La boca del pez

Esteban, compañero del metal como le gusta presentarse, antifranquista republicano cercano a los 70 años que aún tiene una vigorosa voluntad, sueña y lucha por un nuevo sistema político en la medida de sus posibilidades. Tiene esperanza, al contrario que Voltaire cuando dijo en 1764 “todo cuanto contemplo arroja las semillas de una revolución que sobrevendrá indefectiblemente, y de la que no tendré el placer de ser testigo”.

El cree posible que cambie esto como en la Francia de 1793, con la vuelta de la tricolor y el himno de Riego, y que el nuevo gobierno se convierta en la guillotina que cercene las cabezas de la casta política, muchos de ellos cachorros de los responsables del genocidio español desde 1936 a 1975, con tiros a la espalda, fosas comunes y fusilamientos masivos. Limitando a los futuros su encasillamiento, con un tiempo máximo en el Parlamento, evitando crear otra casta parlamentaria.

Las semillas son idénticas, las dificultades económicas está favoreciendo a los banqueros, financieros y grandes empresas, que a su vez proporcionan recursos y empréstitos a un alto interés al Estado, con el mismo dinero que les ha entregado el gobierno. Los productos de primera necesidad no paran de subir mientras los salarios bajan entre un 30 y un 50%, el hambre ya está apareciendo en muchos hogares. Mientras tanto la casta política se entrega al tráfico de influencias, malversación de fondos públicos o el nepotismo, protegido por el gobierno. E igual que en 1793 donde las clase aristocrática no pagaban impuestos acorde con sus ingresos por considerarlo propio de las clases inferiores, es decir, del tercer estado exclusivamente. Por ello han renovado a la cúpula de Hacienda, nombran jueces que militan en su partido, fiscales que ofician de abogados defensores en lugar de acusadores, sobre todo en los órganos superiores, donde llegarán los recursos de los que únicamente puedan y los corruptos políticos. Protegen a las fuerzas represoras como los mossos del caso Raval, reintegrados en sus puestos nuevamente, o a los antidisturbios un cuerpo policial al margen del resto, con un coeficiente de inteligencia cercano al cero, sin conciencia y casi todos ellos, si les dejaran, pondrían en su casco “nasio pa aporrea”. Dictan una ley donde hasta los vigilantes jurados te pueden detener, dentro de nada pueden ampliarlo a la Policía Militar, igual que antaño, temor al uniforme y debemos de tener cuidado hasta en soltar una flatulencia cerca de un uniformado, puede que te detenga por intentar gasearle.

Desde finales del 2011 este gobierno ha coartado los derechos sociales, dos años después, con la nueva ley coartan las libertades políticas aboliendo la Declaración de los Derechos del Hombre y de los Ciudadanos, que desde el 26 de agosto de 1789, expone los fundamentos de la nueva sociedad, respetado en el mundo democrático, al saltarse su artículo 2 donde señala: “ningún individuo puede ejercer una autoridad que no emane expresamente de la nación”, como también quiere ignorar la Declaración jurídica que reconoce a cada hombre unos derechos fundamentales: la libertad, la propiedad y la resistencia a la opresión”.

Ya queda lejos sus pasos por la cárcel, el cambiar de domicilio días antes del 1 de mayo, detenido en un Polígono Industrial de Madrid por la 113 Comandancia de la Guardia Civil, “interrogado muy sutilmente” en la calle Guzmán el Bueno, durmiendo sobre un somier y esposado a su cabecera durante varios días; con un tratamiento especial en los talleres o garajes del callejón pegado a la Comandancia, donde le hicieron «la bañera», o sujetarle los pies en una mesa con su torso sin apoyo. Finalmente condenado y amnistiado como tantos otros, en la actualidad miembro de La Comuna, artífice de la querella argentina contra los torturadores y los crímenes del franquismo.

Con las medidas tomada por el gobierno actual le viene a la memoria años después de salir de prisión, en la supuesta democracia estrenada, donde de vez en cuando había un Seat 1430 verde en las cercanías de su casa durante unos días, desaparecían y al cabo del tiempo volvían, así durante años, hizo el comentario oportuno a la persona idónea como anécdota, y ya no volvieron, o cambiaron de coche, pero sentía que le vigilaban.

En 1995 salió de Madrid y se instaló en el pueblo de su mujer, un lugar de la Mancha que no quiere que revele, a escasos 20 Km. de una cárcel. Pero hará unos 15 años estando en un bar cercano a un comercio, un personaje se dirigió a él y le suelta, ¿hombre que tal? ¿cómo por aquí?, le contestó que vivía allí y le hizo la misma pregunta, él respondió que era del pueblo y venía al establecimiento al lado del bar propiedad de su familia, empezó a decirle que le conocía de la época clandestina, que vivía cerca de Coslada, poco a poco Esteban fue tirando del sedal, y soltó que estuvo trabajando en una fábrica de vidrios, donde detuvieron a un trabajador por actividades sindicales, él mismo miembro de una cédula clandestina con armamento que cayó y tuvo que huir. Esteban casualmente coincidió con varios de ellos en Carabanchel, que tras la huida se alistó a la Legión y funcionario desde 1975 con vivienda incluida por un alquiler mensual mínimo que aún disfruta jubilado. Pero no queda ahí, cuando alguien llega al pueblo sabe su vida, psicólogos de la cárcel cercana que se instalaron por un tiempo en el pueblo, algunos funcionarios o funcionarias de la propia prisión, la ideología de muchos del pueblo, y somos cerca de 3000 personas, incluso que ha comprado unos terrenos y un monte propiedad de una señora que residía en el extranjero, haciéndolo a través de sus contactos de la Interpol se jactó al decirlo, supone que a alguien más también. Harto ya este personaje, poco a poco fue dándole a entender, lo que era o había sido, un colaborador de la policía, y desde hace un par de años está distante, se ha visto descubierto, haciendo bueno el dicho, “por la boca muere el pez”.

Esta historia puede que se esté repitiendo con muchas otras personas, la democracia de la Transición fue un receso, porque la práctica del espionaje a personas sin ninguna relevancia, sin ser dirigente político en la clandestinidad, continuó, seguíamos en un estado policial más o menos oculto, pero lo han hecho oficial con la nueva Ley de Seguridad Privada.

José Enrique Centén Martín
Nacido en Tánger (Marruecos) en 1952, de abuelos andaluces emigrados a Marruecos en los años de hambruna del XIX. Madrileño de adopción desde 1961. Sólo bachiller elemental, desde los quince años trabajando. Perseguido, encarcelado y amnistiado en 1976, siempre junto a los más desfavorecidos, es lógico. Entré en la Universidad por mayores de 25 años, estudio actualmente 2º de Historia en la UCM, incluso he escrito un ensayo“El Estado participativo”, jubilado parcial desde el 19 de marzo.

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