De Fra Angelico a Fortuny, el Museo Nacional del Prado inaugura una exposición inédita el próximo martes 21 de mayo, con 281 obras que tienen como referente común su pequeño formato. Estamos ante un intenso recorrido por la historia del arte, que pone de relieve la excelencia de sus grandes artistas, desde finales del siglo XIV hasta el XIX.
Gracias al especial montaje realizado, el espectador no solo podrá disfrutar de cada obra en la intimidad; también tendrá la oportunidad de admirar cuadros que rara vez se han mostrado en sus salas. Gracias a una notable campaña de restauración se podrá apreciar la belleza que encierra cada obra, su originalidad y rareza concentradas en su pequeño formato a lo largo de diecisiete espacios. En la exposición se analizan los orígenes de la pintura en casi miniatura y se resume la colección del Prado más íntimo.
Todos los géneros: devoción, mitología, retratos, naturaleza, reflexión sobre el ser humano, el poder y la vida cotidiana se muestran en diversos soportes y técnicas: cristal, mármol, tabla, lienzo, pizarra, cobre y hojalata, reflejan la riqueza y variedad de la colección del Museo.
La escultura de Atenea Parthenos, copia romana reducida del original de Fidias para el Partenón ateniense, recibe al espectador como diosa de la Sabiduría y de las Artes. A continuación el Prado invita a mirar las pinturas a través de recursos expositivos diferentes a los habituales, como ventanas y cámaras oscuras. Las obras están a la altura de los ojos, permitiendo al espectador una visión “privada” y en detalle de este Prado exquisito y concentrado por primera vez en su historia. Unas setenta de estas bellezas encerradas, han sido restauradas para la exposición. Unas cincuenta no se habían visto en los últimos años, con lo que la muestra cobra un protagonismo añadido.
En poco más de un año y con la colaboración de la Fundación Iberdrola como miembro protector del programa de restauraciones, el Museo del Prado ha realizado un extraordinario esfuerzo en limpiar y restaurar más de setenta de las obras que se muestran en la exposición. La restauración de cada una de estas obras, eliminando los barnices oxidados y restableciendo la perfecta armonía de las relaciones tonales (los colores envejecen de manera diferente: los tierra se oscurecen y los blancos se mantienen), permite observar con detenimiento la precisión de las pinceladas y, con ello, la lectura original de cada pieza. Por lo tanto, este trabajo de restauración supone un complemento adicional a esta exposición para sacar el máximo partido a la apreciación de la imaginación, el dominio de la técnica y la capacidad de innovación de cada autor en obras destinadas a la intimidad.
Otra novedad de esta exposición es que un microsite en la web del Museo, presentará un recorrido a través de sus salas con textos incluidos y un video en el que la comisaria, Manuela Mena, analiza pormenorizadamente la muestra. Una serie de veinticuatro videos de cinco minutos de duración, donde los conservadores, restauradores e investigadores del Museo, así como personajes relacionados con el arte y la cultura –Juliet Wilson, Manuel Borja-Villel, Cristina Iglesias y Félix de Azúa, entre otros- presentarán una obra de la muestra y analizarán su relación personal con la misma. Además, un interactivo ofrecerá el conjunto total de las obras de la muestra con la posibilidad de ordenarlas y visualizar cada una a través de diferentes criterios según su cronología, temática o tipología.
Ficha de la Exposición:
- Museo Nacional del Prado.
- Edificio Jerónimos, salas A y B
- 21 de mayo a 10 de noviembre de 2013.
- Comisaria: Manuela Mena, Jefa de Conservación del siglo XVIII y Goya.
- Patrocina: Fundación BBVA
- Colabora en restauración: Fundación Iberdrola.
Buena información acerca de una -según parece por lo escrito y comentado en el artículo- atrayente exposición en el famoso Museo del Prado. A miles de kilómetros de esa muestra, ¡qué ganas de poder asistir!
No entiendo el concepto de intimidad que se menciona al respecto. ¿Es por lo desconocido de las obras? o es por su carácter original de destino privado e íntimo, donde podrían caber pinturas destinadas a lo más escondido del hogar y al disfrute francamente erótico de los desnudos por ejemplo, aquello que los ciudadanos de otros tiempos realizaban en contemplaciones reservadas.