Hoy, martes día 9 de abril, en que escribo esta columna, recibimos la noticia, triste noticia, no por esperada menos brutal, de la muerte de uno de los iconos de este siglo XXI. José Luis Sampedro ha muerto tal y como ha vivido, en la discreción que daba su sabiduría.
Me impresiona ver como se nos va un joven de 96 años, es verdad que con una salud muy deteriorada últimamente, cosa lógica por su edad, con una mente crítica que no se doblegaba a nada ni a nadie.
Deberíamos pararnos a pensar cómo algunos mayores, como antiguamente pasaba con los sabios, son germen de nuevas ideas, de rejuvenecer las propuestas sociales. El 15M, movimiento más que controvertido, denostado por algunos por su falta de proyección, pero seguido por muchos, contaba con Sampedro como uno de los ideólogos fundamentales, junto con otro joven recientemente fallecido, Stéphane Hessel, para el que escribió el prólogo del libro “Indignados”.
En un tiempo en que se nos dice constantemente que los jóvenes no respetan a los mayores, estos ejemplos contradicen esa teoría, cuando son respetables se respetan y se siguen.
Decía su viuda Olga Lucas que los últimos días de su vida se los han amargado los viernes negros, es decir, los resúmenes de los Consejos de Ministros. Cada vez que escuchaba un recorte hacía el mismo comentario: “eliminan en un minuto lo que ha costado muchos años conseguir”.
No ha querido homenajes. Ha muerto el día antes que una folklórica famosa, Sara Montiel, y mientras que a la famosa la pasean por Madrid entre las multitudes, este sabio se ha ido sin hacer ruido, en silencio. Seguro que será recordado y a pesar de que no era su deseo, homenajeado como se merece.
Esperemos que sus enseñanzas -era catedrático de economía- sobre todos los temas candentes en nuestra sociedad, nos sirvan para no desfallecer, para alimentar nuestra rebeldía contra la injusticia y de apoyo a los desheredados. Con estas ideas seguro que conseguiríamos una sociedad mejor.
A veces la historia es curiosa. Ha muerto a la vez Margaret Thatcher, que representaba todo lo contrario de lo que defendía Sampedro. Serán cosas del destino, pero estos dos personajes dejan muchos huérfanos. Yo me quedo con los nuestros, con los de un profesor comprometido, brillante, claro y que sabía comunicar como nadie con las generaciones más jóvenes.
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Publicado en el periódico comarcal semanal Canfali Marina Alta, Dénia, 13 de abril de 2013