Revisar el pasado histórico, sin sacarlo de su contexto, recordar los hechos que marcan hitos en nuestro devenir como continente latinoamericano es parte del ejercicio permanente de la historia. Es también una manera de afirmar los valores de Latinoamérica, con hechos que consolidaron la paz y el bienestar de nuestros pueblos hispanoamericanos.
El 26 de octubre de 1998 se firmó la paz entre Ecuador y Perú, y quien fuera presidente de Ecuador (1998-2000), Jamil Mahuad, propuesto Premio Nobel de la Paz por esa gestión, y actualmente profesor de Harvard, ha recordado con nosotros ese momento histórico.
Conversamos con él, a su paso por Miami, cuando la Cumbre de los Presidentes en el Miami Dade College. Nos dio su testimonio sobre aquellas jornadas que trajeron seguridad y progreso a Ecuador y Sudamérica.
Adriana Bianco: Usted había tenido una carrera política interesante antes de ser elegido presidente; fue diputado, ministro de Trabajo, alcalde de Quito por dos periodos, con gran éxito en su labor y fue electo presidente de Ecuador en 1998. Antes de asumir, la crisis limítrofe entre Ecuador y Perú se agudiza al borde de otra guerra. ¿Cómo reconoce que es el momento decisivo para lograr la paz, después de más de ciento cincuenta años de conflicto?
Jamil Mahuad: Bueno, yo había hecho una maestría en Administración Pública en Kennedy School en Harvard y uno de los cursos que tomé fue el de ‘Negociación avanzada’ con Roger Fischer, considerado el mejor negociador del mundo. Por mi parte, en mi carrera política había sido ministro de Trabajo de Ecuador y uno de mis principales cometidos era negociar con los sindicatos y los dueños de empresas, sobre todo para resolver huelgas. Por lo tanto, estaba entrenado en esos asuntos, tenía experiencia negociando, tenía esta formación de Historia y tenía ideas claras sobre una negociación. Conocía la última Guerra con Perú, en el año 95, luego de ese conflicto, durante tres años se vino negociando la paz. Se avanzó mucho en una serie de temas complementarios: la regulación en la navegación del río Amazonas, medidas de confianzas entre los dos países, proyectos binacionales, todo lo que podíamos construir en la economía, con financiamientos del BID y del Banco Mundial, si es que la paz se firmaba; había acuerdo en todo, excepto, en quién se quedaba con la tierra, que era el real problema.
Efectivamente, durante mi campaña electoral, la situación con Perú se complicó muchísimo. Yo no había participado en ninguna negociación previa porque era alcalde de Quito, aunque tenía conocimiento del tema, pero todo se precipitó. Para darle un ejemplo de la tensión, a todos los presidentes y autoridades que vinieron a mi posesión de presidente, cuando eran entrevistados, la prensa les preguntaba por la inminente Guerra con el Perú. Era un tema de gran preocupación, para gobiernos anteriores y ahora para el mío.
AB: En el momento de su posesión como presidente, las tropas peruanas estaban desplegadas muy cerca de la línea ecuatoriana y cualquier evento podía ser la chispa para encender una guerra.
JM: Efectivamente, la situación era muy tensa y el menor asunto podía desencadenar una Guerra.
Cuatro días antes de la toma de posesión para asumir la Presidencia del Ecuador, el ministro de Defensa designado, general del Ejército José Gallardo Román, me solicitó una reunión de urgencia. Lo cité en la base aérea del aeropuerto de Quito porque estaba para embarcarme con el presidente Alarcón y el canciller Ayala para ir a la toma de posesión del presidente Pastrana, en Bogotá. En esa reunión, me informan dos situaciones alarmantes: una que en la frontera con Perú, las tropas de ambos países estaban tan cerca que cualquier situación podía desatar una nueva guerra; la otra, que la inteligencia ecuatoriana había descubierto planes peruanos para invadir el territorio y declarar la guerra.
Perú estaba preparado, no tenía la crisis económica y social de Ecuador. El Niño había destruido carreteras, escuelas, viviendas, nuestra producción exportable de banana, camarón, había inundaciones, desplazamientos de población, la situación económica era crítica, el precio del petróleo había caído, estábamos endeudados, la inflación era la más alta de América Latina, imagínese Adriana, un conflicto armado, en esas circunstancias, hubiera sido desastroso para el país pero también para la región….
AB: Sin duda, toda la región se podía ver envuelta en esa tragedia. Usted inaugura lo que se llama “Diplomacia Presidencial”, se da cuenta de la situación y toma la decisión de hablar directamente con el presidente del Perú, Alberto Fujimori.
JM: Por una parte, me reuno con mis colaboradores para decirles que la prioridad sería el asunto de la paz con Perú, porque estaba convencido que evitar esa guerra era mi responsabilidad fundamental, y que había que actuar con rapidez y mucho cuidado. Por otra parte, mantuve una reunión, con el Canciller y los que habían trabajado para lograr el Protocolo de Río de Janeiro y me dijeron que ya se había hecho todo; lo que quedaba, como le dije, solo lo podían resolver los presidentes. Por eso pensé que debía hablar con Fujimori, así surgió la “Diplomacia Presidencial”. Al día siguiente, en el Congreso, frente a los mandatarios y autoridades hice un llamado al presidente Fujimori, para que juntos, pensando en el futuro de nuestros pueblos, firmáramos la paz.
