, filas llenas de machismo en donde no cabía la mirada de una mujer; objetivos para caballeros e imágenes repletas de varones en este pobre oficio, tristemente poco reconocido.
Fuiste la primera en mirar desde tu ángulo predilecto la vida que transcurría en aquella España de charanga y pandereta; esa que relataste con la cordura necesaria hasta que irrumpiera el modelo del papparazzo que golpeaba al compañero y no dejaba espacio a los demás. Luchadora con un talento de los que dejan inerme a aquellos que no saben mirar; porque como bien sabes querida, esto no se aprende, se lleva aprenhendido porque alcanzas a ver lo que algunos ni siquiera han percibido. Biarnés, tú fuiste capaz de captar lo que sucedió en ese mundo de entonces que hoy nos suena a película en blanco y negro.
Esa raza con la que naciste hizo que tu vocación para contar historias en imágenes dejara retratos del mismísimo Polanski, la mirada profunda de la Jurado, la garra de la Flores, la gracia de Jack Lemmon o la rebeldía de Serrat. Lo tuyo no se quedó ahí porque con tu ojo supiste encontrar el ángulo necesario para que Salvador Dalí, Orson Welles, Paul, John, George y Ringo, o que la querida Audrey Hepburn posaran para ti. Este oficio que te permitió cubrir también el escaso deporte que acontecía y la vida social de esa España que ya nadie reconoce porque era en blanco y negro y con tu Nikon FE pudiste medir la luz y la obturación concreta y el diafragma absoluto para que diera las imágenes que nos dejas en la historia del periodismo español femenino.
Así fue tu vida enraizada en la belleza de tus fotos y con la poca fortuna de estar vapuleada por los colegas de aquella época que poco te dejaban mirar y te mandaban en el campo a fregar platos. No se te ha hecho justicia como tampoco a otras compañeras que desaparecieron sin dejar huella porque lo vuestro en aquellos días no fue una fácil empresa. Algunas que ya no están como tú, siguieron tus pasos porque indefectiblemente fuiste y serás la primera, la primera fotoperiodista que viera un Emilio Romero capaz y audaz que te rescató de los fogones en donde pretendían haberte metido.
El que da primero da dos veces dice el refrán español. En este oficio, querida, ya sabes que solamente quedan los testimonios y la suerte de haber visto a través de un visor aquello que se cocía en estos lares y tú tuviste la mejor de las suertes. Seguiste la estela de tu padre y dejaste el listón tremendamente alto; no te olvides nunca.
Mientras entiendo que ya no estás para hacer fotos de nuevo, me voy a cantar aquello que decía Paul Simon, no vaya a ser que recopilando tus historias me pierda alguna. Gracias por tanto.
«I´ve got a Nikon camera
I love to take a photograph
So mama don’t take my Kodachrome away»
Sit tibi terra levis, amiga.
Descansa en paz.
Un abrazo muy fuerte para Juana Biarnés y todo mi cariño para una compañera incomparable en esta nuestra profesión. La ultima vez que nos dimos un abrazo fue en Madrid, cuando nos encontramos en una exposición.
Le vuelvo a dar un fuertisimo abrazo con todo mi cariño. Para mi las personas como Juana, nunca mueren.
Tu compañero, Augusto Meneses