Acantilado publica dos relatos de Franz Kafka (1883-1924) La condena y El fogonero que datan de la misma época: finales de 1912.
El primero lo escribió en una sola noche de septiembre, algo inusitado en quien tan autocrítico fue con su obra que a punto estuvimos de perderla, si no fuera porque Max Brod (1884-1968) desobedeció a su amigo y no quemó sus manuscritos, según explica en este video[1].
Es también en esa época cuando Kafka redacta La transformación, obra con la que muchos supimos de su autor en una edición de bolsillo de Alianza Editorial y su editor pretende publicar los tres textos en un solo libro bajo el título de Los hijos, por el nexo secreto que los unía: la fijación / obsesión del autor con su padre autoritario.
El relato de La condena tiene tintes freudianos, pero con el complejo de Edipo a la inversa: es el padre el que rechaza y odia al hijo, a propósito de anunciarle éste su compromiso con su prometida, trasunto biográfico del propio escritor.
El fogonero nació como un primer capítulo de la novela El desaparecido y es una historia de mayor enjundia literaria que La condena: Karl Rossmann viaja a Nueva York en busca de fortuna y el fogonero del trasatlántico, llamado a protegerle (a modo de segundo padre), es al cabo protegido por el joven desterrado. Otros personajes se unen a este relato dikensiano, propio de un autor que admiraba al escritor inglés.
El libro, de poco más de cien páginas, acaba de ser publicado por Acantilado en el formato menor de sus manejables y atractivos cuadernos, con una buena traducción e informativo epílogo sobre ambas historias de Luis Fernando Moreno Claros, para quien El fogonero es uno de los relatos más luminosos y entretenidos de Kafka. Totalmente de acuerdo.
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