La digitalización de la vida actual está descentralizando el poder mediático en Brasil, hasta ahora concentrado en pocos conglomerados de las grandes metrópolis, al viabilizar medios independientes diseminados por todo el país, informa Mario Osava (IPS) desde Río de Janeiro.
«Ocurre una descentralización geográfica y temática», resumió Maristela Crispim, fundadora y editora jefa de la agencia Eco Nordeste, especializada en información ambiental con sede en Fortaleza, capital del nororiental estado de Ceará.
La experta puso a IPS como ejemplo el rápido aumento de los entes afiliados a la Asociación de Periodismo Digital (Ajor, en portugués), que ayudó a fundar en 2021.
Ya suman 104 organizaciones periodísticas distribuidas por este extenso país de más de 8,5 millones de kilómetros cuadrados y dedicadas a los más variados temas, como ambiente, género, indígenas, antirracismo, desinformación, cultura y economía.
«Aún buscamos una diversificación regional, ya que 71 organizaciones asociadas son de la región del Sudeste», reconoció Crispim. Se trata de la región la más rica y poblada de Brasil, donde se ubican São Paulo y Río de Janeiro, las dos mayores capitales de estado, con 12,4 y 6,8 millones de habitantes, respectivamente.
La región del Nordeste, con dieciséis medios nativos digitales, ocupa el segundo lugar y solo hay uno en el Norte amazónico, el portal y radio web Obidense, de Óbidos, una ciudad de 50.000 habitantes en la Amazonia Oriental.
Es evidente que Ajor está lejos de reflejar la cantidad de sitios web, blogs, newsletters, radios y televisoras locales que se integran el periodismo en Brasil. Pero más que ha duplicado sus miembros, porque en su fundación contó con solo treinta organizaciones informativas.
El Atlas de la Noticia, un proyecto del no gubernamental Instituto para el Desarrollo del Periodismo, registró 13.734 medios periodísticos de todos los tipos en Brasil en su edición de febrero de 2022, con datos de 2021 y un aumento de 4,7 por ciento sobre el año anterior.
Digital por impreso
«El periodismo digital se expande en la medida que el impreso se reduce. Solo en el Nordeste tres diarios desaparecieron desde 2021» observó Crispim por teléfono desde Fortaleza. La pérdida de sus fuentes de financiación, especialmente la publicidad, inviabilizó la publicación impresa.
Ese proceso empezó antes. En 2010 uno de los dos grandes diarios de Río de Janeiro, el Jornal do Brasil, pasó a digital. Reanudó su versión impresa en 2018, pero ese intento duró solo un año.
La digitalización, sin el cierre de la edición impresa, es una tendencia acelerada entre los grandes medios brasileños. La tirada diaria de los quince mayores cotidianos cayó a 394.130 ejemplares como promedio en 2022, o sea 59 por ciento menos que los 963.632 de 2017, según el Instituto Verificador de Comunicación.
Los diarios de mayor tirada, el carioca O Globo y Estado de São Paulo, se limitaron a poco más de 60.000 ejemplares diarios como promedio en 2022, cerca de mitad de cinco años antes.
Sus suscripciones de las versiones digitales compensaron las pérdidas del impreso en los últimos años, pero no las sufridas en las tres últimas décadas en que se popularizó la comunicación digital, reduciendo los ingresos en publicidad de los medios tradicionales y diluyendo su influencia política.
Por democracia
Además, el periodismo digital es más que la sustitución de los medios. Su expansión refleja un movimiento por democracia y diversidad, por cubrir un déficit de información de calidad que la concentración mediática no permitía superar.
Por eso ganó fuerza durante el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022), «una pesadilla de cuatro años, de retrocesos y amenaza a la democracia», evaluó Crispim, periodista con maestría en Desarrollo y Medio Ambiente.
La Ajor germinó en los festivales 3i, que proponen un «periodismo inspirador, innovador e independiente». Sus cinco encuentros celebrados desde 2017, dos nacionales y dos regionales, juntaron 1300 periodistas y estudiantes, con una audiencia virtual de 140.000 personas.
De las 104 organizaciones que la componen actualmente, 41 no tienen fines de lucro y 50 son encabezadas por mujeres. Raza, género y periferias urbanas son el tema central de casi la mitad, 43 por ciento.
El movimiento busca «la seguridad financiera, digital y jurídica» de sus asociadas. La financiera es el gran desafío «porque resuelve las demás», pero también preocupan las acciones judiciales con que agentes del poder político o económico buscan acallar críticas de los periodistas, especialmente los independientes, señaló Crispim.
Las conexiones precarias o inexistentes a Internet son otro escollo en áreas pobres o aisladas.
Desiertos de noticias
El Atlas de la Noticia identificó 2968 municipios brasileños, donde viven 29,3 millones de personas, como «desiertos de noticias», al no disponer de informaciones locales con tratamiento periodístico en 2021. En Brasil hay 5570 municipios con un total de 208 millones de habitantes, según cifras preliminares del censo de 2022.
La digitalización es un arma contra esos desiertos, que se redujeron 9,5 por ciento en relación al año anterior.
Permite también la diversificación de los temas y actores. La Semana Nacional de Periodismo, un simposio de diez mesas redondas promovido por la Asociación Brasileña de Prensa (ABI) en Rio de Janeiro del 27 al 31 de marzo, demostró ese proceso.
Anapuaka Tupinambá impulsa lo que denomina «etnomedia indígena» en cursos, encuentros y su trabajo en la radio Yandé, que fundó en 2013 en Río de Janeiro. Fue uno de los ponentes en los debates de la ABI, en una mesa sobre «diversidad, equidad e igualdad en los medios de comunicación» el 28 de marzo.
«La radio es el medio más adecuado a los pueblos indígenas, por su cultura oral», destacó a IPS, después de su charla. Además «solo creen en relatos personales, en la primera persona», no tanto en la «objetividad» impersonal del periodismo convencional, acotó, para explicar su concepto de «etnomedia».
No se trata de periodismo alternativo, sino de «autorrepresentación» que solo puede expresar uno que sea culturalmente indígena, sostuvo Anapuaka, quien ya trabajó como locutor, diagramador de un pequeño diario dirigido a las minorías sexuales y radios tradicionales.
Graduado en Gestión y Mercadeo, estudia ahora periodismo para «presentarle un certificado» que sea reconocido por el padre, un activista de los derechos indígenas.
La escasa presencia negra, especialmente de las mujeres negras, en las redacciones fue una de las críticas a los grandes medios de comunicación brasileños, manifestadas por periodistas que participaron en los debates de la ABI.
Iris Agatha fue una de las pocas mujeres negras en penetrar en el universo de los medios. Empezó como periodista en un diario de Río de Janeiro en 1974, luego se dedicó a la comunicación más amplia, en televisión, radio y asesoría en órganos gubernamentales y educativos, hasta volcarse a la investigación académica desde 2011.
«Internet abrió nuevas posibilidades a los medios no convencionales, de los negros y feministas», reconoció. Eso ocurre cuando muchos medios tradicionales amplían la participación negra en sus redacciones, pero reducen el personal empleado ante sus dificultades financieras.
Solo 20,1 por ciento de los periodistas de los grandes medios nacionales eran negros, según un censo sectorial hecho en 2021 por la Federación Nacional de Periodistas. En la población brasileña total los negros suman 56,2 por ciento.
ED: EG
Visite esta noticia en