Antonio Santamaría es uno de los más veteranos colaboradores de la revista El Viejo Topo, autor en su día de un libro titulado Foro Babel. El nacionalismo y las lenguas de Cataluña, en referencia a la primera disidencia desde la izquierda a la política lingüística y al modelo de país propiciado durante la larga gobernación de Jordi Pujol al frente de la Generalitat.
Antonio Santamaría ha escrito, además, Los nacionalismos: de los orígenes a la globalización, Pi y Margall. Federalismo y República, Convergència Democràtica de Catalunya: de los orígenes al giro soberanista, y también un libro sobre un asunto de corrupción urbanística que investigó como periodista y que le costó su puesto laboral en el Diari de Sabadell, en el que trabajaba desde 1995: El final de la era Bustos [alcalde de Sabadell por el PSUC]. Sabadell, más allá del caso Mercurio.
El Viejo Topo, publicación en la que Santamaría colabora desde 1998, difunde en el número de octubre una interesante entrevista con este reputado estudioso de los nacionalismos, vituperado en esos círculos, pero incuestionable, discreto y perseverante intelectual, tal como lo califica Miguel Riera en la interviú.
Ahora Santamaría trabaja en un nuevo ensayo acerca de las relaciones entre la izquierda y el nacionalismo en Catalunya desde la Guerra Civil. Sostiene el entrevistado que la represión del franquismo a la lengua y cultura catalanas paralizó las críticas de los partidos de izquierdas al nacionalismo identitario.
Acerca de las causas por las que el catalanismo conservador ha girado hacia el indepedentismo, opina Antonio Santamaría que el giro soberanista «redirigió el malestar social de las clases medias catalano-hablantes, en el contexto de la crisis económica, hacia la causa independentista, deshaciendo la posibilidad de una alianza entre esas clases medias y los trabajadores. La reivindicación de la independencia permite cohesionar a sus bases sociales al menos durante una generación».
Asegura Santamaría que en la sociedad catalana está cristalizando una profunda división, al menos para una generación, y que el actual gobierno socialista tiene un margen de maniobra muy estrecho, pues otro de los efectos perversos del independentismo es el rearme del nacionalismo español, tal como se aprecia en esa llamada de la derecha a colgar las banderas de España en los balcones en el día de hoy. Santamaría concluye la interviú citando a Hegel: si la historia suele desarrollarse por su peor parte, la situación en Catalunya parece darle la razón al filósofo de Stuttgart.
Otros artículos y entrevistas de interés en este número 369 de El Viejo Topo: el que abre la revista, firmado por Domenico Moro: Soberanía, Estado y relaciones entre clases en la época del euro; el de Mark Aguirre sobre Etiopía; la entrevista con Clara Ramas San Miguel a propósito de su libro Fetiche y masificación capitalista. La crítica de la economía política de Marx, y el artículo que firma Higinio Polo sobre La vida errante de Annemarie Schwarzenbach, una mujer muy singular cuya repulsa del nazismo estuvo rodeada en la vida familiad de exaltados partidarios de Hitler. Lo raro es que sobre ella no se haya realizado aún ningún film.