En los tiempos revueltos que vive el mundo árabe, sorprende la preocupación en Occidente por la estabilidad en el Medio Oriente, el equilibrio regional y la seguridad de las rutas del petróleo. En contra, en las zonas atrapadas en las guerras fratricidas y civiles, lo más preocupante es la supervivencia y cómo salvar las poblaciones civiles cazadas entre los fuegos hermanos.
En este contexto, Omán adopta una neutralidad positiva llamando a la reconciliación entre los países árabes y al respeto mutuo. Se aferra a la comunidad de los intereses, la fe compartida y los lazos sanguinos. Apoya las iniciativas de paz en Yemen, se desmarca de las guerras entre el gobierno, milicias y Daish en Siria y Libia, y, prodiga un discurso tolerante reconociendo la liberte de culto.
El enemigo está en casa
No es la aviación israelí ni los misiles aparcados a bordo de los portaaviones americanos en el Golfo los que amenazan las capitales árabes. Son los grupos de mercenarios traídos a la zona por el denominado Estado Islámico de Irak y el Levante (por sus siglas en ingles ISIS, y en árabe Daish). De financiación y apoyo logístico oscuros, siembran el terror y predican una ideología contraria al pensamiento islámico para justificar el genocidio y el exterminio de las minoridades confesionales. Su objetivo prioritario es derrocar a regímenes viejos de muchas décadas, destruir a Estados y borrar las señas de identidad de los pueblos, incluso destruir el patrimonio humano (iglesias medievales, estatuas, escrituras y pictogramas de la primera civilización de los sumerios).
Un rápido vistazo al mapa del mundo árabe es suficiente para hacerse una idea del barbullo y del desorden creados en Libia, Siria, Yemen, Sudan y Somalía por ISIS y Al Qaida. Ni siquiera la vecina Kenya se ha salvado de la quema. Todo se hace en nombre del integrismo islámico que se asocia a la violencia religiosa y tribal sin respeto de las fronteras ni de las regales de convivencia entre seres humanos. En el fondo, se trata de una lectura política del islam que se aleja de sus valores que privilegian la tolerancia, la fraternidad, la reconciliación y la igualdad.
Los rostros inocentes de la guerra civil en siriaRenovar para corregir es el reto actual
Es útil señalar en esta coyuntura una iniciativa del Sultanato de Omán mediante la organización de una conferencia, titulada “Jurisprudencia islámica contemporánea: teorías de reforma religiosa y de la jurisprudencia islámica” (Mascat: 5-8 abril), que se interesó por la necesidad de una reforma del “Fiqh” (jurisprudencia islámica) para adaptar el arsenal jurídico y las prerrogativas de la religión islámica al mundo actual.
Esta importancia se justifica por el estatuto de este país, responsable de la seguridad del Estrecho de Ormuz, limítrofe del Yemen que vive una guerra civil, y estar a caballo entre África e India. La finalidad de la conferencia era aportar respuestas a los desafíos que afronta el mundo árabe y a la frágil estabilidad regional.
En este sentido, las recomendaciones y conclusiones del encuentro consideran imprescindible la colaboración entre los doctores de la ley y juristas para hacer cumplir la Ley a través de la coordinación entre las distintas escuelas jurídicas islámicas, la lucha contra la intolerancia y el fanatismo, y la preservación de la comunidad humana.
Para conseguir una verdadera reforma de la jurisprudencia islámica, el mensaje de los “ulemas” (doctores de la ley) debe insistir en la unidad, la fraternidad, la rectitud, y los demás valores del islam (tolerancia, justicia, bondad, magnanimidad, generosidad). No sería viable la reforma del arsenal jurídico sin la unificación de los conceptos y planteamientos de las escuelas jurídicas islámicas, leemos en las conclusiones.
La experiencia de los pensadores omanis de adaptar la Ley a las nuevas preocupaciones de la sociedad (multicultural y multiconfesional) ha sido citada como ejemplo para conseguir un pensamiento religioso renovado.
En un mundo en plena mutación, es imprescindible revitalizar la jurisprudencia islámica en todos los campos, la participación en el proceso de re-valorización que se adapta a la realidad, al desarrollo humano y a las necesidades del mundo actual. Este ambicioso proyecto no tendría sentido sin el desarrollo de los institutos de investigación, centros de consulta jurídica y estudios sobre la aplicación de la tecnología en las ciencias sociales, la medicina, el derecho y las finanzas.
Toda esta dinámica influye en la renovación de los regímenes jurídicos et en la jurisprudencia islámica para hacer más fácil su aplicación y, sobre todo, abortar las falsas “fatuas” (pronunciamientos) pronunciadas por los integristas y fanáticos.
Los lugares de culto religio son semejantesEn estos tiempos de guerra, sería un milagro reunir en una misma sala pensadores del mundo árabe, Rusia, Uzbekistán, Pakistán o del Sur Este de Asía para debatir de la reforma del pensamiento religioso en el islam. Consideramos que el éxito de la Conferencia de Mascat se justifica por la valentía de denunciar las interpretaciones personales de los valores de tolerancia del islam, la manipulación de la opinión pública musulmana y la difusión de mensajes intoxicados para justificar el asesinato, el exterminio y la violación de los derechos humanos.