AB: El presidente Fujimori entendió bien su mensaje, él había negociado ya con otros presidentes ecuatorianos…pero con usted hubo entendimiento….
JM: Si, los dos comprendimos que debíamos analizar las diferencias para llegar a un acuerdo y los dos presidentes deseábamos la paz. El tema era la delimitación final de la frontera. Ecuador se ha considerado un país amazónico, por lo tanto el río y la Amazonia son parte de su identidad nacional. No era una cuestión solo de tierra, era una cuestión emocional, histórica, de allí que la disputa territorial fuera una de las más antiguas del hemisferio.
En 1941, ambos países tuvieron una Guerra, que terminó en 1942, con la firma del Protocolo de Paz de Río de Janeiro, con los países garantes: Chile, Argentina, Brasil y los Estados Unidos.
En ese proceso se hicieron varias concesiones porque las negociaciones son así, nada se logra inmediatamente y hubo trabajos intensos de parte de los países garantes.
Si los presidentes llegabamos a un acuerdo, la paz se firmaría. Era difícil porque ninguno podía ceder territorio; propuse el parque binacional, buscamos alternativas… Todo tenía que ser ratificado por ambos Congresos, lo cual no era fácil si se perdía territorio. También necesitábamos la conformidad de las Fuerzas Armadas, de los países garantes y teníamos el tiempo en contra. Había que encontrar una fórmula para la paz, pero también tener un buen Ministro de Defensa, ante las circunstancias adversas. Yo había planeado encontrarme con el presidente Fujimori en la posesión del presidente Pastrana en Bogotá pero, él no había ido por situaciones en su propio país..
AB: Entonces… ¿Cuándo se encuentra con Fujimori?
JM: Me llama el presidente Cardoso de Brasil, con quien conservo una grata amistad, y me dice que el presidente Fujimori iría a Brasilia y que irían a la posesión del presidente Cubas, en Asunción del Paraguay, me sugirió que fuera a Paraguay. Y así fue. Me encontré en Paraguay con Fujimori, quien fue cortés y que deseaba una solución pacífica. Me confesó que cuando el ganó la presidencia tenía tres objetivos, conseguir la paz con Ecuador era uno de ellos. Ya había cumplido con los otros dos: eliminar la hiperinflación y acabar con Sendero luminoso.
Nos propusimos una solución y reunirnos cuantas veces fuera necesario hasta llegar a un acuerdo. Y así lo hicimos, tuvimos varias reuniones: en Panamá, Nueva York, Guayaquil, Brasilia, a veces de varias horas, hasta llegar al acuerdo final.
Sabe Adriana, ambos estábamos divorciados y nuestras hijas cumplían la función de primera dama; Keiko y Paula se hicieron amigas, esa amistad, creo, ayudó a un mayor entendimiento.
AB: Sin duda. Después de tantos avatares, qué sintió cuando finalmente se reunieron en Brasilia para firmar la paz.
JM: Fue una emoción muy grande. Era un un salón muy solemne, con el mural de Candido Portinari, estaban los presidentes de los países garantes, el rey de España, autoridades, más de mil personas, ver tanta gente que había puesto lo mejor para lograr esa paz, era emocionante, todos deseaban la paz y el progreso de nuestro continente. Se sentía ese espíritu.
AB: Por esta gestión usted estuvo propuesto al Premio Nobel de la Paz. Me queda una duda, sabemos que Bill Clinton y Estados Unidos, habían apoyado mucho el acuerdo, Clinton también estaba comprometido con la paz de Israel y Palestina. Pero, detrás de esa paz, no había otra intención: el Plan Colombia y la base Manta.
JM: Clinton estaba, sí, muy comprometido con la paz de Ecuador y Perú porque sabía que una guerra era devastadora para la región. La Base Militar Manta fue posterior y no hubo ninguna intervención como dicen, fue algo acordado, se colaboró en conjunto, había un fin común: la lucha contra el narcotráfico.
AB: Usted ha vivido experiencias políticas trascendentes para el Ecuador y Latinoamérica. No piensa escribirlas?
JM: Estoy terminando un libro sobre “la Dolarización”, que fue un hecho que cuando tomé la decisión ayudó a la economía de Ecuador hasta hoy. Y también estoy escribiendo mis memorias, desde mi visión y mi sentimiento. Todas las medidas que tomé durante mi gobierno, aun el Feriado Bancario, fueron pensando lo mejor para mi país, porque todo hubiera sido peor, y eso quiero expresarlo en mis memorias.
Usted me ha hecho recordar el momento histórico de la paz, algo que pude cumplir logrando bienestar y desarrollo para el Ecuador y la región. Al recordarlo aún hoy, me emociono.
el que vende armas y lucra con la vida humana, tiene siempre un final devastador, y renacerá en otra especie que no humana.
Muy buen recuerdo de un hecho que termino bien entre dos pueblos cuasi hermanos. La Argentina, algunos años antes, tuvo una triste historia vendiendo ilegalmente armamento a Ecuador durante el conflicto del Alto Cenepa, episodio que terminó con la voladura de la fábrica de río Tercero para borrar pruebas.
Excelente articulo de Adriana Bianco, como siempre nos tiene acostumbrados!!
Instructivo y con lectura atrapante.